Granada Hoy

Julio, lo mejor de tu vida

Alejado del escenario, cumple medio siglo de su victoria en Benidorm con ‘La vida sigue igual’

- Francisco Andrés Gallardo

“Haré un disco con Julio Iglesias cuando aprenda a cantar” dijo Stevie Wonder al llegar a España. Tuvo que aprender rápido porque al poco, en 1988, interpreta­ron en dueto My love. Ya por entonces el hijo de Julio Iglesias Puga, que tuvo en vilo a España al ser secuestrad­o por ETA, vivía en la cúspide y en una mansión del ¡Hola! en Miami. Su nombre estaba unido al lujo máximo, noches ochenteras de pajaritas, caviar, champán y ronroneos de baladas. Era el español más universal y aunque en popularida­d ha sido incluso vencido por su hijo Enrique, con quien no se ha llevado bien, es el ibérico que más discos ha vendido por todo el globo: 350 millones. Y ha publicado 80 álbumes. De todos los colores. En todos los idiomas más comerciale­s.

Hay muchos nombres fundamenta­les en la vida de aquel truncado guardameta del Real Madrid (el Xerez y el Córdoba tuvieron otro portero con igual nombre y apellido), pero el esencial para explicar su meteórico ascenso al Olimpo y al Olympia de París es el de Alfredo Fraile, el Mánager, con mayúsculas, su apodo, quien reveló bastante trastienda en el libro Secretos confesable­s. Un día, tras quince años, decidió dejar la habitación donde se encontraba con Julio y no volvió a verlo. Habían pronostica­do “cuatro o cinco años y nos retiramos”. Lo dijeron en vísperas del Festival de Benidorm de 1968. Hoy se cumplen 50 años de la victoria de La vida sigue igual. Es evidente que no fue así para aquel futbolero que en vís- peras de cumplir 20 años tuvo un accidente de coche que le dejó la sensibilid­ad al 65%. En sus posturas de memes quedan rastro de esos movimiento­s budistas de una recuperaci­ón que lo convirtier­on en un joven lacónico. Cuando cierra los ojos o se lleva la mano al ombligo hay un bosquejo de la traumática experienci­a.

El éxito se le vino encima a ese veinteañer­o algo desgarbado, con una sonrisa como el mapa de Nepal, algo acomplejad­o pero de seducción innata, que aceleró su fama guiñando a las hijas y a las madres. Presume de haber compartido pikolines con más de 3.000 féminas aunque encontró una ansiada estabilida­d sentimenta­l en la modelo holandesa Miranda Rijnsburge­r. Con ella, con quien se casó en 2010, ha tenido un equipo de fútbol sala: Miguel, Rodrigo, Victoria, Cristina y Guillermo. Con alguna demanda más de por medio, con Isabel Preysler tuvo sus tres vástagos mayores conocidos por todos: Chabeli ( De niña a mujer), Julio José y Enrique, el de las experienci­as religiosas. Con Isabel se agobiaba en sus giras abalanzánd­ose sobre los teléfonos de los hoteles, para fingir su fidelidad. Pero no, lo sabía bien Fraile. En México tuvieron que convencer a un marido que les apuntaba con un revólver. Isabel, un día de 1978, le endosó las maletas. Con Manuel Alejandro de compositor le cantaría lo de “lo mejor de tu vida lo he disfrutado yo”. Qué sabrá Julio.

Con Isabel apenas llevaba siete meses cuando aquella filipina tímida pasó por el altar de Illescas. Estaba embarazada, pero ella no que- ría casarse de penalti. El portero de la cantera del Real Madrid, insistió. Era enero de 1971 y sólo medio año antes pasó por Eurovisión. En la edición más descafeina­da de la historia, con media Europa boicoteand­o un festival que se iba al garete, Julio quedó cuarto, casi empatado con media tabla. Fue un fiasco, aunque se recuerde con que fue un triunfo. Qué va. El logro que consiguió Iglesias en Amsterdam con Gwendolyne fue una entrañable amistad con Adolfo Suárez, por entonces director general de RTVE. En la única cadena no le faltaron programas y en la noche electoral de 1977 estrenó Soy un truhán, soy un señor, descripció­n que ha pasado a la posteridad por Tricicle.

Con el aznarismo, y sus paseos por Valencia, no escondió las cartas. Con España encarrilad­a a la democracia y la nostalgia de Un canto a Galicia llegaron los años para el soltero de oro. Quijote en Miami, ocultando en amplios pantalones las secuelas del accidente y peleando contra una alopecia, herencia paterna, irredenta.

Asegura que aprendió a cantar con los años, dándole a la samba, a la salsa. Al country. Sin internet vendía discos a mansalva, aunque fueran malos. Su público lo sigue sosteniend­o y mantiene la popularida­d aunque sea a fuerza de “y lo sabes”. A sus 74 años está más alejado de los escenarios de lo que querría. Cuando anuncie una gira, que puede ser la última, no le faltarán quienes le coreen que La vida sigue igual. Medio siglo después.

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FOTOS: EFE Julio Iglesias en 1998, en uno de sus posturas más caracterís­ticas.
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MIGUE FERNÁNDEZ En un recital en Málaga, en un gesto de ‘meme’.
 ??  ?? Julio a principios de este siglo.
Julio a principios de este siglo.
 ??  ?? En su boda con Miranda.
En su boda con Miranda.
 ??  ?? Con sus hijos Julio y Enrique.
Con sus hijos Julio y Enrique.
 ??  ?? Con Suárez, director de TVE.
Con Suárez, director de TVE.
 ??  ?? Su disco de Benidorm 1968.
Su disco de Benidorm 1968.
 ??  ?? De portero (d.), en juveniles.
De portero (d.), en juveniles.
 ??  ?? Recién casado con Preysler.
Recién casado con Preysler.

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