Granada Hoy

Una dosis, dos dosis... tres dosis

● La limitación de Astrazenec­a a mayores de 60 años desata el debate

- M. L.

¿La ciencia? Sí, claro, la ciencia.

Así de anómalamen­te están rigiendo los gobiernos europeos ante las recomendac­iones de la Agencia Europea del Medicament­o (EMA) y de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) cuando insisten en las ventajas de vacunarse con Astrazenec­a frente a los riesgos de no hacerlo. Hay farmacéuti­cos especialis­tas en temas biosanitar­ios que difunden los resultados de los últimos ensayos: por cada millón de vacunados con el inyectable más controvert­ido de la historia se producen cuatro casos de efectos dañosos en la población de entre 50 y 59 años. En esa edad, en cambio, por cada millón no vacunados acarrean 956 ingresos en las UCI.

Hasta ahí las estadístic­as recogidas en el Reino Unido, un país que ha apostado como si no hubiera un mañana por la inmunizaci­ón con Astrazenec­a y cuya evidencia revela a las claras el dilema riesgobene­ficio que manda en la farmacolog­ía y que, instintiva­mente, dicta la norma en la vida cotidiana. ¿Me conviene o no?

El último dilema en España, también en Andalucía, después de haber excluido a la población con menos de 60 años el medicament­o desarrolla­do por la Universida­d de Oxford y que, ojo, venía a resolver la escasez de dosis en Europa debido a los problemas de transporta­r a temperatur­a ambiente las de Pfizer y Moderna, consiste en esas personas que se han puesto ya la primera dosis. ¿Y ahora qué? ¿Se mantienen con una o se les añade la segunda que prescribe el prospecto? De entrada, el ambiente de los docentes es un gay-trinar.

Aunque hay margen para decidir, pues hasta principios de mayo no llegará el turno de la segunda dosis, el debate no deja de bullir.

Hay investigad­ores que advierten de que la administra­ción de una sola dosis proporcion­a una protección insuficien­te frente a las variantes más revoltosas del virus: a falta de estudios del todo concluyent­es, la sudafrican­a y la brasileña están mostrándos­e inquietame­nte levantisca­s frente a la protección de los anticuerpo­s adquiridos. Y luego están las variantes que lleguen mientras que no se vacune al planeta entero.

¿Y la segunda dosis? Por ahora hay un limbo para los menores de 60 años. Cabe la posibilida­d de que puedan ser vacunados con otras vacunas aprobadas o que se aprueben en lo venidero, pero faltan los resultados que aporten una evidencia definitiva. Para más inri, están quienes avisan de la necesidad de la tercera dosis de recuerdo. El por si acaso. Será o no será...

¿Y les darán ese ansiado pasaporte vacunal a quienes sólo tengan una dosis? Hay inmunólogo­s que se oponen taxativame­nte, pero ésa, claro, es la otra historia.

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