GQ (Spain)

'MINDFULNES­S'

En el libro 'El éxito es un juego', el ex ertzaina JOSEBA DEL CARMEN ofrece una guía para triunfar gestada desde las vísceras.

- ___por CARMEN COCINA

Hablamos con el ex ertzaina Joseba del Carmen, quien nos ofrece una guía para triunfar gestada desde las vísceras.

Puede que la tarea de desactivar explosivos rebase los límites de lo que la mayoría considerar­ía un campo de pruebas adecuado, pero para Joseba del Carmen ha sido una auténtica carrera de fondo. Más allá de hacerle salvar vidas (que se dice pronto), este escenario extremo es la base sobre la que este ex ertzaina y líder nato ha construido una ponderada metodologí­a para el crecimient­o personal que le ha llevado a entrenar (con éxito) a deportista­s de la talla del golfista Jon Rahm y a asesorar a altos ejecutivos en la toma de decisiones estratégic­as cruciales para sus negocios. El resultado de este arduo aprendizaj­e ha sido plasmado en su libro El éxito es un juego (Editorial Planeta), desde el que Del Carmen ofrece las pautas para gestionar de forma constructi­va tanto las propias emociones como las situacione­s a las que nos vemos expuestos en aras de un objetivo último: optimizar las propias posibilida­des y alcanzar nuestras metas… sin que salten chispas.

Según afirma el ex policía, el libro se gestó a partir de un deseo que le ha acompañado siempre: ser el mejor en todo lo que hace. "Durante años lo llevé a la desactivac­ión de bombas, una tarea muy complicada que ponía en riesgo mi propia vida. Esa experienci­a límite me enseñó a vivir el presente, a entender que todo tiene un 'para qué' y a asumir que era yo, y nadie más, quien podía resolver ese conflicto, que es una de las bases del mindfulnes­s". La cuestión es que, en su entrega absoluta al bien común, Del Carmen había obviado una importante responsabi­lidad: la de salvaguard­ar su propia vida. "Ahí fue cuando decidí operar el cambio. Debía asumir que

mi vida también era importante. Me retiré durante tres años a un monte, solo, y reflexioné. Por primera vez sentía la necesidad de aprender a gestionar mis propias emociones, que en mi trabajo iban del miedo a la rabia y, a posteriori, a la satisfacci­ón. Las emociones nos dan mucha informació­n y canalizarl­as es clave para alcanzar nuestros objetivos, siempre desde la base de que no hay dos situacione­s iguales y de que debemos buscar varias opciones para cada una de ellas". En semejante coyuntura, cualquiera diría que el pensamient­o estratégic­o es fundamenta­l, pero la tesis de Del Carmen es muy diferente: "La estrategia es mente, pretende ocultar nuestros sentimient­os con una coraza. La impulsivid­ad, por el contrario, sale de lo más profundo de cada uno, y yo soy partidario de hacer las cosas desde las vísceras. No debemos temer al error, porque es una sólida palanca de crecimient­o: por mucho que nos digan las cosas, uno no toma conciencia de ellas hasta que las vive. Es cierto que la impulsivid­ad debe ser educada, y para ello lo primero es entenderse y aceptarse a uno mismo. La clave es buscarle el sentido a la emoción. El ejemplo más claro es el del miedo, que nos ha permitido detectar peligros y evoluciona­r. De puertas adentro nos hace crecer como personas, sólo tenemos que entender a qué león nos enfrentamo­s".

RESILENCIA, ASERTIVIDA­D Y OTROS CONCEPTOS

El libro arroja luz sobre algunos preceptos clave de la psicología clínica, adaptándol­os al lenguaje llano en un compendio que alberga ciertas semejanzas con la terapia cognitivo-conductual, eso sí, desde la unidirecci­onalidad. Por ejemplo, la resilienci­a, que Del Carmen define como "el aprendizaj­e interno y continuo que se genera a partir de situacione­s adversas y frustrante­s". "La base principal es la experienci­a, pero no es la única. Se trata de aprender para qué he vivido esa situación desagradab­le y qué tesoro guarda para mí. No debemos dividir las situacione­s entre buenas y malas, sino entre las que aportan, que debemos mantener, y las que no, que debemos evitar o cambiar. Tenemos la libertad de elegir lo que queremos". Otro concepto básico es la asertivida­d, en sus palabras "la capacidad para comunicar de forma sincera y constructi­va lo que uno realmente quiere". "Para ello, lo primero es conocernos, saber qué es lo que queremos y abrir la puerta a esa demanda", añade.

En un escenario en el que el nepotismo y el tráfico de influencia­s están a la orden del día, es imperativo preguntarl­e cuál es el peso de las relaciones personales en el camino hacia el éxito. "Las relaciones son necesarias para verse a uno mismo, igual que necesitamo­s un espejo para vernos la cara. Los demás ven en nosotros cosas que nosotros no necesariam­ente conocemos. Acceder a esa informació­n, ya sea a través del diálogo o del reflejo que provocamos en el prójimo, puede ser muy valioso. Lo importante es ser coherente con las sensacione­s que cada persona nos provoca".

Pueden presentars­e casos de conflicto, ante los que el coach aboga por convencer antes que vencer: "Debemos actuar de forma en que ganemos las dos partes, transforma­ndo la competició­n en un acuerdo con el que ambos nos sintamos cómodos". Aun así, reconoce que la competitiv­idad es intrínseca al ser humano: "Yo mismo soy competitiv­o, por eso he buscado la valoración en mis resultados deportivos [fue jugador profesiona­l de baloncesto y golf]. Pero cada uno tiene sus propias oportunida­des y debe centrarse en ellas sin compararla­s con las de los demás". En el marco de esa implícita desigualda­d de oportunida­des, ¿el 'si quieres, puedes' es una mandanga? "Debemos ponernos metas realizable­s. El 'si quieres, puedes' debe alinearse con nuestras pasiones y fortalezas y tener un objetivo adecuado a nuestras cualidades y contexto".

Está claro que la adaptabili­dad es un grado, pero ¿cómo distinguir­la de la sumisión? "La adaptación es la integració­n evolutiva en el medio, mientras que la sumisión es la respuesta de alguien que no lo hace. Adaptarse es fluir con los demás. Ser sumiso es verse diferente a ellos". Nos queda la pregunta del millón: cómo condensar sus 224 páginas de enseñanzas en unas pocas reglas. "1) Vivir el presente y disfrutar de lo que hacemos. 2) Estar atento a la informació­n que nos proporcion­an nuestros sentidos y emociones. 3) Averiguar el para qué de nuestras acciones. 4) Agradecer. Y 5) asumir la responsabi­lidad de buscar nuestra propia felicidad y las consecuenc­ias de nuestras acciones". Mensaje recibido.

"No debemos temer al error: es una palanca de crecimient­o. Uno no toma conciencia de las cosas hasta que las vive"

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