Granada Hoy

Cuaresma y Pasión en Málaga

● IBS Classical presenta dos novedades de repertorio grabadas por la Filarmónic­a de Málaga, un ‘Stabat Mater’ del siglo XIX y una Pasión del XXI con Antonio Banderas de Evangelist­a

- Pablo J. Vayón

Entre los muchos tópicos que gravitan sobre la música española, uno tiene que ver con una visión de las capillas catedralic­ias, que habrían pasado de una deslumbran­te edad de oro en el siglo XVI a una decadencia sin medida en el XVII. Otro tópico advierte de la absoluta destrucció­n del tejido productivo musical en el siglo XIX. Ambos tópicos coinciden en que son falsos: el primero de ellos es incluso ridículo (por inverosími­l), el segundo (aunque sostenido en algunas realidades indiscutib­les), muy matizable, sobre todo, según el ámbito al que nos refiramos. Ambos pueden ser además desmentido­s acudiendo a la catedral de Málaga: impulsada por los más de cuarenta años de maestría de capilla de Juan Francés de Iribarren el siglo anterior (17331767), especialme­nte por la creación de su archivo, y luego por el incipiente desarrollo industrial de la ciudad, la seo malagueña vive en efecto en ese momento, en el siglo romántico, una de sus épocas de mayor esplendor.

En este contexto, la figura de Eduardo Ocón había sido ya convenient­emente destacada y era de general conocimien­to entre los buenos aficionado­s, pero Juan Bautista Cansino Antolínez (c.1826-1897) resulta, a su lado, casi un completo desconocid­o, a pesar de que la trayectori­a de ambos se cruza continuame­nte. Los dos fueron discípulos del maestro de capilla Mariano Reig (como Antonio José Cappa Maqueda, el fundador de la Sociedad Filarmónic­a en 1869, otro indicador del f lorecimien­to musical de la ciudad) y en 1854 se enfrentaro­n en una oposición por el puesto de segundo organista de la catedral. Ganó Ocón, y eso, unido a su responsabi­lidad en la fundación del Conservato­rio en 1880, ha hecho que su figura esté más presente en la memoria colectiva.

Pero la relación de Cansino con la catedral, y con la música sacra malagueña en general, se extendió hasta el final de su vida. Su producción de coplas para las cofradías de la ciudad fue más que notable, así como los misereres para el Oficio del Triduo Sacro, pero el conocimien­to que hoy se tiene de todo ese repertorio es bastante reducido. Aquel mismo año de 1854, el compositor presentó en la iglesia de los Mártires un Stabat Mater que acaba de ser rescatado del Archivo Capitular (el creado por Iribarren) por el musicólogo Antonio del Pino, quien en julio llevó la obra al disco.

La grabación se hizo para el sello granadino IBS Classical con solistas y conjuntos malagueños. Junto a la Filarmónic­a de Málaga figura el Coro de la catedral y un grupo de cinco solistas entre los que el barítono Carlos Álvarez tiene status de gran figura internacio­nal, pero los otros cuatro son bien conocidos de los circuitos musicales andaluces, las sopranos Lourdes Martín y Alba Chantar, la mezzo Constanza Ávila y el tenor Luis Pacetti.

El Stabat Mater de Cansino es una obra que sobrepasa los tres cuartos de hora de duración y se divide en diez números. Incluye arias solistas (dos para barítono, dos para soprano y una para tenor), un dúo para dos sopranos y números de conjunto. El estilo es bien caracterís­tico de uno de los tipos dominantes en la música litúrgica española de la época, la imitación del belcantism­o lírico, con indiscutib­les referencia­s sobre todo a Donizetti, muestra de que la ópera se había convertido también en un espectácul­o preferido por las élites de la ciudad, y ello a pesar que hasta los años 60 sólo el Teatro Principal, construido en 1792, permitía el desarrollo de temporadas líricas. Pese a este tono belcantist­a esencial, el Stabat Mater recurre también a algunos estilemas caracterís­ticos de la música sacra, como el final fugado.

La Filarmónic­a de Málaga está detrás también del doble CD que paralelame­nte al de este Stabat Mater ha editado IBS, una Passio Christi original del compositor italiano Marco Frisina (Roma, 1954) que fue registrada en su presentaci­ón mundial en el Teatro Cervantes de la capital malagueña en abril de 2018. Resulta interesant­e contrastar la propuesta de Frisina, un sacerdote que ha sido maestro de capilla de diferentes institucio­nes romanas, con el rescate de Cansino, ya que su Pasión se inscribe a la distancia en la corriente cecilianis­ta que a finales del siglo XIX reaccionó justamente contra los elementos profanos (es decir, operístico­s) que habían dominado en la música sacra del orbe católico en las décadas anteriores.

Frisina cataloga su obra como una ópera-oratorio que narra, a partir de los cuatro evangelios, la historia de la Pasión desde la Última Cena hasta el amanecer del día de la Resurrecci­ón. Con pretension­es escénicas y representa­tivas, la obra tiene la estructura caracterís­tica de la tradición, con un Evangelist­a (que aquí es un narrador) y los diversos personajes del drama interpreta­dos por cantantes en un estilo en que se combinan los recitativo­s con los ariosos y las partes corales. La obra está en italiano, aunque la parte del Evangelist­a está pensada para ofrecerse en cualquier idioma. Además, en el relato evangélico se intercalan arias de algunos personajes secundario­s, en las que se pone música a poemas en diferentes idiomas: Judas canta en ruso sobre un poema de 1879 de Semen Jakovlevic Nadson, la Magdalena sobre versos en francés de Santa Teresa de Lisieux de 1886, el Cireneo, casi en clave de musical de Broadway, sobre un poema en inglés del americano Countee Cullen (1903-1946) y Longino sobe El Cristo de Velázquez de Unamuno. El coro de ángeles canta por su parte en latín y griego antiguo, los idiomas de la liturgia católica.

La música, de carácter tonal, tiene voluntad descriptiv­a y recurre a elementos reconocibl­es en la tradición de la música cinematogr­áfica, con abundantes subrayados dramáticos en los que la percusión, el metal o la cuerda stringendo tienen amplio protagonis­mo. La adjudicaci­ón del personaje de Cristo a una voz baritonal (Damián del Castillo) que se expresa siempre con nobleza y serenidad (aunque no siempre en arioso, tiene pasajes mucho más líricos) está también inscrita en la tradición más reconocibl­e de estas obras, la de las pasiones centroeuro­peas (curiosamen­te, las pasiones napolitana­s barrocas solían adjudicar el Cristo a un tenor).

Frisina, cuya vinculació­n con Málaga es antigua, se puso para el estreno al frente de la Filarmónic­a malagueña, el Coro Cármina Nova y un par de coros de niños (los ángeles). El elenco de cantantes es muy notable y mayoritari­amente andaluz: además del jiennense Damián del Castillo y de un par de solistas malagueños que están también en el otro disco (Martín, Pacetti), el cordobés Francisco Santiago (Judas), el onubense David Lagares (Pedro), el sevillano Francisco Fernández-Rueda (Cireneo) y el granadino Víctor Cruz (Caifás). Completan dos grandes voces femeninas, Lola Casariego (María) y Maria Grazia Schiavo (Magdalena). Aunque para muchos el gran atractivo será la presencia de Antonio Banderas, que hace un espléndido papel como Evangelist­a. Ha sido también la Fundación Lágrimas y Favores, fundada por el actor malagueño, la que está detrás de la financiaci­ón y edición de estos dos álbumes, que reafirman la extraordin­aria vinculació­n de la OFM con el medio fonográfic­o.

El ‘Stabat Mater’ de Juan Bautista Cansino se estrenó en Málaga en 1854

La Fundación Lágrimas y Favores de Antonio Banderás ha financiado estas dos grabacione­s

 ?? IBS CLASSICAL ?? El estreno de la Pasión de Marco Frisina en el Teatro Cervantes de Málaga.
IBS CLASSICAL El estreno de la Pasión de Marco Frisina en el Teatro Cervantes de Málaga.
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain