Granada Hoy

DOS MÁS DOS NO SIEMPRE SON CUATRO. NI CINCO

- PILAR CERNUDA

Nada asegura que el votante del PP estaría encantado de votar a Cs, y que el de Cs estaría encantado de votar al PP

EL debate viene de atrás, expertos hay que afirman con un aplastante tono de seguridad que si el centro derecha se uniera bajo unas mismas siglas, o se presentara a las elecciones con una lista única, dispararía su presencia parlamenta­ria y tendría muchas posibilida­des de formar gobierno.

Pueden tener razón. O no. La política no funciona igual que las matemática­s, aunque algunos dirigentes se apuntan a la moda de los algoritmos y no siempre aciertan en sus pronóstico­s. Pero la política depende de que las estrategia­s sean acertadas y que los candidatos pisen mucha calle –no solo en tiempos electorale­s– porque pisar calle es la única manera de conocer lo que piensan los ciudadanos, cuáles son sus problemas y qué esperan de sus gobiernos. Y averiguan también en la calle qué candidatos gustan , que con frecuencia no son los que más gustan a los deciden las listas.

Andan a vueltas PP y Cs con una posible entente cordial y hay quien considera que la fusión es una fórmula magistral que todo lo cura. PP y Cs no atraviesan sus mejores momentos, aunque gobiernan en importante­s plazas gracias a pactos postelecto­rales y al apoyo de Vox desde fuera. Nada indica que habrían salido mejor parados con una lista única; hay ejemplos en los que ha funcionado esa fórmula, con CiU, por ejemplo, o cuando el PSOE englobó a los diferentes partidos socialista­s en los inicios de la Transición. Pero también ejemplos de lo contrario. IU ha quedado engullida por Podemos y está prácticame­nte desapareci­da en combate. El acuerdo sólo ha gustado a Alberto Garzón.

Nada asegura que el votante del PP estaría encantado de votar a Cs, y que el de Ciudadanos estaría encantado de votar al PP. Al contrario, se ha visto en Cataluña que los numerosísi­mos votantes de Cs que le dieron la mayoría a Cs en las elecciones anteriores, han preferido votar al PSC antes que al PP. El rechazo del votante de Cs al PP es tan grande como el del votante del PP a Cs, y en Cataluña los simpatizan­tes del PP a los que no gusta Pablo Casado no se han ido a Cs, sino a Vox.

Dos más dos no suman cuatro en política. Y mucho menos suman cinco. La cosa del rechazo mutuo tienes consecuenc­ias nefastas. Que se lo digan si no a quien, hace años, inventó una lista del PSOE con IU. Y que no ponga nadie el ejemplo de Navarra Suma porque es la excepción que confirma la regla, y además tampoco fue como para tirar cohetes.

La historia reciente demuestra que lo mejor son los acuerdos postelecto­rales, sumando los escaños conseguido­s. Y es mejor todavía presentar buenos candidatos, buenos proyectos … y acertar en la estrategia.

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