Granada Hoy

La última llamada

● El Gobierno empezará a eliminar las cabinas de las calles a partir de este año

- Jaime Cinca GRANADA

“Todo tiene su fin”, como rezaba la canción de Los Módulos, aunque la versión de Medina Azahara e, incluso, la del Barrio sean más conocidas. Las cabinas telefónica­s serán retiradas de las calles, aquellas de las que durante décadas han sido mobiliario urbano histórico.

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competenci­a –CNMC– secundó ayer la propuesta de la Secretaría de Estado para la Sociedad de la Informació­n y la Agenda Digital –Sesiad– de modificar el ser vicio universal de tele comunicaci­ones para suprimirla obligación de mantener las cabinas, un servicio de informació­n telefónica para todos los usuarios y guías de uso público.

Si se realiza una nueva versión de la película de Antonio Mercero, La cabina, ya no podrá filmarse en un enclave real, sino en estudio recreando la vida de estos teléfonos. La CNMC defiende que “no existen razones de mercado actualment­e para seguir garantizan­do la prestación” de estos elementos como parte del servicio universal.

“Ni la puesta a disposició­n de todos los usuarios finales, al menos de un servicio de informació­n general sobre números de abonado, ni la existencia de una oferta suficiente de teléfonos públicos de pago tendrían justificac­ión de mercado para existir”, explica la CNMC en su blog.

Pero aunque su uso sea algo residual, en caso de emergencia pueden ser muy útiles, por si se acaba la batería del móvil, y, así lo entiende la empleada de la farmacia que hay enfrente del Hospital de Traumatolo­gía, Sonia Ferrer, que considera que es un servicio necesario y que, al menos, debería haber una por barrio.

Pero aunque parezca algo insólito, las cabinas se siguen usando. El empleado de la cafetería San Francisco, Melchor Fenández, destaca que a su establecim­iento va gente a preguntar por un teléfono público. “Hoy lo han usado una vez, y ayer otra. Yo pensaba que no

En la capital aún quedan más de un centenar de cabinas, sobre todo en el centro

funcionaba”, añade el camarero del establecim­iento situado enfrente de Traumatolo­gía y en cuya puerta se encuentra uno de estos aparatos.

Por su parte, el dueño del bar Pequeño Mundo en Granada, Francisco Cirera, dice que ocasionalm­ente entra alguien al bar a preguntar por una cabina, incluso añade que hace ocho años retiró dos teléfonos públicos que tenía en el establecim­iento porque ya no le salía rentable a pesar de que antes funcionaba­n bastante bien porque los vecinos acudían allí para llamar.

La proliferac­ión de los teléfonos inteligent­es y las aplicacion­es de mensajería instantáne­a han dado impulso para que las cabinas queden relegadas al olvido. Sin embargo, en Granada capital aún quedan más de un centenar de estos aparatos.

La cabinas de teléfono, que han sido el objetivo de numerosos actos vandálicos indistinta­mente del barrio donde se ubiquen, no sufrirán más agravios dentro de poco. En el futuro formarán parte de los museos y habrá que explicarle a los niños que a través de ellas se podía llamar a otra persona.

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CARLOS GIL Un télefono público en San Juan de Dios
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REPORTAJE GRÁFICO: CARLOS GIL Una persona usa una cabina de teléfono para realizar una llamada en Avenida Andalucía.

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