“Al final, siempre volvemos a la infancia”
‘Cuando baje la marea’ es el primer libro de la gaditana que bucea entre sus recuerdos para realizar una novela corta de tintes autobiográficos
Cuando la marea baja queda al descubierto lo oculto, lo que “ni sabíamos que estaba”. Cuando la marea baja quedan las piedras, el fondo marino, lo más profundo. Cuando la marea baja queda quienes éramos, quienes somos, queda la infancia. “Al final, en un momento u otro de nuestra vida, siempre volvemos a la infancia”. Habla Elena Santiago que ha sabido esperar a que las aguas se retirasen para mostrarnos su propia orilla en Cuando la marea baja, su debut literario.
Se trata de una novela corta de tintes autobiográficos, aunque jalonada por la ficción, donde la escritora novel bucea en su pasado para reencontrarse con viejos fantasmas, “y heridas”, y reconciliarse con él.
“He creado un personaje, Elisa, que es una mujer de hoy día, profesional, que trabaja mucho y que vive en Madrid en un piso sola. Llega un momento que tiene un malestar permanente y decide afrontar y mirar cara a cara el pasado, su infancia y eso la lleva a la historia de su madre, que muere prematuramente”, adelanta la creadora gaditana cuya vida guarda ciertos paralelismos con la de su protagonista, sobre todo, lo que marca a ambas, la muerte de la madre, en el caso de Elena “cuando yo no tenía ni 10 años”.
También hay diferencias notables entre personaje y autora, claro, pues Cuando baje la marea tiene “muchos componentes de la ficción” pero sí pivota entre esos dos lugares tan importantes para Santiago, Madrid, el lugar donde ha vivido durante 25 años y Cádiz, el lugar con el que se identifica, su “Ítaca”, tilda, el lugar de donde es, del que se fue y al que “estaba loca por regresar”.
Así en Cuando baje la marea conviven la metáfora marina, el aire salado de nuestra costa, con los paisajes de la vida de esta gaditana tierra adentro. Ambos componen un gran lienzo en el que ordenar los trazos de un pasado que, queramos o no queramos, se empeñan en dibujar nuestro presente. “Yo creo que muchos de nuestros nudos, de nuestras frustraciones, de situaciones no resueltas, tienen su origen en la infancia y, algunas veces, necesitamos reconocerlo y mirarlo para poder resolverlo. Algo que no es fácil pero que es importante hacerlo”, decide la escritora.
Santiago lo hizo desde la experiencia sanadora de la escritura creativa que practicaba en el taller que imparte María Alcantarilla en la Universidad de Cádiz. “Cuando llevaba un año en el taller, empecé a acumular recuerdos de la infancia y empecé a escribirlos y, entonces, vi que iba tomando forma una especie de novela corta donde mis recuerdos se mezclaban con la pura ficción”, rememora la autora que durante un año estuvo ordenando y escribiendo hasta tener el manuscrito listo. Eso sí, necesitó del empujón final de su profesora: “María me revisó el material y me dijo, claro que tienes aquí una
novela, así que ella me animó mucho para tirar hacia delante con el proyecto”.
Después llegó la búsqueda de editorial y, ¡oh!, un virus que vino a diezmar a las familias, a poner el mundo del revés y a encerrarnos a todos en casa durante un tiempo. “Pero al final aquí está, sueño cumplido”, ríe la escritora que, también por las circunstancias de emergencia sanitaria, quiso esperar para la presentación oficial de su novela que salió a la venta en febrero y que se pone de largo mañana viernes en la Casa Pemán a las 18.00 horas.
“Sí, me hubiera gustado presentarla antes pero creo que la mejor decisión ha sido esperar. Y, además, en este tiempo me ha llenado mucho la cantidad de mensajes que he recibido de muchísimas personas que han leído el libro. He recibido tantos estímulos que de verdad ha sido muy emocionante. Hasta una compañera de Madrid, profesora de Historia, me llamó bastante emocionada. Han sido muchos los amigos que me han arropado”, agradece Santiago que, entre ellos, cuenta “desde hace más de 40 años” con el artista Miguel Ángel Valencia, que será el encargado de presentar la cita de mañana, además de haber firmado la maravillosa portada de Cuando baje la marea.
Una novela donde también se hace patente la importancia de la amistad para Elena Santiago, que la califica como el lazo “más desinteresado, más generoso y más puro” que se da entre los seres humanos. “En cierta manera, sí, la novela también es un canto a la amistad porque esta mujer, como otras muchas mujeres que yo conozco, vive sola pero tiene una vida plena, no necesita de una pareja para que así lo sea pero sí de una buena red de amigos, que tan importante son en nuestras vidas, vivamos o no con alguien”, decide.
Cuando baje la marea es el primer libro de la gaditana pero no será el último. Así, tal y como Santiago adelanta, “tengo escritos un buen número de relatos y me gustaría poder hacer una criba, dejar los mejores y publicarlos este verano”, idea la creadora que celebra que “cada vez más las mujeres somos visibles en la literatura”. “Estoy convencida de que ha llegado nuestro momento, y ya era hora, además”, concluye.
Elisa es una mujer de hoy día que tiene un malestar permanente así que decide afrontar el pasado”