NUEVA MIRADA SOBRE EL ENVEJECIMIENTO
LA Asamblea de la ONU ha declarado el decenio 2020-30 como La Década del Envejecimiento Saludable. La UE está trabajando en un Libro Verde sobre retos y oportunidades del envejecimiento. El Senado (que etimológicamente viene de senex, “el consejo de ancianos”) ha comenzado la ponencia donde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología ha señalado que “el envejecimiento de la población va a suponer el mayor motor de cambio social, más allá de otros fenómenos como el cambio climático o las nuevas tecnologías”, y la Junta está estrenando el I Plan Estratégico para Personas Mayores en Andalucía.
Iniciativas con un objetivo común: responder a los retos que está provocando el envejecimiento de la población en las sociedades occidentales. Y es que estamos ante una de las mayores transformaciones de nuestra época. En España cerca del 20% de la población es mayor de 65 años, la primera vez en la historia que vamos a una sociedad con más mayores que jóvenes.
El envejecimiento de la población tiene dos componentes, la drástica bajada de la natalidad, y el imparable crecimiento de la esperanza de vida gracias a los avances científicos y sociales. Un dato para ref lexionar: la esperanza de vida en España en los años 50 se situaba en torno a los 62 años, y hoy en día está en más de 83 años (86 para las mujeres y 80 para los hombres). Hemos ganado más de 20 años de vida.
Independientemente de otras consideraciones, el incremento de la esperanza de vida debe ser entendido como un éxito de nuestra sociedad, un logro sin precedentes y una oportunidad.
Por supuesto que el terrible drama provocado por el Covid-19 tiñe cualquier debate. Una pandemia que es el primer desafío que tenemos por delante, y que ha puesto de manifiesto muchas cuestiones: dar cuidados de calidad a los mayores que lo necesiten, en sus domicilios, en residencias (tan mal tratadas durante la crisis sanitaria) o en nuevos modelos de convivencia; la soledad no deseada; los cuidados paliativos o erradicar cualquier forma de maltrato.
Pero pese al Covid-19 y a las enfermedades degenerativas no debemos igualar nunca envejecimiento con deterioro, ya que la gran mayoría de las personas mayores van a disfrutar de un envejecimiento activo, productivo y saludable.
Personas mayores que son un activo y uno de los pilares de nuestra sociedad, porque son ellos (y sobre todo ellas) en gran medida quienes cuidan, quienes sostienen los comedores sociales, ONG, Cáritas, asociaciones de vecinos, quienes estiran sus pensiones para ayudar a sus familias, y quienes vertebran y humanizan nuestras comunidades.
Por todo ello, hablar de envejecimiento no puede ser solo hablar de enfermedad. Hablar de envejecimiento debe ser también hablar de valores, de conocimiento, de experiencia, de oportunidades o de talento senior. Basta mirar a Joe Biden (78 años), Angela Merkel (66), Woody Allen (85), Concha Velasco, que a sus 81 años y tras superar el Covid-19 estrena obra, o al cantaor Antonio el Rubio (definido por la crítica como “un joven de 91 años”).
Siguiendo las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud es necesario cambiar la forma en que pensamos, sentimos y actuamos hacia la edad y el envejecimiento, asegurando que las comunidades fomenten las capacidades de las personas mayores.
Hasta hace poco la imagen de persona mayor podría ser Paco Martínez Soria en La ciudad no es para mí o Abuelo made in Spain. En esa época el actor tenía 64 años y su compañera de reparto, Rafaela Aparicio, 63. Hoy, Bertín Osborne tiene 66 años, Imanol Arias, 64; Sharon Stone, 62 y Ana Belén, 69.
Estamos construyendo un nuevo modelo de personas mayores llamadas a jugar un rol fundamental en nuestra sociedad, y es nuestra obligación facilitar herramientas para que sea posible. Necesitaremos nuevas leyes, más recursos, etc. pero sobre todo un cambio de mentalidad que nos permita abordar el envejecimiento como un reto y como una oportunidad.
Tenemos un apasionante desafío por delante: hemos alcanzado un logro histórico ganando 20 años de vida. Ahora debemos aprovecharlo estableciendo un nuevo modelo de convivencia intergeneracional, creando espacios de intercambio de conocimiento, solidaridad y valores, fomentando el talento senior, y sobre todo construyendo una nueva mirada sobre el envejecimiento. Lo más difícil, ampliar nuestra esperanza de vida, ya lo hemos conseguido.
En palabras de Cicerón: “Un anciano no hace lo que los jóvenes, pero hace cosas mucho más importantes y mucho mejores. Las grandes hazañas no se llevan a cabo con las fuerzas, la velocidad o la agilidad de los cuerpos, sino con el consejo, el prestigio y el juicio”.