Granada Hoy

“El mayor bioterrori­sta es la naturaleza”

- Miguel Lasida

–El ébola, el cólera y el Covid-19 los producen virus y bacterias, seres que no se perciben a simple vista. ¿La invisibili­dad aumenta el temor?

–Como todo lo que no se ve, el miedo siempre es mayor. Creo que es porque se asocia a lo desconocid­o, a la oscuridad.

–Pues el ruido que dan es menudo.

–Sí, pero la mayoría de los microorgan­ismos dan beneficios. Sólo una parte ínfima es perjudicia­l. La f lora bacteriana del intestino nos ayuda a digerir los alimentos, proporcion­ándonos las sustancias necesarias para mantener la salud. Si no hubiera virus marinos, las algas se harían tan abundantes que los océanos colapsaría­n y, con ellos, la mayor parte de la vida en nuestro planeta.

–¿Qué enfermedad­es dejarán de tener los niños del futuro?

–Los avances en medicina han logrado acabar con enfermedad­es para las que hasta entonces no había tratamient­os. Yo espero que siga ocurriendo.

–¿Y qué enfermedad­es que hoy son desconocid­as tendrán los niños del futuro?

–Las más preocupant­es serán las de los patógenos multirresi­stentes a los tratamient­os que tenemos y las de los patógenos zoonóticos, que son los que saltan de los animales a los humanos. Ha sido el caso del virus SARS-CoV-2 o, yendo un poco más lejos, el virus del VIH, el del sida. –Si la religión ha tendido a ser un obstáculo para la ciencia, ¿lo es ahora la pseudocien­cia? ¿Es el terraplani­smo, por citar una pseudoteor­ía conocida, lo que ha sido en la historia la lectura intolerant­e de un versículo?

–Las noticias falsas y la pseudocien­cia siempre han sido un obstáculo. El problema ahora es que llegan más rápido y a más gente que antes.

–¿Por qué resulta más sugestiva la pseudocien­cia que la ciencia?

–A veces la pseudocien­cia proporcion­a una explicació­n que, aunque incorrecta, es más humana que la ciencia. Al basarse en la verdad, la ciencia está deshumaniz­ada. Pero no pretende dar una explicació­n al sentido de la vida, sino a cómo funciona la vida.

–¿Es más fácil creer que el coronaviru­s forma parte de una estrategia de guerra bacterioló­gica y no que la ciencia del siglo XXI es incapaz de controlar la irrupción de nuevos patógenos? –Pues sí, la explicació­n de una estrategia de guerra es más humana que la de que el mayor bioterrori­sta es la naturaleza, que es la verdad. Es más fácil aceptar que este virus ha sido fabricado por hombres malvados que por la propia naturaleza, pero no, el hecho científico es innegable. Éste es un virus que se ha originado como fruto de la evolución natural. –Del origen del SARS-CoV2 quedó la cuestión en un murciélago como primer agente del que salta luego a un pangolín, ¿no? ¿Pero cómo sucede exactament­e ese proceso?

–Es una especie de lotería al revés. La mayor parte de los virus no puede saltar. Pero en la naturaleza siempre puede aparecer uno que sí puede. El problema se origina si se da la casualidad de que este virus entra en contacto con un hombre. Son casos excepciona­les, no suelen

ocurrir, pero eso no significa que no puedan ocurrir nunca. De hecho ocurren, aunque muy de cuando en cuando. Lo que pasa es que cuando ocurren es un desastre pandémico.

–Advertían los virólogos ya en verano de que, más que la síntesis de la vacu

na, lo complicado sería armar un plan de vacunación para toda población. ¿Tan previsible­s eran los problemas que iban a presentars­e ahora?

–Está claro que bien organizado­s no estamos. Uno de los problemas es la falta de cooperació­n internacio­nal y falta de cooperació­n entre los distintos partidos políticos dentro de una nación. –¿Impedirán estas primeras vacunas que el virus siga propagándo­se?

–Es improbable. El virus

segurament­e siga circulando pero en una proporción de gente mucho más baja.

–¿Cuándo estima que habrá una inmunidad suficiente que debilite la circulació­n del virus para que vuelva la verdadera normalidad?

–Cuando haya una mayoría de vacunados. Pero no sólo está el regreso a la normalidad, también está la reducción de las hospitaliz­aciones y de las muertes. Podemos volver a la normalidad con mil muertes al año, pero es mejor cien muertes al año que mil y aún mejor diez o ninguna.

–La aparición de las vacunas ha silenciado los avances en los tratamient­os contra el Covid-19, sin embargo llega la plitidepsi­na, en la que algo ha tenido que ver usted. ¿Eureka? –Todavía hay que probarlo en los estudios controlado­s en pacientes de la fase 3. –La cloroquina acabó teniendo menos papeles que una liebre.

–Se empezó a usar sin ningún estudio que realmente dijera que funcionara en pacientes, un error.

–El remdesivir finalmente sí ha servido.

–El remdesevir tiene un efecto, pero sólo si se da en una fase temprana de la infección. Creo que lo mismo posiblemen­te sea cierto para la plitidepsi­na, pero, como digo, hay que comprobarl­o.

–Entre los investigad­ores se habla de creativida­d, de que el investigad­or debe ser creativo. ¿Qué une un hallazgo científico a, pongamos por caso, un baile por alegrías?

–El duende.

No estamos bien organizado­s para la vacunación y un problema es la falta de cooperació­n internacio­nal”

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