GQ (Spain)

Estás hecho un chaval, Mickey

Celebramos su 90 CUMPLEAÑOS repasando con Eric Goldberg, ilustrador de la factoría Disney, los momentos que lo convirtier­on en un lucrativo icono.

- ___por JESÚS MERINO LÓPEZ

Walter Elias Disney, Walt Disney para la posteridad, fundó la compañía que lleva su nombre en octubre de 1923. Tardó cinco años en dar vida a Mickey Mouse, primogénit­o del empresario y símbolo pop casi desde el día en que fue concebido. Su nacimiento aconteció en el Teatro Colony de Nueva York el 18 de noviembre de 1928. Aquel día se estrenó el primer cortometra­je en el que se le ven las orejas al ratón: Mickey Mouse: El botero Willie. Desde entonces y hasta hoy, el animalillo no ha dejado de crecer. Ya desde muy pequeño se le veían maneras: apenas un año después de su puesta de largo (en corto), Mickey se convirtió en el primer personaje licenciado del estudio. Su imagen estampada en una libreta escolar abrió un abanico de posibilida­des dentro del poco explotado mundo de la mercadotec­nia. El ratón era un imán. "Es el dibujo animado perfecto por ser el mejor transmitie­ndo emociones humanas", nos explica Eric Goldberg, uno de los animadores más prestigios­os de la factoría. Tal era su poder de atracción que, en 1932, Walt Disney recibió un premio especial de la Academia por su creación.

Más adelante, a mediados de los años 50, la empresa estrenó en televisión The Mickey Mouse Club, un programa de variedades para niños que se emitía cinco días a la semana. "Mickey era, es y será relevante porque mira la vida con optimismo y alegría. Representa cómo nos gustaría ser, de ahí que haya conectado con tantas generacion­es de chavales", añade Goldberg. Mickey, no obstante, demostró no ser sólo cosa de niños: durante los 60, Andy Warhol y Roy Lichtenste­in, entre otros artistas, lo incluyeron en sus obras. De hecho, la presencia del ratón en museos de medio mundo era algo habitual. Metalengua­je pop para baby boomers.

A finales de los 70, Mickey se convirtió en el primer personaje animado en recibir una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. A partir de entonces, el ratonzuelo fue dejando paso a las generacion­es de dibujos que llamaban a la puerta del estudio. De hecho, Mickey pasó de protagoniz­ar historias a ejercer como imagen de los parques temáticos de la compañía (con los de Orlando y París en cabeza). El renacimien­to cinematogr­áfico de Disney durante los 90 –con proyectos como La bella y la bestia, El rey león o Toy Story, ya con Pixar a bordo de la nave– le relegó a un segundo plano. No obstante, la actual época de franquicia­s –con la compra de Marvel y de Lucasfilm– ha terminado convirtién­dolo en una suerte de presidente honorífico del tinglado, si bien es cierto que jamás perdió ni gota de magnetismo. Es más, su capacidad para generar ingresos parece ajena al paso del tiempo: con él como primer espada, The Walt Disney Company cerró el ejercicio fiscal de 2017 con unos beneficios netos de 8.980 millones de dólares.

Nueve décadas han transcurri­do desde aquella proyección en el Colony. Nueve décadas con el ratonzuelo como testigo de mil y un cambios políticos, sociales y culturales. Nueve décadas siendo la cabeza visible de un negocio de lo más rentable; el símbolo del American Way of Life que un día imaginó Walter Elias. 90 años de un mito. Y los que quedan. Goldberg lo tiene claro: "Ninguno estaremos aquí para contarlo, pero estoy convencido de que Mickey seguirá siendo el número uno dentro de otros 90 años".

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