Recuerdos del Nueva York que ya no existe
Antes incluso de fundar Blondie, CHRIS STEIN ya hacía fotos. Su enorme archivo de imágenes cobra, una vez más, forma de libro.
En 1975 era fácil encontrarse, de camino al CBGB, con el cuerpo de un mendigo muerto en el Bowery tras una noche invernal. Las Torres Gemelas se habían inaugurado un par de años antes y dominaban orgullosas la isla de Manhattan. Times Square era un lugar apreciado por los noctámbulos y la calle 42, un pozo infinito de sexo. Hoy lo único que queda de aquel Nueva York son los nombres de las calles y los viejos rascacielos, que resisten a la sombra de nuevas construcciones demasiado parecidas a las que hay en otras ciudades del mundo. Allí donde antes estuvieron CBGB, Max's Kansas City o Studio 54, ahora hay tiendas de ropa y verdulerías asiáticas. "Una de las pocas vistas emblemáticas de la ciudad que aún permanece igual es la de Coney Island y su parque de atracciones", nos comenta Chris Stein por teléfono. "Es un lugar que me fascina desde que soy un crío".
Coney Island es uno de los paisajes urbanos que pueblan Point of View (Rizzoli), el nuevo libro de fotografías del cofundador de Blondie. Antes incluso de dedicarse a la música, Chris Stein (68 años) ya tomaba fotos. "Es una necesidad que tengo desde siempre pero que no empecé a tomarme en serio hasta la adolescencia. Decidí hacer fotografías en serio a partir de los 18 o 19 años. Me inspiraba en Diane Arbus y en Robert Frank. Me gustaba mucho todo el proceso que conllevaba la fotografía, pero mi ocupación principal era la música, actividad que absorbió buena parte de mi tiempo. Además, era una época complicada. Comprar la película, los materiales, pagar el revelado… Había que tener dinero para ser fotógrafo".
Stein pertenece a una generación de artistas que nacieron y se desarrollaron como tales en el Nueva York de los años 60 y 70. Pioneros que gravitaron alrededor del planeta Warhol y terminaron renovando la música desde aquellos bares pequeños y cochambrosos. Ramones, Talking Heads, Suicide, Blondie, Richard Hell, Patti Smith y docenas de nombres que ni siquiera tuvieron la suerte suficiente para convertirse en leyendas. Ha transcurrido medio siglo desde entonces. Tenemos la música y, afortunadamente, tenemos las fotos que nos ayudan a visualizar aquello que hoy diseñadores, músicos, actores y publicistas idealizan. "En general, creo que lo de la escena del CBGB se puede comparar a lo que pasó en el Cavern Club de Liverpool cuando los Beatles estaban empezando. Durante los primeros años, los únicos que aparecíamos por allí éramos los miembros de los grupos que actuábamos y nuestros amigos, que iban a vernos tocar. En total éramos 200 o 300 personas. Pero a raíz de un festival de nuevas bandas celebrado en el verano de 1975, empezó a venir más gente y el CBGB se fue haciendo cada vez más popular".
Hace cuatro años, Stein publicó su primer libro de fotografías bajo el título de Negative. Algunas de ellas ya habían aparecido tiempo atrás en Making Tracks, biografía de
"Creo que la escena del CBGB es comparable a lo que pasó en el Cavern Club de Liverpool cuando los Beatles estaban empezando. Éramos 200 o 300 personas en total"
Blondie escrita en colaboración con Debbie Harry y el propio Stein. Si Negative se centraba en figuras de aquella época –músicos, artistas, amigos–, Point of View adopta otro enfoque. Harry vuelve a ser el eje visual del relato, eso sí. Pero esta vez los personajes comparten protagonismo con el entorno en el que se desenvolvían: las calles del barrio de Bowery que hoy resultan irreconocibles. También el viejo apartamento en el que vivieron Harry y Stein –quienes fueron pareja entre 1973 y 1989– en sus comienzos y en el que asimismo se alojaba el diseñador Stephen Sprouse, que alumbró algunos de los primeros outfits de Harry. Como muchos otros amigos que dejaron su huella en la cultura de la ciudad, Sprouse ya no está con nosotros. Como tampoco lo están Warhol, Lou Reed, Basquiat, los Ramones o Burroughs. En Point of View reaparecen algunos de esos amigos ausentes, muchos de ellos nombres poco familiares para el público, pero que tuvieron una gran importancia en aquella escena transgresora. La mánager y diseñadora Anya Phillips, gran amiga de Harry y Stein, es uno de ellos. Falleció a causa del cáncer en 1981. "Apenas tuvo tiempo para desarrollar su talento. Igual que Eric Emerson, que actuó en películas de Warhol como Chelsea Girls y Heat". Emerson falleció en 1975; un día antes, la pareja había estado en su casa grabando la maqueta de Heart of Glass. "Se fue en el momento en el que la gente dejó de crear por placer y comenzó a hacerlo para ganar dinero".
Imágenes tomadas en el World Trade Center marcan el cierre del libro. En una de ellas (bajo estas líneas), Harry aparece asomada a una de sus azoteas cuando los rascacielos ni siquiera llevaban dos años funcionando. Stein regresó a la zona el 11 de septiembre de 2001, cuando los aviones estrellados prendían las torres. "Aquello fue el fin de una era. Todo cambió a partir de ese momento. Las grandes empresas empezaron a apoderarse de Nueva York. Comenzó la gentrificación. Antes había que tener cuidado cuando transitabas por ciertas zonas; ahora todo está dominado por las grandes marcas, las franquicias, las multinacionales. La mayoría de las imágenes de este libro evocan tiempos difíciles que también fueron muy felices porque el entusiasmo era general. No me duele recordar aquello, aunque fuésemos pobres por aquel entonces. Lo que me cabrea es ver algunas zonas de la ciudad hoy en día. En cierto modo, se puede decir que este libro es la celebración de una época". En cierto modo, también se puede decir que este libro es el testimonio de un superviviente.
"El 11-S marcó el fin de una era. Todo cambió a partir de ese momento. Las grandes empresas empezaron a apoderarse de Nueva York".