Reenfocado hacia el éxito
La cuarta generación del FORD FOCUS subraya las virtudes del modelo con un diseño más agresivo y un equipamiento tecnológico de primer nivel.
Por más que el abanico de carrocerías que las marcas ponen en el mercado se haya diversificado mucho, un fabricante como Ford se la sigue jugando con su compacto. El Focus es, junto al Fiesta, el modelo que pone en negro las cuentas de la empresa; y de que siga contando con los argumentos para mantenerse en el Olimpo de los best sellers depende gran parte del resultado de la compañía. Sin embargo, Ford ha resistido la tentación de proponer un producto conservador y continuista. A la hora de renovarlo, ha adaptado el nuevo lenguaje de diseño con creatividad y audacia. Es más agresivo y sus líneas horizontales lo asientan mejor (visualmente) sobre el asfalto. Todo un acierto, porque traslada el excelente dinamismo que siempre ha tenido el modelo (y que sigue teniendo) al terreno de la percepción. También el interior se ha remozado por completo (ahora transmite más calidad y es más limpio, aunque no disminuye drásticamente el número de botones como hace parte de su competencia). En el apartado de la propulsión, se mantiene la confianza en los motores de gasolina Ecoboost de tres cilindros (de 101, 125, 150 y 182 CV; también hay versiones diésel). El programador de velocidad activo (con parada y arranque), el lane assist, la frenada de emergencia, el aviso de tráfico cruzado, el head-up display o el alumbrado activo son sólo parte de la oferta tecnológica del vehículo. Un producto muy redondo para un segmento ultracompetitivo.