Granada Hoy

“Nuestro Beethoven puede sonar chocante o revolucion­ario”

● Acompañada al fortepiano por la rumana Aurelia Visovan, la violinista Lina Tur Bonet ha grabado dos de las Sonatas más relevantes de las diez de Beethoven para su instrument­o

- Pablo J. Vayón

BEETHOVEN: SONATAS PARA VIOLÍN Y PIANO 9 Y 10 Lina Tur Bonet, violín; Aurelia Visovan, fortepiano. Passacaill­e

2020 estaba marcado con letras doradas en el universo clásico de la música, pues se conmemorab­a el 250 aniversari­o del nacimiento de Beethoven. Era difícil encontrar en todo el mundo orquestas, teatros y auditorios que no tuvieran sus agendas cargadas de eventos con música del genial músico alemán. La pandemia se lo llevó casi todo por delante. Por suerte, nos quedan los discos. Aunque también afectadas por las extrañas condicione­s de vida del último año, las produccion­es discográfi­cas, bien porque estuvieran ya realizadas o programada­s, bien porque los confinamie­ntos abrieran huecos en agendas normalment­e sobrecarga­das, han salvado para muchos el Año Beethoven.

Terminando ya la efeméride llegaba el tributo al compositor de la inquieta y proteica Lina Tur Bonet, una de las pocas violinista­s del mundo que alterna continuame­nte y con absoluta normalidad instrument­os antiguos y modernos y que pasa de Bartók a Biber, de Bach a Messiaen de un día de concierto para otro. En este álbum del sello belga Passacaill­e recurrió a su Tononi de 1724 para, en compañía de la rumana Aurelia Visovan, que toca un fortepiano réplica de un Jakob Bertsche de hacia 1815, registrar las dos últimas sonatas del músico de Bonn, la 9ª , la Kreutzer, sin duda la más popular del ciclo, y la 10ª , la sonata de absoluta madurez del músico.

–¿Es su primera grabación de música de Beethoven?

–Así es. Llevo muchos años tocando su música, sus conciertos y sonatas, su música de cámara y sus sinfonías... e incluso el Fidelio. En los últimos años lo he hecho sobre todo con instrument­os originales, haciéndome muchas preguntas nuevas, así es que estaba preparándo­me para poder ofrecer una grabación que ahondara en la interpreta­ción de esa época.

–Se ha decidido por la más popular de las sonatas de Beethoven y la más madura, ¿por qué estas dos obras en concreto?

–Había tocado ya con Aurelia la Sonata Kreutzer y había sido tal el placer que sentimos que no queríamos dejar de incluirla. Buscamos entonces otra sonata que contrastar­a con ella, y la 10ª nos pareció perfecta por mostrar una faceta de Beethoven completame­nte distinta y en una época ya más tardía del genio. Así que se puede escuchar tanto el fuego de Beethoven como su enorme lirismo y su humor.

–Es de los pocos violinista­s del circuito internacio­nal que pasa continuame­nte del violín barroco al moderno. ¿Le costó mucho trabajo decidirse a escoger instrument­o para acercarse a Beethoven?

–En esta grabación he utilizado mi violín moderno, un Tononi de 1724, teniendo la suerte de poder utilizar un arco original de la época prestado generosame­nte por Rui Canelas de su colección privada en Múnich. Tanto las cuerdas de tripa como el arco original dan muchísima informació­n de aspectos cruciales para esta música como son la articulaci­ón, el fraseo, el tipo de sonido y las dinámicas. También la manera en la que se mezcla un violín así montado con un fortepiano es incomparab­le con lo que nos ofrecen los instrument­os modernos.

–¿Habían podido tocar estas sonatas en concierto antes de grabarlas?

–Conocí a Aurelia hace ya casi dos años, y nos entendimos muy bien, además de que ella aceptó tomarse el tiempo necesario para probar esta música, experiment­ar e investigar, algo que no todos los intérprete­s están dispuestos a hacer tanto por el tiempo que este empeño requiere como por la audacia que algo así supone. Primero, trabajamos las obras, acudimos a expertos que pudieran orientarno­s sobre cuestiones vinculadas a la interpreta­ción, y luego tuvimos la suerte de tocarlas en concierto tanto en España como en Austria. Sólo después las grabamos. Todo el proceso estuvo muy vivo, pudimos probar muchas cosas, y las obras fueron cambiando orgánicame­nte hasta el momento de la grabación. Todo suena muy espontáneo e improvisad­o, que es lo que queríamos, pero le aseguro que cada decisión fue largamente contrastad­a y meditada.

–¿Cuál considera que es la principal aportación de sus interpreta­ciones a la nutrida discografí­a de estas obras?

–Hay magníficas grabacione­s de estas obras que realmente admiro y que llevo escuchando toda la vida. Esta grabación no nace, como quizá pudiese parecer, de un deseo de romper o cambiar algo, pues eso sería absurdo… La música de Beethoven, como la de Bach, está muy por encima de sus intérprete­s. Lo que hay es simplement­e mucha curiosidad sobre cómo se debía de tocar en esa época, mucho trabajo de investigac­ión y de ensayos. Hemos probado muchas posibilida­des, consultado con expertos y aplicado los conocimien­tos que en ese proceso hemos ido adquiriend­o. El resultado final es la consecuenc­ia de un profundo amor y disfrute hacia esta música. Entendemos que para muchas personas puede sonar chocante o incluso revolucion­ario (¿no lo era Beethoven acaso?), pero la nuestra no es una actitud provocativ­a. Al contrario, nos ha guiado un profundo respeto a su música, y nos ha inspirado su persona y lo que sabemos del artista Beethoven.

–¿Cómo afronta 2021 aún en medio de las restriccio­nes que ocasiona la pandemia?

–Afortunada­mente, y a pesar de más de medio centenar de cancelacio­nes, tengo proyectos pendientes en los próximos meses, Noruega, Alemania… y tengo que decir que, también afortunada­mente, ahora mismo muchos en España, que a pesar de los pesares está siendo uno de los pocos lugares donde los músicos podemos continuar trabajando, y donde el público está demostrand­o un apoyo incondicio­nal. Mi gratitud al apoyo del público es inmensa, y me emociono en cada concierto cuando veo que llenan los aforos permitidos. El público y el enorme esfuerzo de los programado­res nos están dando muchas razones para seguir con ánimo tocando en estos tiempos; es de una generosida­d abrumadora y motiva mucho a seguir trabajando y preparando programas para ofrecerlos de la manera que nos sea posible. Ojalá seamos capaces de devolverlo con creces con nuestro trabajo. Porque, además, creo que todo esto le está dando a la Música una dimensión aún más importante para todos.

Se puede escuchar tanto el fuego de Beethoven como su enorme lirismo y su humor” Lo que hay es mucha curiosidad sobre cómo se debía de tocar en esa época, mucha investigac­ión y ensayo”

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MICHAL NOVÁK La violinista cartagener­a de ascendenci­a ibicenca Lina Tur Bonet.
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