Buscando el equilibrio perfecto
En una serie de tres partes, GQ investiga cómo los hombres más rápidos sobre dos ruedas del planeta desconectan cuando no están en los circuitos. Este mes nos damos una vuelta con el piloto de Motogp Andrea Dovizioso en el Nuevo SEAT León Cupra.
a vida de Andrea Dovizioso va a toda velocidad. Cuesta creerlo sin embargo cuando visitas su casa de Forli, ubicada en una de las idílicas colinas que rodean a la ciudad italiana de Bolonia. «Aquí hay mucho vino y todo el mundo está de buen humor. Te relaja ver esto», dice.
Dovizioso es un piloto del equipo Ducati de Motogp, la categoría reina del motociclismo. Él ya fue campeón del mundo, haciéndose con el título de 125 cc cuando sólo tenía 18 años, y lleva ya casi 10 batiéndose el cobre con los mejores pilotos del mundo en la máxima categoría. Se pasa casi todo el año viajando para competir en 18 carreras repartidas en cuatro continentes, alcanzando velocidades sobre los circuitos que superan los 350 km/h. La adrenalina y el peligro son parte de su trabajo. En su tiempo libre, Dovi (como le llaman los fans) disfruta de las cosas sencillas de la vida: pasa tiempo con su hija, su novia, su madre y su padre, quien le inculcó la pasión por las motocicletas cuando sólo era un niño.
Atravesar viñedos y pueblos con su Nuevo SEAT León Cupra es otro de sus pasatiempos favoritos. «Este coche tiene un tiempo de reacción corto y mucha potencia. Exactamente lo mismo que buscas en una motocicleta», explica. «Sí, este coche se parece mucho a una moto: compacto, reacciona bien y potente. Una muy buena combinación». Para Dovizioso, encontrar las mejores combinaciones es crucial, en el circuito y fuera de él. «El equilibrio es lo más importante», asegura. «La combinación perfecta es ser agresivo, pero sin perder la tranquilidad. Los mejores pilotos lo dan todo y siguen siendo tranquilos. Es muy difícil de alcanzar, pero esa es la clave».
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