Juan Santamaría: con él nació el clubbing en España
POR EUGENIO VIÑAS
En los dos libros de referencia sobre la Ruta del bacalao –En Éxtasis, de Joan M. Oleaque y ¡Bacalao!, de Luis Costa–, su origen se sitúa en una discoteca de la que casi nadie ha oído hablar: Oggi. Lo más importante de este club no fue su innovador láser ni su pista giratoria; lo más relevante fue que sus dueños convencieran a Juan Santamaría para abandonar sus viajes por el mundo como dj y ser residente en su ciudad. Santamaría se cameló a sus padres para cursar el Bachiller en Francia. Tenía 14 años y ya había sido camarero en Benidorm. A su regreso de Poitiers, lo sería en Granada, Ibiza y Sitges, y en las tres ciudades daría el salto de la barra a la mesa. Lo mejor de su aprendizaje se lo dio una clientela de extranjeros que le abrió los oídos durante años a un mundo musical en ebullición. Así descubrió el oficio de dj, muy incipiente y guatequero por aquí. "A mí mis jefes me preguntaban, ¿qué te pongo? Y yo les decía, menos torero, lo que quieras. Por eso se inventaron la figura del 'montador de discos". Santamaría pasó un examen improvisado para obtener el título en un cine de la ciudad de Alicante. Era 1972 y ya había vivido en Ámsterdam, Glasgow, Londres y varias ciudades de Francia y Alemania. Cuenta que, ya entonces, fue del todo consciente del poder que iban a tener los djs en el futuro. Nunca creyó que regresaría a Valencia, donde ahora es un mito viviente y anónimo. El hombre que acabó con las lentas, que impuso sesiones maratonianas durante seis de los siete días de la semana, que pinchó exclusivamente música independiente británica contra la hegemonía del funky, se alimentó durante décadas de una lectura apasionada de Melody
Maker, NME y Sounds, y de una escucha constante de John Peel. Ecléctico e insaciable como Peel, hoy prefiere rastrear durante horas Soundcloud a dejarse llevar en Spotify. En su biografía consta que abrió Chocolate, Metrópolis y Zic Zac (la primera tienda de discos especializada para djs). También que estuvo detrás del primer remix de una canción pop española
(Semilla negra, de Radio Futura) y que hasta fue el representante de Chimo Bayo en la feria Midem de Cannes en 1993 (vendieron todos los DATS de
Bombas). Y un honor más controvertido: fue a él a quien se le ocurrió imponer que, cuando una canción fuera la hostia, se vendiera diciendo: "Vaya bacalao tengo… ¿has oído este bacalao?".