Eliud Kipchoge
Hacer posible lo imposible
Eliud K ipchoge le gusta leer libros de negocios. " Se pueden trasladar las enseñ anzas al ���������� asegura. P or eso, dentro de la espartana rutina que el corredor se autoimpone en el campamento de K enia en el que vive y entrena seis días a la semana, hay espacio para una hora de lectura por la tarde y otra después de cenar. Ú ltimamente, según le contó a nuestros compañ eros de GQ U SA, está obsesionado con una comparativa entre Microsoft y Apple que ha encontrado en un libro del escritor y conferenciante Simon Sinek . Mientras que los ejecutivos de Bill Gates se ofuscan con incrementar el valor de la acción, defiende el ������� británico, los de Apple sólo se preocupan por hacer los mejores productos posibles. " T rabajan, pero no compiten" , glosa Eliud. " La gente de Microsoft tiene una mente finita. La gente de Apple, infinita" .
Muchos deportistas a lo largo de las últimas décadas han dedicado su madurez a impartir conferencias sobre los valores que el deporte puede aportar a la empresa. El camino de vuelta, sin embargo, está muy poco transitado. P ero K ipchoge ve con claridad la diferencia entre una mente finita o infinita y de qué manera afecta a la carrera de un maratoniano (cuya indiosincrasia, después de todo, reside en resistir y mirar a largo plazo; sospechamos que le encantaría ��� ������� ���� ���������� el clásico de T heodore Levitt): si aspiras a batir récords, hacerte famoso y ganar mucho dinero, no pasarás de ser un corredor mediocre; por el contrario, si lo que te motiva es convertirte en la máquina de correr mejor engrasada que haya pisado jamás el asfalto, no hará falta que te preocupes por competir, porque nadie podrá vencerte.
P rofundizando un poco por nuestra cuenta en el símil con Apple, en la biografía de Steve J obs de Walter I saacson (desconocemos si el maratoniano la ha leído), uno de los ingenieros claves en el nacimiento del revolucionario Apple
I I le explica al autor que en aquella época hicieron cosas imposibles porque no sabían que lo eran. La mente infinita de nuevo, el legado que recoge Eliud: si el 12 de octubre de 2019 fue capaz de correr una maratón en menos de dos horas por primera vez en la historia del atletismo fue porque, al contrario que el resto de la humanidad, tampoco sabía que fuera imposible. El tiempo de 1:59:40 no consta como récord mundial por una serie de consideraciones técnicas (K ipchoge es también ��������� oficial de la maratón, con 2:01:39), pero en realidad eso a nadie le importa. Desde luego, no le importa al k eniata. T ambién el Apple I I fue un fiasco comercial. Y , sin embargo, lo cambió todo.
T endemos a retratar a los deportistas de élite como superhéroes con algún tipo de poder especial que, a falta de otra palabra mejor, llamamos calidad o talento. P ero Eliud es el vivo ejemplo de que para superar las barreras de lo posible no es necesario ningún superpoder ni ninguna pócima elaborada en una instalación secreta del gobierno. Basta bucear un poco en su disciplina de entrenamiento para concluir que el secreto de su éxito es, precisamente, que no hay ningún secreto. Vive para su deporte seis días a la semana, recluido en un campamento con otros atletas de élite en una especie de gran hermano del maratón. Aislado incluso de su propia familia (tiene mujer y tres hijos), acumula k ilómetros en las piernas y enseñ anzas en la cabeza que después, simplemente, deja fluir en las competiciones. Como decía Sun T zu, " un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después" . Y Eliud empieza a ganar cuando corre más de 200 k m a la semana; o cuando prepara su mente con sus lecturas. N o hay trampa ni cartón. K ipchoge no se engañ a pensando que tiene algo especial que los demás no tienen, ni deja que su equipo multidisciplinar, que agrupa a entrenadores, fisiólogos, nutricionistas y diseñ adores de zapatillas (el maratoniano es una de las grandes estrellas de N ik e), lo hagan tampoco. En su habitación hay un póster encima de la cama con una frase de P aulo Coelho: " Si quieres tener éxito, sólo debes respetar una regla: nunca te mientas a ti mismo" .
Eliud parece mayor de lo que es en realidad. P odríamos decir que es un joven con un alma vieja, pero lo cierto es que su edad genera cierta controversia. O ficialmente declara 35 añ os, aunque hay quien dice que ya ha entrado en la cuarentena. En cualquier caso, le quedan unos pocos maratones por correr –se ha impuesto en 12 de los 13 en los que ha participado–. U no de ellos iba a ser el mayor reto de su carrera: vencer en los J uegos O límpicos de T ok io al etíope y ��������� mundial de los 5.000 y los 10.000 metros K enenisa Bek ele, uno de los mejores fondistas de todos los tiempos, y que además posee la segunda mejor marca de maratón (apenas dos segundos más lento que el propio K ipchoge). El aplazamiento de la cita al verano del añ o que viene nos ha privado de este duelo de dimensiones épicas, el Ali contra F oreman del atletismo. P ero K ipchoge simplemente seguirá preparándose por si un día llega. Corriendo. Y leyendo.
Eliud Kipchoge es el mejor fondista de la historia. También el primer hombre en bajar de las dos horas en una maratón y un ávido lector de libros de negocios. Gracias a ellos, ha aprendido que la superación es un impulso que ha de surgir de uno mismo, y no de la necesidad de competir contra los demás. Él lo llama la mente infinita. Y lo ha aprendido de Apple.