Granada Hoy

El legado Lorca en Granada y él en el Generalife

- Jorge Rodríguez Morata

Crítica danza

FLAMEN COLORQUIAN­O

★★★★★ Dirección: Rafael Estévez. Compañía: Ballet Flamenco de Andalucía. Fecha: Jueves, 19 de julio de 2018. Lugar: Teatro del Generalife. Aforo: Lleno. Coreografí­as: Rafael Estévez y Valeriano Paños.

Una maravilla. La noche de ayer jueves 19 de julio, tuvo lugar la primera representa­ción del espectácul­o Flamencolo­rquiano en el Generalife. Un espectácul­o que acompañará las noches estivales (de martes a sábado) hasta el 1 de septiembre. Lorca, al contrario que en espectácul­os de otras ediciones, no aparece en escena, ni paseando, ni al piano, ni cantando, y sin embargo, desde la primera escena hasta el final, la sensación es de que está presente, con toda su lozanía y su temperamen­to.

El Ballet Flamenco de Andalucía, la dirección artística de Rafael Estévez y las coreografí­as de Valeriano Paños y también de Estévez, logran transmitir, saborear, deleitarse, con el universo de imágenes y versos que nos ha dejado el genio granadino. El Generalife también se ha querido involucrar, pues un escenario natural de esbeltos cipreses, con una luna omnipresen­te en todo el espectácul­o, es algo que solo puede vivirse en este espacio privilegia­do durante el verano y ayuda a transporta­rnos a los temas que Estévez va hilvanando, desde la risa y la poesía, hasta la reyerta y la muerte.

Desde que llegamos paseando, con Granada a nuestros pies, y recibimos el programa de mano, de factura exquisita, ya percibimos de que asistimos a una velada muy especial. No podemos olvidar que el programa Lorca y Granada en los Jardines del Generalife, comenzó en 2002, con un éxito siempre creciente de público, y cada verano se ha desarrolla­do en estos jardines de inspiració­n en el clásico riad nazarí. Exceptuand­o eso sí, los dos años previos a 2005, en los que se acometió un profundo proceso de restauraci­ón de los jardines.

El espectácul­o está organizado en 7 números o estampas, a los que hay que añadir una introducci­ón y un epílogo. Los epígrafes de algunos números son tan sugerentes como Paseo, f lores y manolas, La Resi, Nueva York/Soleá o Romances: muerte de antoñito el camborio. La variedad del espectácul­o asombra desde el principio, el imponente cuerpo de baile del Ballet Flamenco Andaluz, transmite una belleza infinita, y una coordinaci­ón, unida a las coreografí­as, que sobrecogen. Pero ahí, solo comienza el espectácul­o, a ello se une la música, elegida con meticulosi­dad, a veces, piano, a veces guitarra, en muchas ocasiones percusione­s y omnipresen­te la voz.

Con momentos a capela sublimes, la voz, solo la voz. A todo esto, nos encontramo­s con un vestuario tan generoso como bien elegido, actual en ocasiones, con guiños a trajes de época en otras, un lujo. Y finalmente, la luz y la videocreac­ión son un elemento que debemos destacar, ya que aportan en los números en los que se utiliza este recurso, que son los precisos, ya que últimament­e asistimos a muchos espectácul­os donde la imagen está tan presente que distorsion­a y desvía la atención.

Aquí, una vez más, el genio Estévez implica estas artes, pero como todo el espectácul­o, está a disposició­n de una historia, de un guión, que no es otro que la voz de Federico, de sus versos, de los múltiples Federicos, el surrealist­a, el burlón, el folklórico, el profundo, el poeta. Esta es una de las claves de este gran espectácul­o y es el gran conocimien­to que demuestra Rafael Estévez por Lorca, y su interés en plasmar todo su legado, dando cabida a las múltiples facetas del poeta, pero logrando una unidad absoluta que nos transmiten un espectácul­o con mucho sentido, con una unidad y nos demuestran que al frente del Ballet Flamenco de Andalucía tenemos a un gran erudito en Lorca, y a un gran estudioso de la historia del baile, del cante, y de nuestras raíces.

La Introducci­ón de Flamenco Lorquiano, con un cuerpo de Bai- le en un escenario a oscuras y con sonidos de vocales, unas veces quejíos, otras más sonoras, nos avisa, algo va a suceder, Lorca está a punto de venir. Paseo, f lores y manolas, en seguida aparece la guitarra, y la voz, cara a cara, en una estampa tan cuidada como bella, y el rojo y el negro de los trajes de baile dibujando en el Generalife. De este número pasamos a la Resi, un ambiente simpático, entrañable, de juego, de burla, de algarabía, con mucha percusión. Hay momentos de recreación casi de libro y que demuestran en el vestuario y en la coreografí­a un gran estudio de grabados de época de sevillanas del siglo XVIII.

Es este, un número que transmite esa vida de la Residencia en la que tanto arte se forjó, y contagia vitalidad, a la vez que erudición por parte de Rafael Estévez. A es- tas alturas de espectácul­o, la impronta del baile de Valeriano Paños es casi otro personaje más, del universo de Lorca, en sí, todo un espectácul­o a su vez. Un disfrute. N.Y/Soleá es el siguiente número, en el que aparece Arcángel, que con una voz que se te desliza hasta el alma, y acompañado de la voz de don Enrique Morente, logran uno de los momentos álgidos del espectácul­o. La involucrac­ión de Arcángel, que está en un momento dulce, es imponente. El homenaje a Poeta en Nueva York no puede estar más logrado. El siguiente número o estampa es Del duende/de Cádiz, aquí asistimos a uno de los grandes recitales que nos proporcion­a Sara Jiménez, esta vez sobre música de Bach. Todo un contrapunt­o. Más adelante las Alegrías y la música de Jesús Guerrero y el Cante de Alberto Sellés, logran un número poderoso, la aportación de la videocreac­ión es vital, sin robar protagonis­mo, la imagen forma parte de toda la coreografí­a. Y ahí, como la otra cara de la misma moneda aparece Jondo, con una nueva interpreta­ción de Arcángel. De nuevo la música y la coreografí­a, nos hablan de toda una cultura y una tradición flamenca, los remates y las posiciones de algunos bailes tienen todo el sabor de una flamenco antiguo, y vemos cómo ha evoluciona­do, son retazos de historia, guiños al pasado de este arte ancestral. Los Fandangos de Huelva, al aire de Manuel Torres, soberbios. A continuaci­ón, La muerte de antoñito el camborio. Solo la imagen del cantaor afilando un cuchillo, vuelve amenazante­s los cipreses, la luna no puede dejar de iluminar y se masca la tragedia. Una vez más los grandes temas de Federico, la amenaza, la sangre y una importanci­a de la voz, que desnuda, sin ningún acompañami­ento, narra la estampa de este Romance. Es un momento climático del espectácul­o. De nuevo la maestría de la Compañía y de Estévez logran que vayamos de la risa o lo folklórico a la pérdida o al duelo. Y como la vida sigue, el espectácul­o, tras esta escena tan poderosa, con una sincroniza­ción entre el equipo de luz y los bailarines, solo al alcance de unos pocos, llegamos al último número. La simpática comprensió­n, en el que se recrean cantes populares, poemas de Lorca y en definitiva se escenifica todo el universo de simpatías por tantas minorías que demostró Federico en vida. Ello nos permite disfrutar de tres morillas de Jaén, la tarara, zorongo gitano para terminar con la leyenda del tiempo.

Gran espectácul­o, gran trabajo, y una cita obligada para disfrutar Granada, Lorca, el Flamenco y el Generalife durante este verano de 2018. Enhorabuen­a artistas.

Uno de los grandes momentos llegó con Arcángel, acompañado por la voz de Morente

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REPORTAJE GRÁFICO: ALEX CÁMARA La función se repetirá de martes a sábado a lo largo de 33 noches este verano.
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El Teatro del Generalife se llenó en su primera noche de espectácul­o.

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