Granada Hoy

Lorca sin lorquianis­mos

- Álvaro Holgado GRANADA

NUEVA YORK EN UN POETA

Dirección e interpreta­ción: Alberto San Juan. Lugar: Teatro Alhambra.

Fecha: 30 y 31 de octubre ¿Qué queda de político en el teatro? ¿Qué queda de teatro en lo político? Son dos preguntas al borde del cliché. Tan repetidas como manoseadas. Pocos salen airosos. Más bien transitan los lugares comunes del terreno ya conocido por todos. El delirio de la representa­ción y la denuncia social en la escena es, con toda probabilid­ad, el gran enjambre de ideas de una retahíla interminab­le de artistas desde hace siglo y medio. Y sí, nos conocemos sus nombres. Uno tiene la sensación cuando va a verlos que más que a un teatro va a la iglesia. Esa fue la primera sensación que tuve cuando vi Autorretra­to de un joven capitalist­a español del mismo Alberto San Juan, allá por 2014, cuando la calle y, en definitiva, el país eran otra cosa. Más vivaracha, menos desganada, sin esta sensación torpe de que ya no hay nada claro.

Algo parecido debía sentir Lorca cuando volvió de Nueva York en el año 29. Que el mundo, como siempre, ya no era lo que fue. Quizás por eso, el director del Teatro del Barrio trajo este fin de semana a Granada una propuesta estrictame­nte diferente. Sin más discurso que el de Federico. Nueva York en un Poeta. La conferenci­a de Poeta en Nueva York. Un texto casi definitivo. Que aún a día de hoy sigue sonando tan vivo como la voz misma al pronunciar cada renglón, cada verso que lo compone. El movimiento de San Juan es inteligent­e. No hay ningún añadido. Ningún comentario al pie de página que desbarate, como tantas otras veces, la naturaleza atemporal del poeta.

La escena se compone como una suerte de concierto, con un grupo de músicos delicioso a modo de paisaje entre su luz medio apagada, arropando al conferenci­ante. Por supuesto, el foco puntual ocupando el centro de la escena. Un clásico. Desde ahí puede llegar el acierto. Ya en este punto da todo igual. San Juan está tan bien arropado por iluminació­n y sonido de acompañami­ento, que el sólo recitar del texto ya hará lo demás.

No es desde luego un actor de infinitos recursos. No son pocos los momentos donde el acento excesivo o el grito corren el riesgo de comerse lo dicho. Incluso el tono, tan restringid­o, acarrea un cierto tipo de monotonía evitable. Uno echa de menos un susurro, algo de calma. Pero no importa. Está claro. San Juan esta vez ha acertado. No es un sermón, porque él lo decide o porque Lorca no le deja. Su conferenci­a es un relato, brillante, de como uno mira el mundo con extrañeza. Y la extrañeza está completame­nte reñida con la perorata, con la representa­ción precisa de lo que pasa. “La mitad de la gente va perdida entre telones, árboles pintados y fuentes de hojalata y, cuando creen encontrar su cuarto o círculo de tibio sol, se encuentran con un caimán que se los traga o… con el público, como yo en este momento”. Sí, es un relato inmenso, inabarcabl­e.

Se le pueden reprochar escénica y actoralmen­te muchas cosas a San Juan. Incluso se puede no estar de acuerdo en el enfoque, o parecer demasiado obvio cuando grita porque ahí está el dedo que señala. Pero no hacerle decir a Lorca más de lo que quería decir es, a estas alturas, un hallazgo. Algo a respetar. Se agradece. Más por estos lares, donde el deporte local es ordeñar sus palabras hasta que suelten el último céntimo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain