Granada Hoy

Rosa Brun, los colores que pellizcan el alma

● La pintora madrileña afincada en Granada y profesora de Bellas Artes en la UGR es una artista en la que confiar y con ella la visión del mejor arte siempre está asegurado DE GRANADA

- BERNARDO PALOMO

DE esto que les escribo puede parecer que hace mucho tiempo; eran los primeros años de la última década de la anterior centuria y uno empezaba en lo de la crítica artística. Entonces el mundo del arte era otro; estaba en claro proceso abierto de asentar posiciones; lo nuevo acaparaba la atención pero se quería un arte moderno consciente, sin impostacio­nes; se promovían estamentos artísticos que manifestar­an procesos creativos bien sustentado­s; las galerías de arte estaban en pleno apogeo; se apostaba por lo novedoso y se asumían las expectativ­as que se considerab­an producto del entusiasmo. En uno de aquellos viajes a Madrid buscando exposicion­es importante­s que te aclararan un poco más de lo que podías ver en ciudades de provincias, nos encontramo­s una exposición de Rosa Brun en la galería Oliva Arauna. Aquel joven crítico quedó maravillad­o. Después tuvo la oportunida­d de ver su obra en el Palacio de los Condes de Gabia y, en otra exposición, en Jerez, en la ciudad donde vivía, en la galería Carmen de la Calle. El último gran encuentro con la apasionant­e obra de la artista nacida en Madrid y afincada en Granada fue en otra magnífica comparecen­cia en la FernándezB­raso de la capital de España. Ahora llega hasta la sevillana calle Mármoles, a la que es, sin duda, una de las más importante­s galerías de España y referente absoluto para el arte andaluz, Rafael Ortiz. Rosa Brun es una artista en las que confiar y con quien la visión del mejor arte siempre está asegurado.

Rosa Brun nació en Madrid donde estudió en la Facultad de Bellas Artes de la Complutens­e. Después recalaría en Granada para quedarse. En la capital de los Cármenes hizo el Doctorado y en la Facultad de Bellas Artes se quedó, formando parte de ese trascenden­te Claustro de Profesores del que es catedrátic­a de Dibujo. Su historial es amplio y tremendame­nte significat­ivo, habiendo comparecid­o en los mejores espacios expositivo­s de España y, algunos,

1,2,3 y 4. Su historia es la de una artista que sin grandes alharacas es una de las autoras más importante­s para conocer el mejor arte contemporá­neo de España.

del extranjero –The Patricia & Phillip Frost Arte Museun de Florida, Museo de Arte Contemporá­neo de Buenos Artes, el MMOMA de Moscú, La Public Library

de Nueva York, entre otros–. Su obra se ha visto en las mejores galerías del país –Oliva Arauna, Alejandro Sales de Barcelona, Koldo Mitxelena de San Sebastián, Pilar Serra de Madrid, Xavier Fiol de Palma de Mallorca, Fernández-Braso de Madrid, Sandunga de Granada, entre otras–, lo que nos da pie para pensar que ha sido protagonis­ta del mejor arte que se ha hecho en España en los últimos treinta año; estando su obra en grandes coleccione­s desde la del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía hasta la de la Caixa, pasando por la del Museo Patio Herreriano de Valladolid, la del IVAM de Valencia, la de la Fundación Banesto, la Colección Norte del Gobierno de Cantabria, la del Grupo Prisa, la del CACMálaga, la de Artium del Museo de Arte Contemporá­neo de Vitoria o la de la Diputación de Granada, por citar sólo algunas. Todo lo cual da idea de la importanci­a de la obra de una artista que, sin grandes alharacas –como tanto ocurre en el mundo de lo artístico–, es autora imprescind­ible para el conocimien­to del mejor arte que se hace en España.

Rosa Brun es una artista que desarrolla unos planteamie­ntos creativos basados en la más pura esencia del abstracto. Todo en su obra se plantea desde la ausencia absoluta de la representa­ción, quedando todo abierto a la supremacía del color, la fuerza plástica de la materia y el sentido estructura­l del espacio. En esos tres planteamie­ntos se genera un cuerpo creativo que suspende la ilustració­n para afrontar otras entidades que transporta­n a los estamentos apasionant­es de la emoción que proporcion­a el arte por el arte.

Las obras de Rosa Brun se argumentan desde las más puras marcas cromáticas; éstas desarrolla­n una función genérica donde la superficie, el espacio y la propia materia estructura­n posiciones que se yuxtaponen hasta conformar una realidad plástica superior donde las gamas cromáticas abren sus perspectiv­as para generar una función ilimitada con la emoción por la materia como único y expectante hilo conductor. La interactua­ción del color crea espacios mínimos de máxima función. Se trata del color como supremo argumento que establece conexiones plásticas para generar profundísi­mos estados emotivo, llenos de espiritual­idad. Las gamas cromáticas interactúa­n, se rozan, se complement­an, se equilibran y aúnan para vibrar y hacer vibrar. Todo queda supeditado a la fuerza y magia de unos elementos pictóricos que provocan las más sugerentes evocacione­s y sensacione­s; circunstan­cias íntimas, casi espiritual­es que trasciende­n en efectos de levedad, verticalid­ad, horizontal­idad, peso, masa, presencia y ausencia; estamentos todos que abren las perspectiv­as de una realidad donde se funden emociones llenas del más absoluto sentido plástico.

Rosa Brun llega ahora a Sevilla para dejar constancia de una pintura que nos sitúa en los profundos y mágicos abismos de lo sensual, de lo que hace sentir la hondura del alma. Una pintura gozosa, que se abre a la naturaleza inquietant­e de los sentidos y que formula una realidad expectante para que la percepción quede sometida a los abiertos postulados de la forma plástica. La obra de Rosa Brun es la expresión sutil y generosa del más absoluto espíritu de la abstracció­n; ese que crea formas bellas para que la pintura siga siendo un gozo supremo, la más festiva ilusión para el alma; una feria sensual que llena el espíritu y pellizca el alma.

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