MASSIMO DUTTI
La firma española acaba de presentar en París su exclusiva colección Limited Edition, un impecable ejercicio de hechuras minimalistas y tejidos frescos que se inspira en la ciudad texana de Marfa. GQ fue testigo de excepción.
Nadie encuentra un motivo verdaderamente convincente para explicar la fascinación que despierta Marfa, un pueblajo de 2.000 habitantes situado en mitad del desierto texano. Y, sin embargo, en los últimos años, artistas y early adopters de Nueva York y Los Ángeles han instalado allí prestigiosas galerías, notables fundaciones y fascinantes negocios. Todo empezó cuando a Hollywood le dio por rodar en esas calles algunas de sus películas más míticas, como Gigante o Bonnie & Clyde. En el hotel Paisano, un emblemático edificio de estilo ecléctico, se alojaron en 1955 Elizabeth Taylor, Rock Hudson y James Dean. Ahí es nada. Desde entonces, avistamientos ufológicos mediante, Marfa ha adquirido una reputación casi hipnótica. La cosa adquirió tintes surrealistas cuando en 2005 el dúo de artistas Elmgreen y Dragset construyó una solitaria instalación que emulaba a una tienda de Prada. Después de eso cualquier cosa podría suceder. Por ejemplo, que esta temporada Massimo Dutti haya trazado una línea imaginaria entre París y Texas para construir un relato estético de líneas minimalistas y puras que se inscriben en la naturalidad del día a día. Hace unas semanas, la capital francesa acogió la presentación de la nueva colección Limited Edition en el fastuoso Palais de Tokyo, una cita a la que GQ no faltó y que hoy recordamos con los modelos que conocimos en el backstage.