VUELVE EL SETENTERO BRAZALETE INTEGRADO
Las tendencias relojeras son de tres tipos: las que atañen a la mecánica del reloj, las que se basan en criterios puramente estéticos y las que suponen un mix entre el diseño y la funcionalidad. Al primer grupo pertenece la vuelta del tourbillon (analizada en el anterior número de julio-agosto); en el segundo se integrarían los relojes azules y verdes, vintage y de bronce, ecológicos y unisex, por ejemplo; y, finalmente a la tercera obedece la tendencia ya apuntada en 2019 de poner un brazalete integrado. Un contrapunto muy oportuno al auge de las correas provistas de diferentes sistemas de intercambiabilidad rápidos y fáciles, sin necesidad de herramientas ni visitas al relojero.
Puesto que de las dos anteriores ya hemos hablado, nos referimos hoy a la tercera. Es ésta una moda que proviene de los años 70, cuando el Royal Oak de Audemars Piguet y el Nautilus de Patek Philippe causaban furor como paradigmas del reloj deportivo de lujo de aire chic.
La influencia de estos dos relojes icónicos volvería a impregnar el mercado en 2019, con el Chopard Alpine Eagle, el Bell & Ross BR05 y el Girard-perregaux Laureato como ejemplos más destacados. Estas piezas dieron el pistoletazo de salida a la integración de los brazaletes. La mayoría de estos brazaletes estaban fabricados en acero porque, diseño al margen, este metal lleva ganando terreno al titanio y a otros materiales futuristas desde hace un tiempo, tanto por la comodidad y prestaciones que proporciona como por su precio, mucho más asequible.
A esta nueva corriente se apuntó rápidamente Hublot que, 15 años después de la creación del Big Bang, lanzó en enero su Big Bang Integral, que adoptaba un brazalete metálico integrado; un hecho inaudito para la marca pionera en la introducción del caucho en las correas.
Se unió a la fiesta de la integración A. Lange & Söhne con Odysseus, el reloj deportivo de fin de semana de los amantes de la firma sajona y la primera colección de la casa realizada en acero. Su brazalete es sumamente cómodo de llevar y su longitud se puede ajustar en pequeños pasos de hasta 7 milímetros gracias a un cierre desplegable de seguridad. Si es necesario, el brazalete también se puede ampliar añadiendo más eslabones.
Hasta la casa Breguet reactualiza las diferentes versiones del Marine, ya sea en oro rosa con esfera plateada o en oro blanco con esfera azul, en versiones más deportivas gracias a brazaletes de oro a juego, cuyo primer eslabón, directamente unido –integrado– a la caja, prolonga de manera fluida las líneas del reloj hacia la muñeca para un mayor confort.
Por su parte, la tercera generación del Portugieser Yacht Club Cronógrafo (Ref. 3907) resurge con tres modelos que ofrecen brazaletes metálicos muy ergonómicos, tanto en acero inoxidable como en oro rojo de 18 quilates.