Baselworld: claves para entender la mayor feria de relojes del mundo.
( O CÓMO ORIENTARSE DENTRO DE LA GRAN FERIA ) Cien años representando al sector relojero y marcando tendencias… y el tiempo no pasa por ella. Baselworld es el gran escaparate que se luce ante esos expositores, compradores y periodistas que vuelven cada cu
LLa efeméride ha marcado la edición de este 2017. Sin embargo, nada parece haber cambiado. A pesar de cumplir una cifra tan redonda como 100 años, Baselworld no ha estado distraída con festejos. Como buena suiza que es, de hecho, la feria ha seguido yendo a lo práctico: vender, vender y vender. A los compradores, al público y a los periodistas (a nosotros nos vende novedades de las que informar durante un año entero). En general, los próximos 12 meses se presentan poco prometedores, inmersos en un contexto enrarecido que afecta al grueso de las tendencias que visten el tiempo: mucha reedición y modelos de inspiración vintage (valor seguro desde hace un lustro), formato de reloj unisex para llegar a un público más amplio y mucho modelo de fondo de armario (es decir, un básico indispensable a precio bastante razonable). Esto no implica que no se hayan dado desarrollos espectaculares, aunque sí es cierto que tienen menos peso que la oferta globalizada. En fin, aquí van diez claves para orientarse en esta plataforma mundial.
Baselworld lleva un siglo despertando pasiones. La feria líder en relojería arrancó en 1917 con sólo 29 marcas relojeras suizas. 100 años después, aquí se exponen hasta 220 firmas de la casa.
A la edición anterior acudieron más de 1.500 marcas de todas las industrias relacionadas con el sector. Este curso han asistido 200 expositores menos. Esta tesitura, a pesar del impacto negativo que supone en cuanto a cifras económicas, la han agradecido los asistentes, sobre todo a la hora de la misión casi imposible de encontrar alojamiento en Basilea o en un perímetro de 50 km a la redonda en algún país fronterizo.
La plataforma internacional que reúne a todos los actores de la industria relojera ha contado este 2017 con la presencia de 106.000 compradores, un 4% menos que en 2016, dato negativo pero no alarmante.
Esta edición ha estado marcada por una bajada generalizada de los precios, lo que se ha traducido en una mayor presencia de relojes de acero y de modelos con funciones básicas de estética vintage. En consecuencia, ha habido muchas menos piezas de oro.
Una gran cantidad de fabricantes festejaban diversos aniversarios. Por citar sólo algunos: Longines ha cumplido 185 años de existencia; Tissot, 100 años en Basilea (lo han conmemorado con una reedición de su legendario modelo Banana);
la colección Classic Racing de Chopard, 90; igual que la pieza de Longines dedicada al aviador e ingeniero norteamericano Lindbergh. La casa Dior ha cumplido 70 años, los mismos que Ferrari, efeméride celebrada por su socio Hublot con el Techframe Ferrari 70 years Tourbillon Chronograph. Otros tres modelos festejan su 60 aniversario: Superocean de Breitling, Flagship de Longines y Speedmaster
de Omega. Por último, el Sea-dweller de Rolex nació hace medio siglo, el primer reloj de Chanel hace tres décadas y la colección Vintage de Bell&ross hace dos.
El fenómeno de los smartwatches está algo estancado entre las relojeras de prestigio –salvo honrosas excepciones, como los modelos de TAG Heuer, Frédérique Constant o Alpina–. De hecho, son las firmas de moda (como las del grupo Fossil) las que más apuestan por suplantar el cuarzo por la tecnología conectada.
Hablemos de tendencias: mucho verde y azul en las esferas y en las correas (para animar el ambiente, seguramente), mucha reedición e inspiración vintage (valor seguro desde hace un lustro), complicaciones magníficas pero escasas, formatos unisex a espuertas y mucho fondo de armario.
La oferta estética se muestra más globalizada: al no ser ya prioritarios ni el mercado asiático ni el mercado ruso, las novedades se ajustan más a los gustos de un público de algún modo más conservador.
La actitud generalizada es de cautela, sobre todo a la hora de abaratar los costes (nada de desarrollos onerosos durante al menos cuatro años). También ha habido alguna asociación sorprendente, como la de Tudor y Breitling, firmas que han desarrollado calibres de manera conjunta para aprovechar su know how y, de paso, reducir gastos (que dos marcas tan potentes colaboren de esta manera sienta un precedente en la industria).
La próxima cita tendrá lugar entre el 22 y el 27 de marzo de 2018 (durará tres días menos que la habitual edición de mayo). La idea es, una vez más, ajustar los precios a unos tiempos que no auguran una pronta recuperación.