GQ (Spain)

PARA SER UN PADRE MODERNO NO TE TIENE QUE GUSTAR C. TANGANA

- por IAGO DAVILA

Tengo un amigo que padece un 'FOMO' agudo. Soltero y sin hijos por vocación, lleva años empleándos­e a fondo en mantenerse a la última en tendencias culturales, de moda y de estilo de vida, un ritmo que ya me costaba seguir cuando no era padre, y que me resulta algo inalcanzab­le desde que nacieron los niños.

Tener una mentalidad moderna y progresist­a ( dos términos denostados por los de mi quinta y que, sin embargo, las nuevas generacion­es han sabido redefinir y abrazar sin complejos) te mantiene joven de espíritu y aporta innumerabl­es beneficios. Sin embargo, también acarrea esfuerzo y dedicación, y es fácil verse superado por el ritmo frenético de la vanguardia.

Yo empatizo mucho con mi amigo y la ansiedad en la que se ha instalado, que se ha visto acuciada con la nueva normalidad. El pobre ya no sabe qué inventarse para mantener bien nutridos de contenido sus perfiles en las redes sociales ni de dónde sacar el tiempo para digerir tanto hype. Y las restriccio­nes para moverse e interactua­r con otras personas no hacen más que agravar su situación.

Me dice que soy la única persona que le entiende cuando le entran sudores fríos ante un fin de semana sin planes que molen o cuando afronta un dilema entre conectarse a un Charlando Tranquilam­ente de Ibai o sumarse a una sala de Clubhouse. "¿De qué crees que va a hablar mañana la gente?", me pregunta. La gente, obviamente, no es cualquier persona. La gente es la gente-que-interesa.

Yo siempre le respondo lo mismo: "Tranquilo, que siempre vas a ser un moderno. Todo depende de con quién te compares". Y le recuerdo esa vez que una amiga relataba las dudas que tenía respecto a matricular a su hija en un colegio porque no sabía si iba a encajar con el resto de padres. Entonces, uno que estaba en la conversaci­ón nos señaló a mi mujer y a mí y dijo: "¿Pero son frikis, como éstos?".

Lo que aquel hombre quería decir con frikis era, en realidad, modernos. Y es que, aunque seríamos una pareja random en cualquier barrio de moda de España, a sus ojos, mi mujer y yo debíamos de estar a un nivel Samantha Hudson de modernidad. Porque, como decía, lo de ser moderno depende de con quién te compares.

Para empezar, porque "moderno" no es un adjetivo que uno se deba aplicar a sí mismo, sino una categoría en la que te clasifican los demás, así que habrá situacione­s o grupos en los que serás un moderno, y otros en los que no.

Pero el gran descubrimi­ento que he hecho desde que tuve que abandonar la primerísim­a línea de las tendencias (y que me ha dado una inmensa paz de espíritu) es entender que el hecho de que no pueda abarcar todo lo que ocurre a mi alrededor me ha convertido en una persona más interesant­e. Y la razón es muy sencilla: porque me obliga a escuchar.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain