Viajar con la nariz
Se dice que los perfumes, como el cine, nos permiten viajar sin movernos de casa. Con el documental ‘NOSE’ vas a descubrir exactamente POR QUÉ.
Comienza recordando al espectador que es justo esa palabra, nariz, la que se usa para denominar coloquialmente a los creadores de perfumes. La perfumería no sería nada sin ellos, son los artistas que traducen en aromas los recuerdos. Y, sin embargo, la creación de una fragancia comienza muchos años antes de que estos maestros desarrollen su fórmula en un laboratorio. De hecho, para explorar su génesis hay que viajar allá donde se cultivan y destilan sus ingredientes, en regiones tan remotas como Indonesia, India o Madagascar; o tan cercanas como Calabria y Grasse.
En esta última localidad, cuna del arte de la perfumería mundial, nació y se crió François Demachy, el perfumista creador de Dior. Él es el protagonista de Su personalidad tímida e hipnótica es el hilo conductor de una historia que conecta con idénticas dosis de pragmatismo y poesía el aroma de una rosa con la productora que la cultiva con dedicada pasión. François nos enseña que un buen perfume es el fruto de la inspiración y el trabajo artesanal; pero también que una parte importante de aquello que llamamos lujo consiste en ser capaz de llamar por su nombre a los hombres y mujeres que destilan el rico absoluto de sándalo en los bosques de Sri Lanka.
Los realizadores Arthur de Kersauson y Clément Beauvais se embarcaron junto a Demachy en un periplo de dos años por todas las tierras antes enunciadas y muchas otras, en un intento de descifrar el misterio que rodea a uno de los mejores narices del mundo y de elucidar, en último término, el secreto que se esconde detrás de un perfume. así, no es un documental al uso sobre el mundo de la perfumería. Es, en sentido estricto, un viaje, físico y emocional, que empieza por el y acaba en el laboratorio del perfumista; que comienza en el trabajo más primitivo del hombre y culmina en el más sublime. Es el tributo más perfecto a la historia de amor entre la naturaleza y el perfume; y, de paso, un homenaje al genio humilde de Demachy, que ocupa su lugar como uno más en esa cadena gloriosa.