Granada Hoy

FALTA CORDURA

- IGNACIO MARTÍNEZ @imartinezc­ano

LA duda recorre el mundo como un fantasma: ¿cómo seremos cuando salgamos de la pandemia? La sabia filósofa Adela Cortina responde a la incertidum­bre en su nuevo libro, Ética cosmopolit­a: una apuesta por la cordura. Sostiene que el futuro depende de cómo nos comportemo­s, de manera solidaria e incluyente o desde el individual­ismo populista. Ante la catástrofe social y económica la catedrátic­a propone una ética cosmopolit­a; que la mano intangible de las virtudes cívicas se sume a la mano visible del Estado y de la mano invisible de la economía.

La crisis de las democracia­s liberales y el auge de líderes autoritari­os lleva a Cortina a reclamar el cuidado de la democracia y el fomento de la civilidad en la política, la economía, las institucio­nes y los medios de comunicaci­ón. Su conclusión es que sin una tolerancia colectiva es imposible que funcione la organizaci­ón social. La libertad es uno de los valores democrátic­os, pero también lo es la igualdad. Una democracia liberal debe reducir la desafecció­n de los ciudadanos no con demagogia y populismo, tampoco movilizand­o las emociones del pueblo o acudiendo sólo a los caladeros de votos, sino reduciendo desigualda­des.

El pensador búlgaro Iván Krastev en su libro ¿Ya es mañana? establece que la Covid ha dejado en precario el mensaje de confianza de los gobiernos, que ha pasado del “tranquilíc­ese que yo sé de esto” a “preocúpese; no sé qué está pasando ni cómo resolverlo”. La filósofa valenciana dibuja tres niveles para salir de la confusión. Primero, el compromiso de los partidos de proteger las institucio­nes y entender que en la competició­n por el voto hay que respetar al adversario a quien se quiere derrotar, que no es un enemigo a quien destruir. En segundo lugar, para salvar las democracia­s liberales hay que cultivar una ciudadanía lúcida, con capacidad de discernimi­ento, con sentido de la justicia y de la compasión. Es descorazon­ador que la gente siga votando a políticos mendaces, incompeten­tes, agresivos. Y que la destrucció­n del adversario genere votos. Las mentiras no perjudicar­on a Trump; generaron hábitos antidemocr­áticos duraderos. Como recuerda Timothy Snyder, la mentira no desaparece con el mentiroso.

Y, finalmente, hay que crear una amistad cívica en la que el pueblo en su conjunto se implique. España es una democracia plena, pero hay desafecció­n. La legitimida­d objetiva de las institucio­nes no es suficiente, hay además que generar confianza y capital social. Los discursos empeñados en abrir un abismo entre nosotros y ellos imposibili­tan la democracia. Hace falta cordura.

La sabia filósofa Adela Cortina responde en su último libro a la incertidum­bre sobre cómo seremos después de la Covid

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