Las prisas de ERC por investir a Aragonès tropiezan con el pulso de la CUP y los Mossos
La mayoría absoluta reforzada del independentismo (74 de 135 escaños) tras el 14-F hacía presagiar un acuerdo sin sobresaltos para investir a Pere Aragonès (ERC), pero los votos de la CUP se han encarecido tras los choques entre manifestantes y los Mossos.
Esta semana se han iniciado las conversaciones a múltiples bandas en busca de un acuerdo de investidura –Aragonès es quien más números tiene de convertirse en president, aunque el socialista Salvador Illa no tira la toalla– que ponga fin a cinco meses de interinidad, desde que a finales de septiembre fue inhabilitado Quim Torra. La XIII legislatura arrancará con el pleno de constitución del Parlament que se celebrará como muy tarde el 12 de marzo, mientras que el debate de investidura, si se agota el primer plazo, deberá ser como mucho el 26 de marzo.
Los violentos enfrentamientos entre manifestantes y Mossos en las protestas contra el encarcelamiento de Pablo Hasel han sacudido las negociaciones.
La CUP, cuyos nueve diputados pueden ser claves para completar los 33 de ERC y los 32 de JxCat en la investidura, advirtió de que la actuación de los Mossos “condiciona” las conversaciones y ha exigido la dimisión del conseller de Interior, Miquel Sàmper.
Aragonès ha prometido “cambios” en Interior y ha urgido a los equipos negociadores a cerrar “cuanto antes” un acuerdo para poner en marcha el nuevo ejecutivo. ERC ha privilegiado la negociación con la CUP para asegurarse su apoyo a la investidura de Aragonès y ejecutar un giro a la izquierda en el Govern.
Fuentes independentistas señalan que, tras la primera toma de contacto, las negociaciones están a la espera del rumbo que decida tomar el secretariado nacional de la CUP en una reunión del próximo martes.