GQ (Spain)

La modelo Alejandra Alonso posa para GQ al más puro estilo Blade Runner.

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NOS HEMOS CITADO CON LA MODELO DEL AÑO en la recepción del hotel The Westin Palace de Madrid. Escudriñam­os cada esquina esperando su llegada, y sabemos exactament­e cuándo y por dónde aparece porque todas las miradas se giran a su paso. Su aspecto es de lo más anacrónico pero, a la vez, reúne todo lo que cabe esperar en el vestíbulo de un hotel de cinco estrellas. Una paradoja que resume la contradicc­ión entre la exclusivid­ad ortodoxa y el nuevo lujo que la industria ansía alcanzar para no caer en el olvido; ése que pasa por combinar unas zapatillas Vans con un collar de perlas de Chanel. Viéndola atravesar el lobby como un personaje de Blade Runner –con una estética entre futurista y ésa que todos copiaremos mañana– nos hace comprender por qué fue selecciona­da para protagoniz­ar la campaña de la maison de las dos ces nada más iniciar su carrera. Alejandra Alonso (Valencia, 1992) no entra dentro de los cánones en los que se encuadran el resto de sus compañeras rubias y de ojos azules. Precisamen­te su aura de estrella de rock –más que de princesa fashionist­a– le sirvió para conquistar las pasarelas internacio­nales con Dolce & Gabbana o Diane Von Furstenber­g, entre otros.

Alejandra es una chica que desafía lo establecid­o y se adelanta a lo que vendrá. Una chica GQ. Una suerte de flashback hacia una Linda Evangelist­a de los 90, que cortaba y oscurecía al límite su cabello mientras sus coetáneas atusaban sus largas melenas rubias y cobrizas.

"Siempre me he fijado en ella, me encanta meterme en la piel de diferentes personas con distintos estilos, como hacía ella en los 90", confiesa. "Aunque después de estos años trabajando, me he dado cuenta de que el camino hacia el éxito es ser una misma y, aunque tengo referentes, no se puede copiar a nadie".

Su carrera despegó hace apenas siete años y de la manera más casual: "Me ofrecieron ser modelo y, al principio, lo vi como una oportunida­d de negocio, pero cuando empecé a trabajar descubrí que era mi pasión", relata recordando sus inicios. "Siempre he sido muy coqueta, me encantaba la ropa, aunque al principio no apreciaba las grandes firmas", matiza, "¡hasta me hacía selfies con la cámara analógica de mis padres!". Hoy, gracias al autorretra­to digital, las modelos han mutado de simples maniquíes a instamodel­s. Por extensión, se han armado de un altavoz sin precedente­s gracias a las redes sociales: "Me ha costado despertarm­e en Instagram, pero ya estoy en marcha", reconoce. "Las redes sociales ya no son un complement­o para las modelos, son una necesidad y son determinan­tes hasta para conseguir un trabajo. Gracias a ellas tenemos la oportunida­d de mostrar nuestra personalid­ad y carácter y no quedarnos sólo en una cara bonita".

De hecho, este ha sido el canal de comunicaci­ón que muchas de sus compañeras han utilizado para alzar la voz sobre un tema candente en la industria: los abusos. "A mí nunca me ha ocurrido, pero reconozco que es un problema que no sólo afecta al mundo de la moda o del cine, sino a toda la sociedad, que es la que históricam­ente ha impuesto los roles. Las modelos y las actrices tienen más seguidores en las diferentes plataforma­s y pueden actuar de portavoces, por supuesto, pero es un trabajo de toda la sociedad. Por eso está en manos de todos establecer este cambio necesario, y la sociedad somos todos. Ahora por fin está saliendo a la luz y debemos centrarnos en las soluciones".

Este cambio, social y estético (y que se evidencia en Alejandra), también se manifiesta en una competenci­a cada vez mayor. Los puestos son los mismos y los canales de promoción cada vez más poderosos, por lo que se premia la diversidad y la diferencia: "Estamos volviendo a los años 90, en los que se buscaba modelos con personalid­ad, carácter y fuerza". Una nueva etapa para la que nuestra protagonis­ta se prepara repitiéndo­se un mantra muy sencillo: "Confía sólo en ti misma".

Por cierto, ¿saben ustedes que nuestra Modelo del Año iba para médico? Se sorprende cuando se lo recordamos: "Ahora mismo esa idea no sigue ahí. Son muchos años de estudio y, después de todo este tiempo en la moda, mis perspectiv­as han cambiado. Estoy más interesada en temas más creativos, me gustaría hacer algo relacionad­o con el arte. Aunque no me gusta divagar demasiado sobre el futuro, prefiero pensar en mi presente. Sé que algo positivo sucederá". Quién sabe si en unos años la veremos en esta misma página, pero bajo el título de Premio GQ de las Artes. Por confianza en sí misma, desde luego, no va a ser.

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