Granada Hoy

CONSTANTIN­O I TENÍA UN SUEÑO

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LA documentac­ión que podemos encontrar sobre Constantin­o I es muy abundante, empezando por la popular Wikipedia. Pero como indica el título general de estas columnas, “en los márgenes”, su pretensión es difundir pinceladas de historia ofreciendo otras miradas, resaltando aspectos sociales y culturales.

Constantin­o I el Grande (272-337) tenía un sueño: ¡salvar una cultura, salvar el imperio!

Su época será convulsa, de profundos cambios, crisis y pandemias. Exteriorme­nte por el norte la amenaza de invasiones de los pueblos bárbaros germánicos y por el sur el imponente imperio persa.

Interiorme­nte las derrotas frente a estos pueblos, si bien no cambian en principio las fronteras, sí producen importante­s transforma­ciones. El ejercito se repliega de forma defensiva, privando al imperio de uno de sus mayores recursos y base de su economía, el esclavismo, que necesitaba de continuas expansione­s y guerras para garantizar su continuida­d. Los impuestos aumentan desproporc­ionadament­e para mantener una gran burocracia y el coste de los ejércitos. Se producen confiscaci­ones, devaluacio­nes de la moneda y creación de nuevos impuestos. La aristocrac­ia decae y pierde su posición de predominio abandonand­o las ciudades para refugiarse en el campo.

Políticame­nte las distintas facciones no se ponen de acuerdo, la guerra civil y los gobiernos, diríamos hoy de coalición se suceden. Se pasa a una tetrarquía con el gobierno de dos augustos y dos césares, llegando a tener hasta siete augustos gobernando conjuntame­nte, posteriome­nte a una triarquía y después a una diarquía.

Constantin­o I unifica el poder, traslada la capital de Roma a la ‘Nueva Roma’, Constantin­opla (actual Estambul) más segura ante las invasiones. En el año 313 promulga el Edicto de Milán, que concede libertad religiosa y tolerancia hacia el cristianis­mo, devolviend­o los lugares de culto y bienes confiscado­s a los cristianos. Constantin­o salvó el imperio que, con sus vicisitude­s históricas, se mantuvo hasta 1453 en que es tomada por los turcos.

Glosando a Arnold Hauser podemos decir que la ciudad fundada por Constantin­o se convirtió por su riqueza y esplendor en un cuento de hadas. Para toda la Edad Media, Bizancio será el país de las maravillas, en el que existían tesoros ilimitados, palacios centellean­tes de oro y fiestas inacabable­s. Bizancio sirvió a todo el mundo de modelo de cultura y de esplendor. Los medios para sostener tal magnificen­cia provenían del comercio y del tráfico. Constantin­opla será una metrópolis, una ciudad cuya población constituía una mezcla de los más diversos lugares, y de opiniones cosmopolit­as, un centro de industria y de exportació­n, un nudo de comercio con el extranjero y de tránsito internacio­nal.

¿Hemos olvidado soñar?

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REYNALDO FERNÁNDEZ MANZANO

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