ARGUMENTOS PARA CONVERTIRTE EN UN AUTÉNTICO FAN
Tras varias semanas de rumores, el presidente de Patek Philippe, Thierry Stern, ha explicado la razón por la que la marca dejará de producir este año su emblemática referencia 5711/1A, el modelo Nautilus de acero con esfera azul. El líder de la manufactura lo tiene claro: no quiere que un solo modelo suponga el 50% o más de la facturación y domine la imagen de Patek.
Este adiós a un best-seller de la relojería mundial nos lleva a fantasear sobre cuáles serían los modelos estrella que otras marcas deberían fulminar de su producción para crear semejante impacto marketiniano y provocar una respuesta compulsiva en alguno –o en todos– de los siguientes tipos de fans de la alta relojería: el coleccionista conceptual, las nuevas generaciones (que suena a partido político), el coleccionista espejo (o imitador de los famosos) y el puramente especulativo.
El coleccionista de relojes de toda la vida busca, puja y se apunta a listas de espera kilométricas para poseer un modelo en concreto, de un determinado año, con un tipo de esfera –contadores panda o tricolores, agujas tipo pera o manzana, espada o lanza, por ejemplo– de las marcas Rolex, Patek Philippe y Omega, principalmente.
Imagínate qué pasaría si la cuarta generación del Omega ST 105.012, comúnmente conocida como Speedmaster Moonwatch y que fue utilizada en la Luna por los astronautas del Apolo 11 en 1969, desapareciera del catálogo de la firma. Pues francamente, más de uno se desvelaría por ello, o no pararía hasta encontrar el último ejemplar con esas características. Aunque, por fortuna, Omega acaba de lanzar la versión Master Chronometer que incluye la clásica caja asimétrica, la esfera achaflanada, el doble biselado del fondo de caja, el famoso punto sobre el 90 (DON o "Dot over Ninety") y un punto diagonal a 70 en el aro de bisel de aluminio anodizado.
¿Y si el Royal Oak Jumbo Extraplano en oro blanco y esfera azul se dejara de fabricar de repente en la manufactura de Audemars Piguet? Tal vez los futuros groupies relojeros se quedarían huérfanos de famosos como Travis Scott. Por cierto, que al rapero, compositor musical y productor estadounidense se le ha visto en público no con uno, sino con dos Royal Oak. Uno de ellos, el Royal Oak Frosted Gold Double Balance Openworked 'Rainbow', que difícilmente pasa inadvertido…
Y es que las celebrities son grandes prescriptoras para los consumidores de relojes de lujo: Rafa Nadal, Michael B. Jordan, Brad Pitt, Cristiano Ronaldo o Justin Bieber son sólo algunos ejemplos de estos personajes ilustres que empujan al coleccionista espejo a hacerse con una pieza no sólo cara y glamurosa, sino destinada a situarse en el olimpo de los objetos aspiracionales para el hombre. Así fue como el Rolex Cosmograph Daytona de Paul Newman –que inspiró el apodo legendario de las versiones más prestigiosas del Rolex Daytona– se convirtió en 2017 en el reloj de pulsera más caro de la historia (15.228.095 €). Un precio que, por si quedaba alguna duda, lleva a contemplar la relojería como un fondo de inversión no sólo seguro, sino hermoso y lleno de historia.
Precisamente la historia es el mejor argumento de venta para los compradores más acaudalados. No porque éstos sean especialmente sentimentales o nostálgicos, sino porque es la unicidad de una pieza, el hecho de "ser el reloj que llevaba tal famoso" o el único fabricado en un determinado material, lo que dota a un modelo de jugosa semántica para el coleccionista; y, de paso, disipa cualquier riesgo de volatilidad para el especulador.
A las marcas adscritas al coleccionista clásico se le suman valores futuros como el TAG Heuer Carrera, el IWC Portugieser Chronograph, el Pasha de Cartier, el Breguet Classique o el Breitling Navitimer, todos ellos modelos con clara vocación de seducir a las nuevas generaciones de fans. Pero, ¿se arriesgarían estas marcas a "discontinuar", como se dice en argot, una referencia de tanto éxito? Como siempre, sólo lo sabremos con el tiempo.