Granada Hoy

De salvador de la democracia a expatriado

● El 40 aniversari­o del 23-F no contará con quien desactivó el asalto al Congreso: Juan Carlos I

- Carlos Pérez Gil (Efe) MADRID

El 40 aniversari­o del 23-F tendrá entre sus protagonis­tas a Juan Carlos I por el recuerdo de haber sido quien desactivó el asalto al Congreso, pero también por su actual alejamient­o de España debido a la investigac­ión abierta por la Fiscalía del Supremo por sus presuntos negocios ocultos.

Si hace una década, aún como Rey, sí acudió al Congreso al acto del 30 aniversari­o del triunfo de la democracia sobre la asonada militar, ahora lo vivirá en Abu Dhabi después de que Felipe VI y el Gobierno dieran luz verde a su expatriaci­ón hace seis meses por la erosión que sus comportami­entos personales han causado a la Corona.

A don Juan Carlos, de 83 años, se le sigue consideran­do una pieza decisiva para que la intentona golpista no prosperara por el mensaje televisado que la neutralizó siete horas después de la entrada de Antonio Tejero en el hemiciclo pistola en mano. “He ordenado a las autoridade­s civiles y a la Junta de Jefes del Estado Mayor que tomen las medidas necesarias para mantener el orden constituci­onal dentro de la legalidad vigente”, fue la instrucció­n que dictó el Rey desde La Zarzuela vestido de capitán general del Ejército de Tierra para dar más fuerza a su mandato.

Como revelaría años después, grabó el discurso en dos cintas que salieron del palacio rumbo a TVE por rutas distintas para asegurarse de que llegarían, tras convencer al mando militar que estaba en Prado del Rey de que lo emitiera.

Una hora después, terminaba de rematar el golpe con el télex enviado al capitán general Jaime Milans del Bosch instándolo a replegar las tropas en Valencia para evitar un derramamie­nto de sangre, aunque con una enigmática apostilla: “Después de este mensaje ya no puedo volverme atrás”.

Aún persisten algunas teorías de que Juan Carlos I pudo tener más o menos complicida­d con los golpistas, aunque para el profesor de Historia Contemporá­nea Alfonso Pinilla “no puede probarse de que él estuviera al tanto” de la operación. El profesor, autor del libro Golpe de timón, aduce que el general Alfonso Armada, uno de los cabecillas de la insurrecci­ón y “profundame­nte monárquico”, no quería que el Rey supiera de la operación porque “su fracaso compromete­ría a la Monarquía”.

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