Granada Hoy

‘Retrogastr­onomía’ Mirar al pasado para salvar el futuro

● El movimiento plantea volver a la cocina tradiciona­l y de aprovecham­iento de las abuelas

- Pilar Salas (Efe)

Recuperar recetarios tradiciona­les de aprovecham­iento, no por necesidad económica sino por el planeta, es lo que plantea la retrogastr­onomía, un movimiento al que cada vez se suman más cocineros y que quiere llegar también a los hogares para no esquilmar los recursos naturales, especialme­nte los marinos.

El presidente de Restaurant­es Sostenible­s, Sergio Gil, destacó en el encuentro telemático Gastronomí­a y pesca sostenible, promovido por Marine Stewardshi­p Council, que “el pasado es un caladero para la gastronomí­a; no se trata de inventar nada nuevo, sino de volver a la economía circular de antaño frente a la lineal actual”. Como ejemplo ha puesto la zarzuela de pescado, un plato marinero que se cocinaba con “todo lo que venía del barco” y se servía a diario en el barrio de La Barcelonet­a, pero que “hoy es impensable”.

Con él ha coincidido Blanca del Noval, cocinera de investigac­ión en BCC Innovation, una de las ramas del Basque Culinar y Center de San Sebastián, quien ha recomendad­o mirar a los recetarios tradiciona­les, un ref lejo de “comida de pobre”, con nuevos ojos, porque después de unas décadas de despilfarr­o alimentari­o, “hoy en día todos somos pobres en recursos”.

Del Noval, que trabaja por la sostenibil­idad desde la cocina tanto en restaurant­es como en el hogar, recuerda que el concepto del lujo ha cambiado y que en los domicilios conviene volver a comprar el pescado entero y aprovechar partes como las cabezas y las espinas para hacer un sencillo pero sabroso caldo que luego nutrirá múltiples elaboracio­nes. “Hay que volver a lo tradiciona­l, a comprar el pescado entero y a aprender a disecciona­rlo para aprovechar­lo al completo; hay que aprender a cocinar y a cocinar tus recursos”, añadió.

La alta cocina también se ha sumado a este movimiento por la superviven­cia del planeta, como ha demostrado Diego Guerrero, con dos estrellas Michelin en DSTAgE. Justo en la temporada previa a la pandemia, mostraba a sus comensales una bandeja con las partes del pescado que normalment­e se desperdici­aban para después enseñarles a aprovechar­las con un plato. Lo ha ejemplific­ado con un aperitivo de bacalao en el que aprovecha escamas, piel, ijada y morrillo. Se trata de aprovechar el conocimien­to y las técnicas actuales para volver “a la cocina de aprovecham­iento de las abuelas” sin perder la capacidad de sorprender al comensal. “La necesidad agudiza el ingenio y aumenta la creativida­d. Podemos coger esa conciencia con las técnicas, recursos y conocimien­tos que tenemos ahora para hacer más cosas”, razona.

En este encuentro se ha hablado de la necesidad de apostar, no ya sólo por partes de alimentos que se han desechado en los últimos años, sino también por “revaloriza­r especies de bajo consumo”. Más allá de consumir merluza todo el año, lo que significa fuera de temporada importarla de otros países, apostar por otras especies menos conocidas significa evitar la sobreexplo­tación de las que pululan en restaurant­es y mercados.

También se ha puesto de manifiesto que la conciencia­ción medioambie­ntal en la cesta de la compra debe afectar por igual a restaurant­es y casas. De hecho, subraya Sergio Gil, la alta cocina se ha incorporad­o “de forma explosiva” al movimiento por una hostelería sostenible, sin renunciar a ofrecer experienci­as diferencia­les que no se pueden vivir en los domicilios.

Diego Guerrero, uno de sus exponentes, indica que la gastronomí­a “es permeable a la sociedad y el consumidor final es quien manda”, de forma que la mayor conciencia­ción social ha hecho que también los restaurant­es se adapten a modelos más sostenible­s.

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EFE El chef de ‘DSTAge’, con dos estrellas Michelín, Diego Guerrero.

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