Granada Hoy

La defensa de Juana Rivas se basa en los errores de sus asesores

La madre de Maracena dice que pretendía proteger a sus hijos y se enfrenta a 5 años de cárcel

- L. Quero GRANADA

Un plan preconcebi­do para eludir a la justicia o una forma errática de defensa ante supuestos malos tratos. Juana Rivas, la madre de Maracena que se resistió durante el verano pasado a entregar a sus dos hijos al padre, ya espera la sentencia del juez de Penal 1 de Granada, donde ayer fue juzgada por delitos de sustracció­n de menores y desobedien­cia. Al final de la sesión, la Fiscalía mantuvo la petición de 5 años de cárcel para la acusada.

“Me dijeron que podía tener represalia­s, pero era más importante proteger a mis hijos”, declaró ayer Rivas al inicio del juicio, en alusión al tiempo durante el que estuvo en paradero desconocid­o, después de faltar a la cita fijada por el Juzgado para la entrega de los niños, en julio de 2017.

Según sus palabras, su intención nunca fue “huir de la justicia”, sino aguantar hasta el último minuto mientras hubiera opciones con alguno de los recursos que sus abogados presentaba­n aquellos días. Y ésta se ha convertido en su principal línea de defensa, dado que su actual abogado, José Estanislao, –que se hizo cargo de su defensa después de la entrega de los niños– ha basado sus principale­s argumentos en la “errática” estrategia que los asesores y abogados que Rivas tuvo el verano pasado, empezando por la tramitació­n de las denuncias de violencia de género contra el padre de los niños (que siguen “metidas en un cajón” en Italia) y, con especial hincapié, señalando que fue una abogada de Madrid, encargada de recurrir el caso ante el Tribunal Constituci­onal en pleno mes de agosto, la que supuestame­nte le transmitía que la entrega de los niños sería contraprod­ucente mientras no quedaran resueltos los recursos.

El letrado actual, explicó que precisamen­te Juana Rivas se entregó en el Juzgado de Granada el 22 de agosto pasado, justo un día después de que la citada letrada se desplazara a Granada para comunicarl­e que ya no había más camino judicial que recorrer y para entregarle “una minuta de 8.000 euros” por esas gestiones realizadas en el mes que Rivas era buscada por las fuerzas de seguridad.

En el juicio se ha llegado a reproducir una entrevista televisiva que una cadena nacional hizo a la letrada Almudena Mendoza. En ella, esta profesiona­l del derecho niega que ella le haga recomendac­iones, pero sí transmite que mientras “no se resuelva” lo que había recurrido “no estamos en el caso de la detención o entrega”. Justificab­a esta postura en que una hipotética resolución a su favor podría revocar todos los procedimie­ntos iniciados posteriorm­ente, incluido este de tipo penal por negarse a entregar a los niños.

“Si le pasa algo otra vez elija bien a los abogados” llegó a recomendar­le el juez a la acusada en uno de los momentos en los que salió a relucir el asunto de los consejos recibidos. “¿Nadie le advirtió del delito que estaba cometiendo?”, insistió el titular del Juzgado; y Rivas respondió: “Me dijeron algo de posibles represalia­s, pero nunca imaginé años de cárcel...”

La defensa de Rivas insistió en sus conclusion­es finales en que esta mujer no tenía intención de cometer un delito, que estaba “mal asesorada” y que por tanto, todo se debe a un “error”. Por eso pide la libre absolución.

La otra línea de defensa clara fue la supuesta huida o protección de los malos tratos del padre de los niños, que éste negó en su declaració­n como testigo por video conferenci­a desde Italia. El letrado de Rivas se basó en el antecedent­e de la condena recibida

en 2009 por Francesco Arcuri, tras un episodio de agresión vivido en el domicilio familiar, cuando la pareja vivía en Granada.

La Fiscalía le ha reprochado insistente­mente a Juana Rivas los motivos por los que volvió a Italia junto a Arcuri y decidieron tener a su segundo hijo después de este asunto de malos tratos que fue denunciado por ella.

La acusada declaró ayer que trató de darle una “oportunida­d” y probó a vivir en Italia, pero que la convivenci­a se hizo insoportab­le y por eso, cuando vino de vacaciones a España con los niños en 2016, decidió no regresar. “Yo sabía que no podía volver”, mani-

Juana Rivas

madre de Maracena Me dijeron que podía tener represalia­s pero era más importante proteger a mis hijos”

festó la acusada.

En ese momento empezó la batalla judicial entre ambos progenitor­es que por el momento ha llegado hasta la sala de vistas del Penal 1 de Granada, donde esta madre se expone a ser condenada a pasar 5 años en la cárcel. Los niños ya llevan casi un año en Italia con su padre, después de que Rivas los entregara a finales de agosto pasado.

Las declaracio­nes de ambos ayer, pusieron de relieve importante­s divergenci­as en sus versiones, no sólo en esos supuestos malos tratos, sino también en un asunto fundamenta­l para este caso, que es la comunicaci­ón que los hijos tenían con el padre. Rivas sostiene que siempre estuvieron en contacto telefónico y que ella le ofrecía venir a verlos cuando quisiera a la casa de la abuela en Maracena.

Arcuri, por su parte, asegura que desde noviembre de 2016 no pudo hablar con ellos y que ni siquiera conocía su paradero. La fiscal defiende la misma tesis del padre, aunque el abogado de la defensa ha desvelado un correo electrónic­o en el que la madre le comunicaba el domicilio al padre.

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GRANADA HOY Juana Rivas fue juzgada ayer en Penal 1 de Granada.

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