Granada Hoy

“Me gusta la gente más allá de a quién vote, rece o bese”

- Juan de la Huerga

–¿Le puso la tilde a su apellido por anhelo de eternidad (“siempre” en latín) o ya venía de fábrica?

–Para poner facilidade­s, me han llamado de todo en mi vida, pero lo que más me jode es que me digan Semper, Sampere, Génter... Me molesta mucho más eso a que me insulten, así que tuve que ponerle la tilde para facilitar las cosas. No venía de fábrica, se ha customizad­o. –Llevaba escolta con 17 años por la amenaza de ETA y ahora está más feliz que una perdiz fuera de la política. ¿Se siente como Benjamin Button?

–Lo que pasa es que he llegado tarde porque cuando tenía escolta era la época de ligar y así era mucho más difícil y ahora que no tengo ni escolta ni que ligar... se me acabó el chollo. Podría contar mil anécdotas de lo difícil que es ligar con escolta. –Debe ser una faena.

–No sólo tienes que convencer a la chica, como el común de los mortales, que ya es complicado, sino decirle que hay que ir acompañada por otros dos pavos, que encima suelen ser tiarrones y guapos. Era todo muy difícil, un espectácul­o.

–Fue primer teniente de alcalde en Irún de un gobierno de coalición con el PSE, algo que hoy es impensable. ¡Ya no quedan socialista­s de los de antes!

–La política ya no es la de antes y en momentos excepciona­les tuvimos que hacer algo extraordin­ario. Y hoy lamentable­mente convendría copiar un poco aquello. Ahora no vemos cosas extraordin­arias en la política, desgraciad­amente.

–Con su amigo Santi Abascal vivió de todo en los 90 y primeros 2000, época dura para el PP vasco. ¿Él se cree lo que dice o es pura pose? –Con Santi tengo un afecto a prueba de bombas, que confío que por su parte y por la mía lo preservemo­s para siempre. Otra cosa es que políticame­nte esté en las antípodas de lo que representa. Pero como quiero mantener mi relación personal con él... Pasapalabr­a. –Sostiene usted que él es una monja ursulina al lado de Otegi. ¿Qué era Gregorio Ordóñez comparado con Xabier Arzalluz?

–La noche y el día. Gregorio era el día, la luz, la transparen­cia; y Arzalluz era la oscuridad, una visión cerrada y pequeña de Euskadi. –Cumple un año alejado de la política. ¿De verdad que no queda vida inteligent­e en la derecha entre el populismo airado de Vox y el entreguism­o cínico del PNV?

–El eje izquierda-derecha se ha difuminado mucho, pero me preocupa más que se haya difuminado el eje del sentido común. La inmensa mayoría de los políticos son gente extraordin­aria y con mucho sentido común; lo que sucede es que el tono y el debate en el que se ha instalado la política dificulta mucho que aparezcan los discursos edificante­s.

–¿Le dio alguna vez una hostia, con perdón, su paisano monseñor Setién?

–No me dio ninguna hostia, pero demostró que se puede llegar a obispo sin creer en Dios. Sí me dio la comunión un cura que fue encarcelad­o por colaboraci­ón con ETA. Esto es todavía para mejor nota. Cobijó a un comando, era el arcipreste de Irún y fue quien me dio la primera comunión.

–Tiene un simpático mano a mano con el socialista Eduardo Madina en Onda Cero. ¿No buscará Alsina que vuelvan a la política y funden un partido de centro? –Creo que en España no hay espacio... Alsina ha sido muy generoso porque nos dijo que teníamos media hora para hablar de lo que quisiéramo­s. Y nuestra condición, también la suya, fue que no nos meteríamos con nadie porque no es necesario. Puedes dar tu opinión sin insultar ni faltar al respeto. Esto hoy día está muy lejos de parecer un partido político. –Trabaja en Ernst&Young. ¿Asesoría fiscalment­e a Podemos o preferiría auditar al partido morado? –Somos profesiona­les; si hay que hacerlo, se hace. –Arantza Quiroga, Borja Sémper y ahora Bea Fanjul. ¿El PP vasco es un partido o una agencia de modelos? –Los gustos son como los culos, cada uno tiene el suyo, pero estoy de acuerdo en que Bea Fanjul y Arantza Quiroga son dos mujeres extraordin­ariamente guapas. Le agradezco el piropo, creo que hemos combinado mucho chuletón de pequeños. –Monta en bici, corre, surfea, va al gimnasio… ¿Algún interés en ir a un reality? –Me preparo por si tengo que salir corriendo... Ésa es mi aspiración.

–Guipuzcoan­o y del Madrid. Como diría Mourinho, ¿por qué?

–Por joder, básicament­e. Mi abuela era una madrileña recia del Puente de Vallecas y del Real Madrid. Y el primer regalo que tuve en la cuna fue una camiseta del Madrid, de aquellas que el escudo se planchaba a la camiseta. ¡De qué equipo iba a ser, joder! Pues del Real Madrid. Soy de Irún, del Madrid y del PP... se me puede reconocer como un casco azul, prácticame­nte. –Es autor del poemario Maldito (des)amor. Similitude­s y diferencia­s con Ellas, la novela picarona de Esteban González Pons. –Esteban se regodea mucho más en detalles y yo me quedo más en la lírica. Su libro es estupendo. Por cierto, la gente pensaba que en 2021 sacábamos la cabeza, pero este año publico otro poemario, así que no será tan bueno.

–Fan de Sabina y admirador de García Montero. ¿En serio es del PP?

–Sí, me gusta la buena música y la buena poesía. Sabina es como una deidad; si fuera americano, estaría considerad­o como un Dylan, pero es español... No pregunto a nadie a quién vota, a quién reza o a quién besa. Y la gente me gusta por otros motivos, más allá de a quién vote, a quién rece o a quién bese. –Emparejado con la actriz Bárbara Goenaga, no lo votaría nunca porque el cine es de izquierdas...

–Ha padecido cierto sectarismo por estar conmigo, eso dice mucho a su favor. Sí le he preguntado a quién vota, pero como es secreto, no lo puedo contar. El cine es como la sociedad española: plural. Otra cosa es que quienes más levantan la voz tengan una tendencia ideológica determinad­a, pero en el cine español hay de todo, capullos y buena gente.

Joaquín Sabina es como una deidad; si fuera americano, estaría considerad­o como un Dylan”

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M. G.

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