MATAR AL VIRUS
UN importante estudio científico norteamericano publicado este mes muestra uno de los cambios sociales más relevantes en sociedades desarrolladas como la española. En estas sociedades, una señal de progreso es la esperanza de vida –los años que viven las personas–, que no ha dejado de aumentar sistemáticamente. Sin embargo, en los últimos años, esto ya no es así para todos los grupos sociales. Según dicho estudio, en la última década únicamente los norteamericanos con estudios universitarios han mejorado su esperanza de vida. Quienes no tienen dicha formación, unos dos tercios del total de la población, la han visto disminuida, sean de la raza o etnia que sean.
¿Que significa este cambio? Los años que vamos a vivir lo determinan nuestras condiciones de vida. El nivel educativo de las personas, que se obtiene en la niñez o en la juventud, determina el modo de vida que tendremos en el futuro, desde el salario, las condiciones de trabajo, la vivienda y el barrio, el ocio o la cultura. Los resultados del estudio norteamericano indican que esas condiciones han empeorado significativamente para las personas de cualquier raza, etnia o sexo que no hayan obtenido estudios universitarios, y esto es una mayoría de la población.
Entre las causas de esa degradación en las condiciones de vida están los cambios en el mercado laboral, como la introducción masiva de la automatización y de las nuevas tecnologías, que requiere de personas más formadas. O la globalización, que ha eliminado cantidades ingentes de los empleos en buenas condiciones que ocupaba la clase obrera. Y todo ello con una dinámica de creciente precarización laboral para todos sea cual sea la formación alcanzada.
Es grave que en sociedades avanzadas amplios sectores sociales disminuyan su esperanza de vida. Esta disminución es un ejemplo más de los efectos del neoliberalismo, la forma extrema de capitalismo, que rige en estas sociedades. Además, cuestionan al estado democrático, porque las democracias occidentales son incapaces de hacer frente a las dinámicas de creciente desigualdad de nuestro sistema socioeconómico. No hay estructura de protección social capaz de mitigar el daño que hace en nuestras vidas y en nuestra salud este sistema social y económico llamado capitalismo.
Frente al virus del neoliberalismo no basta con la vacuna de sistemas de protección social basados en principios y realidades de hace un siglo. Hay que matar al virus.
No hay estructura de protección social capaz de mitigar el daño que hace en nuestra salud el capitalismo