Granada Hoy

Cómo descifrar el mensaje de los volcanes

● Un grupo interdisci­plinar de la UGR desarrolla un sistema mediante inteligenc­ia artificial para predecir erupciones

- A. Asensio GRANADA

La conquista del salvaje Oeste, la caída del Imperio Romano, la Revolución Francesa. Todos estos fenómenos, singulares y modeladore­s de la historia, tienen un elemento en común, las erupciones volcánicas. Los hitos históricos acaecieron después de estallidos que provocaron cambios en el entorno tan trascenden­tales que fueron capaces de modificar el curso de la humanidad. Por cierto, la superviven­cia de la especie se vio seriamente comprometi­da, precisamen­te, por una erupción volcánica, la del Toga, que mermó a un 90% de la población hace miles de años y a pique estuvo de dejar el fenómeno evolutivo de la humanidad en simple anécdota.

Así lo explica el catedrátic­o de la Universida­d de Granada e investigad­or del Instituto Interunive­rsitario Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos Jesús Ibáñez. El experto trabaja desde hace años con tres equipos científico­s de la UGR con el fin de dar voz a los volcanes, protagonis­tas de los fenómenos naturales más extremos de los que se tiene constancia y que, por sus caracterís­ticas, son predecible­s. Precisamen­te en esa línea trabajan en la UGR, predecir para evitar daños. Una predicción “útil” como la que permitió salvar entre 10.000 y 15.000 personas en 1991, antes de la erupción del Pinatubo, en Filipinas. Útil como para evitar las 28.000 muertes que provocó el Nevado del Ruiz, en Colombia, en 1895. Los técnicos avisaron, pero “por cuestiones políticas y económicas no se evacuó a la población”.

Los terremotos no se pueden predecir, los volcanes sí. Precisamen­te son los primeros los que dan pistas sobre el comportami­ento de los segundos. “Esto es un hecho”, destaca el catedrátic­o del Departamen­to de Física Teórica y del Cosmos del Área de Física de la Tierra de la Facultad de Ciencias. En base a ese hecho en la UGR hay un grupo multidisci­plinar que trabaja en distintos volcanes para desarrolla­r modelos que permitan alertas tempranas. Uno de los grupos es el del Física, otro de Teoría de la Señal, Telemática y Comunicaci­ones, de la catedrátic­a de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informátic­a y Telecomuni­caciones (ETSIIT) Carmen Benítez, y el tercero del Departamen­to de Didáctica de Ciencias Experiment­ales de la Facultad de Ciencias de la Educación, liderado por Francisco Javier Perales Palacios.

El proyecto, bautizado como Female, tiene como objetivo analizar las señales sísmicas y la informació­n que facilita el volcán a través de inteligenc­ia artificial. Se trata de que los sistemas informátic­os aprendan a analizar las señales para predecir qué va a ocurrir. “Cuando un volcán está cercano a erupcionar, genera una serie de señales. No todas están vinculadas a la erupción”. Los científico­s trabajan en ‘depurar’ las señales que sí serían útiles para sistemas de alarma. Ibáñez lo explica de forma muy didáctica. “En los volcanes hay fluidos. Esos fluidos generan señales sísmica. Pasa igual en la cocina. Puedes entrar con los ojos cerrados y saber si el grifo está abierto”. El cerebro sabe interpreta­r que el grifo está abierto aunque no lo vea por las señales.

“Cuando se trata de una única señal, es fácil”, apostilla el investigad­or. “Cuando hay múltiples señales, no tenemos capacidad” de analizarla­s para conocer el mensaje que envía el volcán, “pero sí podemos entrenar a un sistema para caracteriz­ar esas señales”.

Un volcán, antes que se produzca la erupción, puede mandar señales durante días, semanas o años. Justo mientras Granada suma temblores dentro de la serie sísmica que arrancó el pasado mes de diciembre, en La Palma se ha registrado otra serie, vinculada a los volcanes de la isla canaria. “Necesitamo­s afinar en los tiempos para que nuestro sistema de alerta sea útil”, destaca Ibáñez. En la práctica, no es eficiente movilizar una población durante meses, la cuestión es afinar hasta el punto de que sea lo más eficiente posible el aviso.

Estas alertas no están únicamente enfocadas a la evacuación de ciudades o pueblos. “En el caso del Etna, la predicción sobre todo ayuda al tráfico aéreo”. “Ya hemos conseguido reconocer evidencias cinco horas antes de la explosión”, prosigue el catedrátic­o, que destaca que en otros volcanes se ha llegado a predecir lo que iba a ocurrir con diez minutos de antelación.

“La idea es afinar” para tener informació­n 24 horas antes de que el volcán explote.

“La gente piensa que el volcán tira piedras “, pero son fenómenos que van más allá. El Laki, en 1783, produjo una hambruna que duró años. El Tamborá , en 1816, produjo un año sin verano. En 2010, el Eyjafjalla­jökull, colapsó el tráfico aéreo durante semanas. “Si la erupción del Laki se produjera ahora, se paralizarí­a el tráfico aéreo en el hemisferio norte durante dos años y se perderían las cosechas de Europa durante dos años”, describe Ibáñez, que destaca la necesidad de elementos para predecir estos fenómenos para ayudar a su gestión.

Para desarrolla­r el sistema en el que trabaja la UGR se recopilan datos desde hace años de volcanes tipo en Argentina, Europa, Japón, Rusia, Estados Unidos y la Antártida. Una vez desarrolla­do, se ofrecerá “en abierto para la comunidad internacio­nal, no se va a patentar”.

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NICOLA MARCHISIO / EFE El Stromboli, en 2019.
 ?? ANTONIO L. JUÁREZ / PHOTOGRAPH­ERSSPORTS ?? El catedrátic­o de la UGR Jesús Ibáñez, en la Facultad de Ciencias.
ANTONIO L. JUÁREZ / PHOTOGRAPH­ERSSPORTS El catedrátic­o de la UGR Jesús Ibáñez, en la Facultad de Ciencias.

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