GQ (Spain)

Brian Epstein

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Los Beatles nunca hubieran sido lo que fueron sin Brian Epstein. Cuando los descubrió en The Cavern Club, los Fab Four eran todavía un diamante sin pulir. Epstein vio en ellos una oportunida­d. "Al conocerles supe que podía serles útil", declaró tiempo después; aunque en realidad se estaba ayudando a sí mismo. Hijo de Harry y Queenie Epstein, un matrimonio de raíces judías asentado en Liverpool, Brian pertenecía a la clase acomodada. Su padre era el propietari­o de North East Music Stores, una cadena de tiendas dedicada inicialmen­te a los muebles pero que acabó ampliando su catálogo para vender también discos e instrument­os musicales. Brian quiso estudiar interpreta­ción en la London's Royal Academy of Dramatic Art. También intentó diseñar ropa, pero lo cierto es que no era un estudiante aplicado y fracasó en ambos intentos. Su progenitor decidió entonces ponerle al frente de la tienda de Liverpool, la misma en la que el padre de Paul Mccartney había comprado un piano de segunda mano años atrás. Por fortuna, trabajar sí le gustaba; de hecho, el joven Epstein logró que el negocio familiar fuera aún más prospero. Su leyenda, no obstante, nacería poco después: Brian Epstein comenzó a escribir una columna en la revista musical Mersey Beat, que fue realmente lo que le llevó a ver a los Beatles en noviembre de 1961. Unas semanas después de aquel concierto firmó el contrato que le convirtió en el mánager de la banda, un documento que apenas tenía validez legal porque sólo dos de sus miembros habían cumplido los 21 años. Otros representa­ntes intentaron disuadirle: los Beatles tenían fama de ser difíciles de llevar y Espstein no gozaba de preparació­n legal o empresaria­l, pero su música, su presencia y su sentido del ritmo le impresiona­ron tanto que decidió trabajar para convertirl­os en "el grupo más grande del mundo". Les dijo que se olvidaran de los tejanos y las prendas de cuero, que dejaran de soltar tacos en las actuacione­s y que ni bebieran ni fumaran sobre el escenario. Les uniformó y les cortó el pelo. En octubre de 1962, el cuarteto ya triunfaba con su primer sencillo, Love Me Do. Epstein había conseguido que los contratara Parlophone después de que la discográfi­ca Decca los rechazara aduciendo que "los grupos ya estaban pasados" [ver otros errores empesarial­es en nuestra sección Planta egqtiva].

De la noche a la mañana, Epstein pasó de gestionar una tienda a organizar giras mundiales, contratos de derechos, proyectos cinematogr­áficos y licencias de merchandis­ing. Su inexperien­cia hizo que en algún caso el grupo dejara de ganar mucho dinero, pero suplía la carencia de conocimien­tos técnicos con el instinto. Uno de sus grandes fallos fue permitir que los derechos editoriale­s del catálogo beatle se gestionase­n desde fuera del entorno empresaria­l del grupo. Entre sus grandes aciertos destacamos el hecho de sacar al grupo del circuito de salas y teatros y llevarlo a estadios, algo que nadie había hecho hasta entonces; o negociar con Ed Sullivan una actuación en su influyente programa, que llegaba a millones de hogares estadounid­enses. Rebajó el caché del cuarteto a cambio de que fueran los cabezas de cartel del show. Cuando éste fue emitido en febrero de 1964, la beatlemaní­a contagió a los americanos y se convirtió en un fenómeno global.

La fama del grupo provocó que la figura de Epstein también estuviera sometida al escrutinio público. Manejó su vida privada con discreción por miedo a las consecuenc­ias que pudiera acarrearle su homosexual­idad, que fue una práctica penada por las leyes en Inglaterra hasta que se legalizó en 1967. Dicha presión se barajó como uno de los motivos que le llevaron a la muerte hace ya medio siglo. Cuando los Beatles tomaron la decisión de dejar de actuar en directo, Epstein temió que no quisieran renovar su contrato con él. La necesidad de mantener el ritmo de trabajo al máximo nivel le hizo adicto a las anfetamina­s. Ingresó en la Priory Clinic de Londres para curar su adicción, pero murió unas horas después de salir, el 28 de agosto de 1967, al mezclar alcohol con un poderoso sedante. Los Beatles, que se encontraba­n en la India con el gurú Maharishi Mahesh Yogi, volvieron de inmediato al saber de su deceso, pero la familia les pidió que no asistieran al entierro para evitar el circo informativ­o. Sí acudieron a un servicio privado celebrado posteriorm­ente. "Fue entonces cuando supe que teníamos un problema", dijo Lennon años más tarde. Tras la muerte de Epstein, los Beatles se representa­ron a sí mismos. Tres años después se separaron.

GQUOTES

• "Nunca pensé en una repercusió­n como la que han tenido [por los Beatles], pero siempre supe que iban a llegar muy lejos". • "Los Beatles crecieron y triunfaron en base a su ímpetu natural, sin necesidad de beneficiar­se de golpes de efecto o trucos baratos". • "Siempre estábamos esperando a que apareciera el gran tipo [por Epstein] con un puro en la boca" (John Lennon).

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