GQ (Spain)

EL TIEMPO PASA DEPRISA EN LA LUNA

- POR MANUEL JABOIS

Si en cada aniversari­o de un muerto tendemos a pensar en lo rápido que pasa el tiempo (¡cómo!, ¿ya un siglo desde lo del bisabuelo?), con Michael Jackson todo se

acelera hasta la desesperac­ión. Lo pienso al borde de la poesía mientras veo las fotos de sus hijos, de los pequeños jackitos, que han posado juntos por primera vez en Navidad *. Su padre se operó tan bien, con tanta delicadeza y con tanto entusiasmo, que hoy su hijo mayor ya es más viejo y más negro que él. Murió en 2009, casi una década atrás. La expresión por desterrar "parece que fue ayer" se aplica perfectame­nte a esas imágenes de los niños tapados por telas para evitar la fotosíntes­is que le convirtió a él, Michael Jackson, en una planta imposible de descifrar. No es posible, viéndolos tan mayores y después de tantos años, que siga teniendo la misma sensación al pasar por debajo de los balcones de los hoteles: la posibilida­d de que te caiga un Jackson.

Pero, al fin y al cabo, ¿qué significó cuando yo tenía 13 años? Todo. Las cenizas de mi adolescenc­ia pertenecen a un guante blanco y un sombrero de fieltro negro con el que bailaba por el pasillo de casa de mis padres Smooth Criminal. Es mejor reconocerl­o: soy un ser lejano de pasiones limpias y un hombre antiguo de pocas obsesiones y vicios ilimitados entre los que se contaba el capricho de bailar Moonwalker en los guateques juveniles cuando alguien, en la soledad de un bar cerrado a cal y canto, pinchaba Man

in the Mirror para mí. Si uno escucha con atención las canciones de algunos grupos modernos puede tener la sensación de que por algún lado le están metiendo spam en los oídos. Si es así, será el mejor spam de todos. Quizás un estudio científico dirá algún día que resulta imposible no mover una parte del cuerpo cuando Chuck Berry ataca Johnny B. Goode, suena el Heartbreak

Hotel de Elvis Presley o, de repente, entre la neblina blanca de ya definitiva­mente otro tiempo, Michael Jackson recrea Billie Jean.

Jackson puede haber sido el genio de conductas extraterre­stres que exhibió en público

"Michael Jackson puede haber sido un genio de conductas extraterre­stres, pero no siempre se muere dejando a millones de chavales girando sobre sí mismos"

* La foto en cuestión. De izquierda a derecha: Blanket Jackson, Omer Bhatti, Paris Jackson y Prince Jackson.

en aras del negocio, pero no siempre se muere dejando a millones de chavales girando sobre sí mismos en un pasillo bajo un sombrero de fieltro mientras suena de fondo Dirty Diana y sueñan con un mundo diferente.

Los niños crecen muy rápido, como las canciones. ¿En 2009 qué era de ellos? Estarían todavía en los balcones. Antes del proceso soberanist­a catalán, cada balcón español tenía asomado un hijo de Jackson. Conservo el obituario de Loriga en El País. Las últimas líneas: "Todavía guardo un single de Farewell my Summer

Love (Adiós, mi amor de verano), una canción que cantaba siendo un niño y en la que Michael suena casi casi igual que Diana Ross. Como las voces que no tocan el suelo con los pies. Ha muerto joven y viejo a la vez, es lo que tiene empezar a trabajar a los cinco años, que la vida se hace muy larga. Por fin vuelve al cielo, el lugar de donde no tenía que haber salido. Caminar sobre la luna fue sólo uno de sus muchos méritos".

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