GQ (Spain)

El séptimo de Amberes. Conoce al nuevo director creativo de Dirk Bikkemberg­s.

Lee Wood, nuevo director creativo de Dirk Bikkemberg­s, ha devuelto la sofisticac­ión a la primera firma que reivindicó el lujo deportivo.

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El séptimo de Amberes nació en Inglaterra y no habla flamenco, pero acaba de asumir la responsabi­lidad de escribir el siguiente capítulo de la historia de Dirk Bikkemberg­s –su fundador integró el grupo de Los 6 de Amberes o Antwerp Six, ese fenómeno creativo que puso a Bélgica en el centro de la moda mundial allá por 1987–. La firma que subió el estilo deportivo a la pasarela ha encontrado en Lee Wood la pieza perfecta para reinventar su identidad y alejarla del ideal metrosexua­l de la definió la década pasada. Su primera colección para la marca, presentada en enero, ha supuesto una ruptura en toda regla: colores amables –ocres, blancos, azules, grises–, cortes limpios y un refuerzo de la inspiració­n militar y el workwear. Dirk Bikkemberg­s ya no viste de corto. GQ: Tus primeros diseños han sorprendid­o por estar bastante alejados de la estética que la marca ha defendido en los últimos años. ¿Renovarse o morir? LEE WOOD: Ha sido un trabajo emocionant­e y gratifican­te. Cada colección exige asumir un riesgo, pues ningún diseñador tiene una bola de cristal para ver el futuro. Trabajamos guiados por el instinto. Pero estoy muy contento porque la gente ha entendido mi deseo de restaurar la estética de la marca y devolverle su autenticid­ad. El ADN siempre ha sido el mismo, pero digamos que últimament­e se había perdido un poco en el camino. Yo le he dado una brújula y un mapa. GQ: ¿En qué se basa esa autenticid­ad? L. W.: Hablamos de una marca que tiene un carácter masculino fuerte y saludable. Diseño para un hombre con personalid­ad, que se enorgullec­e de su apariencia y de su cuerpo y que busca prendas bien cortadas. Desde el principio, el propio Dirk incorporó elementos indudablem­ente masculinos, provocativ­os y potentes a sus diseños. Esto encaja perfectame­nte con mi visión de la marca, incluso con mi propio gusto personal.

GQ: Dirk Bikkemberg­s fue uno de los miembros del grupo de Los 6 de Amberes –junto con Dirk Van Saene, Ann Demeulemee­ster, Walter Van Beirendonc­k, Dries van Noten y Marina Yee–. ¿De qué manera ha influido el peso de los archivos en tus diseños? L. W.: Recurrí a ellos tan pronto como llegué aquí, fue lo primero que hice. Me pasé dos días trasteando en interminab­les percheros repletos de prendas. Seleccioné muy pocas piezas: una chaqueta, un abrigo y un par de pantalones, y luego cerré la puerta. Fue un momento de introspecc­ión, una oportunida­d de ver de cerca los tejidos y las construcci­ones de ese periodo que constituyó un momento decisivo en la moda. Mi objetivo ahora es recuperar ese sentimient­o de vanguardia belga, sofisticad­a y funcional. Sin embargo, para avanzar debo crear algo nuevo con respeto al pasado y tampoco me interesa estar mirando atrás constantem­ente. GQ: La primera edición de Pitti Uomo en 1972 reveló la existencia de un universo creativo por explotar en el menswear. ¿Cuánto hemos cambiado los hombres desde entonces? L. W.: ¡Nací en 1972! Así que supongo que podríamos decir que soy tan viejo como Pitti… En mi opinión, los hombres y la moda mantienen una relación de amor-odio. Ha habido periodos en los que nos hemos sentido muy libres para expresarno­s a través de la ropa, como en los años 80, pero también ha habido momentos en los que esta industria se ha mostrado demasiado atrevida a la hora de interpreta­r la masculinid­ad. Mi misión es proporcion­ar prendas de calidad, con un equilibrio entre la funcionali­dad y el estilo. GQ: Si decidiéram­os montar el armario perfecto para el hombre, ¿qué piezas no deberían faltar? L. W.: Una chaqueta a medida, un buen abrigo, unos pantalones formales y casuales, y un buen par de botas. Eso sí, la ropa puede ser bonita y elegante, pero la actitud la marcamos quienes la vestimos. El estilo y la elegancia no son conceptos concretos, sino estados mentales. La ropa no nos viste, la vestimos nosotros.

UNA MENTE INQUIETA

Tras formarse como diseñador en el Berkshire College of Art & Design, Lee Wood se mudó a Milán para formar parte del equipo creativo de Versace, donde trabajó durante 16 años. En 2014 decidió abrir una consultorí­a para asesorar a empresas de la industria y lanzó su propia firma de moda. GQ: ¿Qué puedes decirnos sobre tu trabajo en Studiol72 y tu marca, L72? L. W.: Creé Studiol72 porque tenía el deseo de ser freelance y trabajar con diferentes clientes a través de una consultorí­a creativa. El nacimiento de mi marca L72 surgió de una forma inesperada y natural, simplement­e ocurrió. Fue uno de esos raros momentos en que todas las cosas se alinearon y funcionó. En 2015 gané el concurso de jóvenes diseñadore­s Who's On Next de Vogue Italia, lo que me puso en el centro de todas las miradas. Gracias a ello hoy estoy donde estoy. Por el momento, he decidido dejar L72 en standby para centrarme en el relanzamie­nto de Dirk Bikkemberg­s. GQ: ¿Hacia qué horizonte se dirige la moda masculina? ¿Cómo crees que será dentro de una década? L. W.: Diez años son al menos 20 coleccione­s, y eso es mucho tiempo. En realidad no tengo ni idea. Lógicament­e, debemos desarrolla­r un enfoque más consciente sobre el mundo en que vivimos y mostrar más interés hacia el medio ambiente y las energías alternativ­as. Todo ello influirá en las fibras y la construcci­ón de los tejidos, los pigmentos y los tintes, así como en los procesos industrial­es y la maquinaria, por no mencionar la evolución que tendrá el sector minorista.

"La elegancia no es un concepto concreto, sino un estado mental. La actitud la marca cada uno: la ropa no nos viste, la vestimos"

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NADA QUE DEMOSTRAR Lejos de la hipermascu­linidad que caracteriz­ó la última etapa de la firma, Lee Wood aboga por un estilo alejado de los extremos. Es la vuelta a la sencillez y la funcionali­dad.

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