Granada Hoy

BARRIOS ROJOS

- LUIS SÁNCHEZ-MOLINÍ lmolini@grupojoly.com

LA división entre barrios proletario­s y burgueses es hija de la Revolución Industrial y los ensanches urbanos. Antes, en el Antiguo Régimen, no existía un urbanismo de clase. Nobles, pecheros y menesteros­os vivían en confusa maraña en los que hoy se conocen como cascos históricos. Los ricos todavía no tenían esa obsesión actual de agruparse en barrios y urbanizaci­ones elitistas y los pobres aún no habían sido expulsados a los desmontes del extrarradi­o, esos que Baroja retrató en su trilogía La lucha por la vida, la mejor literatura suburbial en nuestra lengua. En Sevilla, la gran división fue entre el norte y el sur. Grosso modo, porque ningún proceso social es puro y suelen estar llenos de contradicc­iones, en la zona septentrio­nal se situaron las clases más desfavorec­idas, tanto que llegó a ser conocida como el Moscú sevillano. Pero eso también es ya historia antigua. Hoy, a la que antaño fue terrible zona roja no le queda ya nada de proletaria, aunque conserva una cierta identidad izquierdis­ta debido a una neopoblaci­ón mayoritari­amente formada por profesiona­les progresist­as de clase media. De ese mundo, precisamen­te, sale gran parte de esa nueva siniestra podemita que se caracteriz­a por la radicalida­d de su discurso político y lo mesocrátic­o de sus intereses.

Esta perorata sociológic­a, diletante y ociosa, viene a cuento de la gran trifulca que se montó el otro día en el barrio de Vallecas por el mitin de Vox. La extrema izquierda ha querido convertir a este legendario barrio rojo en el Stalingrad­o del Vox madrileño, pero sólo ha conseguido evidenciar sus muchas contradicc­iones y ridiculece­s. En primer lugar ha dejado muy claras sus pulsiones autoritari­as y violentas al considerar de uso privativo espacios que son públicos y, por tanto, pertenecen a todos los ciudadanos, sean de la ideología que sean; en segundo, ha demostrado una incapacida­d de lectura de la realidad: Vox no fue a Vallecas a provocar, sino sencillame­nte a buscar votos a los antiguos graneros de la izquierda, como han hecho todos sus compañeros políticos en Europa con muy buenos resultados (los obreros no llevan coleta); en tercero, los JASP de la izquierda extrema han actuado como cortijeros abstencion­istas al lanzar tuits en los que reclamaban como “nuestros” barrios que nunca pisan, lugares donde no sirven sashimi ni cerveza artesanal a tres euros el botellín; y en cuarto y último lugar, le han proporcion­ado un balón de oxígeno a un partido que muchos daban por muerto en las autonómica­s madrileñas. Cada pedrada se ha convertido en un centón de votos.

El ataque a Vox en Vallecas pone en evidencia las pulsiones violentas y antidemocr­áticas de la extrema izquierda

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain