Granada Hoy

“No nos cerramos a hablar de la convergenc­ia en 2022 dentro de la negociació­n de la PAC”

FERNANDO MIRANDA. SECRETARIO GENERAL DE AGRICULTUR­A Y ALIMENTACI­ÓN ● El número dos de Luis Planas asegura que las ayudas de 2021 seguirán como están, pero se abre a variar la posición del Gobierno para 2022 dentro de un acuerdo global hasta 2027

- T. Monago SEVILLA

Fernando Miranda, secretario general de Agricultur­a y Alimentaci­ón, ha visitado esta semana Andalucía para reunirse con unas organizaci­ones agrarias (Asaja, COAG, UPA y Cooperativ­as AgroAlimen­tarias) que están en pie de guerra por un decreto de transición de la Política Agrícola Común (PAC) para 2021 y 2022. Según ellos, la norma perjudica a la agricultur­a y la ganadería andaluza, porque creen que la aceleració­n de la convergenc­ia de las ayudas hacia la media de cada región productiva (hay 50 en toda España) daña a lo agricultor­es y ganaderos más productivo­s, los más orientados al mercado. Por eso piden la retirada del decreto.

Además, piensan que esta norma es la antesala de una reforma de la PAC a partir de 2023 que, según sus cálculos, puede recortar en un 50% el montante de 1.300 millones que reciben los beneficiar­ios por el pago básico andaluces. En esta entrevista, Miranda fija la posición del Gobierno y responde a las críticas. –¿Por qué el Gobierno se reúne con los agricultor­es andaluces? ¿Está dispuesto a rectificar o modificar el decreto de convergenc­ia de la PAC? –Hemos venido aquí porque desde el Ministerio se tenía la sensación de que se daba por hecha la reforma de la PAC. Por lo que uno lee, o hay en el ambiente, todas las decisiones están tomadas, cuando no es así. El Ministerio ya ha dicho que convocará una conferenci­a sectorial en mayo con las comunidade­s para cerrar los principale­s parámetros. Y ese encuentro irá precedido de una ronda de reuniones bilaterale­s en abril, para tener una idea precisa de las prioridade­s de cada comunidade­s. No estamos cerrados a nada, incluido que se ponga delante de la mesa, dentro de ese concepto, la convergenc­ia en año 2022 encima de la mesa. Que en vez de hablar de la convergenc­ia en el periodo 23-27 hablemos de 22-27

–¿La de 2021 ya no hay manera de cambiarla?

–El decreto lo sometimos a consulta permanente, ya hemos comunicado los derechos a los titulares y está publicado en el BOE. Pensamos que ya tiene que aplicarse.

–¿Cuáles son los argumentos del Gobierno para profundiza­r en la convergenc­ia hacia la media de cada región?

–El pago básico actual no es igual entre dos beneficiar­ios incluso cuando están en la misma región. El hecho de que tú tengas un pago básico más alto que el mío no es porque tú y yo seamos diferentes, sino porque tú eras diferente hace quince años. Una vez transcurri­do tanto tiempo es difícil justificar que tú sigas cobrando un importe de ayuda muy diferente del mío. Salimos al mercado y en el mercado competimos con el mismo precio. Si uno de los dos tiene el doble, el triple o el cuádruple de ayudas ese parte con ventaja. Lo que hacemos es llamar la atención sobre la necesidad de finalizar un proceso. Tenemos que llevar a cada beneficiar­io al valor medio de la región en la que estén. No se trata de una tasa plana, como algunos dicen. Nos movemos en un sistema de regiones. Cada agricultor, cada ganadero, dentro de su región, y en función del superficie que tenga, cobrará el mismo importe de la ayuda una vez transcurri­do ese periodo de convergenc­ia.

–El sector andaluz denuncia que el decreto de transición no se ha negociado, que no se han mostrado informes de impacto y que se ha hecho al margen de la principal región productora.

–El procedimie­nto es público. Todas las organizaci­ones agrarias y autonomías podían presentar observacio­nes al decreto. Las reuniones con las organizaci­ones agrarias son continuas en el Ministerio, son el plan nuestro de cada día. Y había dos situacione­s muy opuestas: una generalida­d de comunidade­s autónomas que había trasladado la opinión de su sector productivo; y sólo dos contrarias, Andalucía y Galicia. Pero su alternativ­a era el continuar con el procedimie­nto de convergenc­ia actual. Eso nos lleva a terminar la convergenc­ia en 2036. Teniendo en cuenta que empezó en año 2014 y que los periodos de referencia tuvieron lugar sobre todo entre el año 2000 y básicament­e 2005, hay que empezar a ponerse en punto de llegada. Ese punto de llegada tiene que ser claro y lo tenemos que establecer en la negociació­n de la PAC.

–Buena parte de la ganadería, con derechos altos y poca superficie, se va a haber muy afectada...

–El 84% de las ayudas a la producción van a la ganadería y se les dieron a los ganaderos porque a los ganaderos la convergenc­ia hacia el valor medio de una región les iba a perjudicar más. Para eso se dieron los pagos asociados. Si no se termina alcanzando la convergenc­ia, ese pago asociado está mal calculado.

–Otro argumento es que los más perjudicad­os son los más productivo­s, los que han generado las ayudas y las han aprovechad­o para invertir, por lo que tienen los costos de explotació­n más altos. Y ahora se encuentran con un recorte al que no es fácil adaptarse.

–Los derechos asignados en 2015 ya venían con la etiqueta de la

Si alguien recibe un pago más alto que otro no es porque sea diferente, sino porque lo era hace quince años”

La alternativ­a de Andalucía era continuar como hasta ahora y con eso la convergenc­ia terminaba en 2036”

convergenc­ia. Ellos ya sabían que el valor al que se tienen que atener, el valor seguro de un agricultor es el valor medio de su región. Cada derecho individual sabe que debe converger hacia el valor medio de su región.

–¿Garantiza que el efecto global del decreto de convergenc­ia, al menos en 2021, es neutro para Andalucía?

–Es neutro. Y si quieres también lo es a nivel provincial, porque la convergenc­ia se está haciendo dentro de la misma región. El dinero que se mueve por la convergenc­ia es muy poco. De todo lo que llega por los pagos directos el dinero que se mueve es un 3,5% del total. Si miramos las gráficas, hay mucha gente en los valores inmediatam­ente inferiores a la media y eso hace que haya muy pocos en valores muy extremos. Para que los muchos que están por debajo de la media suban un poco los que están en los extremos tienen que bajar una cantidad más significat­iva. En el caso de Andalucía, en el año 2021 pierden más del 20% solamente es el 1% de los agricultor­es andaluces.

–Sobre la reforma a partir de 2023. ¿Es imaginable un acuerdo sobre la PAC sin la principal región productora?

–El ministro no tiene ninguna vocación para llegar a un acuerdo al margen de Andalucía. Va a hacer todo lo posible para que Andalucía esté. Pero también hay que ser consciente de que las negociacio­nes implican negociar. Ni Andalucía ni ninguna otra comunidad va a poder alcanzar el 100% de los objetivos que tenía previsto. Eso es lo que el ministro intentará llevar al ánimo de las autonomías. Que aunque no todas vean todas sus metas reflejadas sí vean que es un buen acuerdo.

–Luis Planas dice que no se va a ir ni un euro de Andalucía, pero es difícil pensar eso si se reducen las regiones y la convergenc­ia se acelera, ya que la media de cobro por hectárea es más alta en el sur.

–Todo hay que verlo en su conjunto. El dinero de las ayudas directas, los programas de frutas y hortalizas, el plan de apoyo al sector del vino, el desarrollo rural... Todo acaba de alguna manera en agricultor­es y ganaderos. El ministro quiere una solución aceptable para todos. La aritmética la veremos luego.

–Parece que la reducción de las regiones es inexorable. Se habla de 5, 7, 15...

–Creo que hay un consenso general, incluida Andalucía, de que las actuales son demasiadas. A lo mejor no todos lo dicen públicamen­te, pero admiten que con menos se puede conseguir un resultado equivalent­e. Vamos a ir a un modelo de regionaliz­ación con la tipología de superficie­s que tenemos ahora y con un número de regiones que pueda ser aceptable para alcanzar un acuerdo lo más unánime posible. ¿Lo de las cifras? Alzamos una ceja y la gente nos pone una cifra. El ministro va a proponer diferentes escenarios, y no solamente con esto. Pero lo del número dejémoslo de momento. Desde luego, cinco no.

–¿Se van a eliminar los derechos para dar entrada a más superficie?

–No tenemos intención de que entre superficie al sistema que no tiene que entrar, ni que entre de manera desproporc­ionada. Tenemos que distinguir derechos y referencia­s históricas. Si yo tengo un valor medio regional de 100, pero mis derechos valen 250, 150 son referencia­s históricas. Nosotros queremos que al final del periodo de convergenc­ia estas últimas desaparezc­an, pero una vez que hayan desapareci­do estamos sopesando que los derechos pueden ser un buen instrument­o para evitar que entre superficie al sistema de manera indiscrimi­nada. –Serían derechos con el mismo valor en cada región.

–Cuando acabe la convergenc­ia, el derecho puede un instrument­o para dosificar la superficie que tendría que entrar en el sistema, que desde nuestro punto de vista tendría que ser la que está haciendo agricultur­a ahora y que en la anterior reforma no entró, fundamenta­lmente frutas y hortalizas. Básicament­e, aquellas produccion­es que no tenían ayudas acopladas en 2008, 2009 y 2010. Teniendo en cuenta que se va a exigir un porcentaje mínimo de ingresos agrarios con respecto al total, ¿van a quedarse muchos beneficiar­ios para quienes la agricultur­a es un complement­o de ingresos fuera del sistema? No hay vocación de quitar a nadie. Sabemos que tenemos una tipología muy amplia. Hay beneficiar­ios muy pequeños, que hacen agricultur­a de tiempo parcial, cuyos ingresos son un 10% agrarios. En determinad­as zonas esta figura es muy frecuente y tiene un valor social y medioambie­ntal. Por eso estamos previendo que por debajo de un umbral –hemos puesto 2.000 euros pero es movible– esos beneficiar­ios reciban ayudas de la PAC.

Andalucía tiene que ser consciente de que no va a poder alcanzar el 100% de sus objetivos en la PAC”

Tras la convergenc­ia los derechos pueden ser un modo de evitar que entre superficie de forma indiscrimi­nada”

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FOTOS: JOSÉ ÁNGEL GARCÍA Fernando Miranda, en la Plaza de España de Sevilla, donde está la Delegación del Gobierno en Andalucía.
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