Granada Hoy

La polémica entierra el trabajo

Un riguroso penalti en el último minuto eclipsa un cuidado plan de partido del Granada CF

- Fabián Leyva GRANADA

“Con mis jugadores se puede ir al desierto”. Así definió Diego Martínez al histórico plantel que tenía (y aún tiene) enfrente disputar unos cuartos de final de UEFA Europa League contra el todopodero­so Manchester United. En la ida, en un tristement­e vacío Nuevo Los Cármenes, el técnico vigués recabó entre la pampa un pequeño oasis deportivo en un páramo que se presumía dominado por diablos rojos. Pudo contar, contra pronóstico –el club no dejó clara su disponibil­idad– con la novedad en el once del lateral Carlos Neva. El resto de la formación titular no contó con sorpresas: Víctor Díaz fue el lateral derecho, Puertas partió desde la derecha en detrimento de un mermado Machís y Soldado le ganó la partida a Jorge Molina como ariete titular.

INTENSOS

Las ganas de disputar el encuentro en las filas nazaríes se hicieron palpables desde el primer segundo. El Manchester United puso en juego el esférico desde el círculo central y no pasaron ni cinco segundos hasta la primera recuperaci­ón local. Carlos Neva, que llevaba ‘fuera de juego’ desde el pasado 25 de febrero, arrancó veloz desde su costado y se hizo con la posesión. Presagio. Los primeros minutos el Granada CF adelantó sus líneas, mordiendo cuando recibían de espaldas jugadores como Rashford o Pogba, amedrentan­do, como queriendo dejar claro desde el inicio el lema del club.

‘RED DEVILS’

Los ingleses, cumpliendo con lo que se les pide a los equipos grandes, no alteraron su plan habitual en relación con quién tenían enfrente. Ole Gunnar Solksjaer salió con todo lo que tenía a su disposició­n –no reservó a Rashford pese a acabar tocado ante el Brighton– y planteó un partido con la posesión y leves retoques ofensivos. Al comienzo, con el ‘arreón’ nazarí, replegaron y basaron sus ataques en salidas rápidas de balón con un denominado­r común: buscar a Bruno Fernandes para que el portugués intentase conectar con los extremos. Con el paso de los minutos y la lógica conversión a conjunto dominador, McTominay agarró con fuerza el timón del partido para generar espacios en la permuta con Pogba y la aparición de James y Greenwood.

DE LA CALMA AL GOL

Con la constante tenencia del balón el Manchester United no creó peligro. Divagó en la frontal y mareó la pelota contra un Granada CF que, metido en su área pero sin sufrir, mantuvo el orden y vivió minutos de sorprenden­te tranquilid­ad. La lenta circulació­n de balón de los de Solksjaer dio alas al cuadro nazarí, que sólo se vio angustiado tras desperezar­se y pisar área rival. El ataque de los granadinos, con pocos argumentos ofensivos, derivó en un saque de portería de De Gea que activó a Lindelof. El central sueco, pulcro en la salida, colocó un pase medido desde muy lejos en pies de Rashford, que no perdonó tras un control que evidenció su clase (0-1). .

GUION Y ESTRATEGIA

Tras el gol, la incertidum­bre. La diana de los ‘diablos rojos’ abrió un nuevo escenario que dejó al Granada sobre la cuerda f loja. Los de rojo y blanco, sin miedo, jamás perdieron la cara al partido y siguieron el guion establecid­o a pesar del duro mazazo que significó el tanto del ‘diez’ red. La principal fuente de acercamien­to nazarí a las inmediacio­nes del arquero rival fue la estrategia. Los de Diego Martínez sacaron hasta once córners y, pese a inquietar a la zaga inglesa con balones bombeados por encima de Maguire y Lindelof, no consiguió crear peligro real. La aproximaci­ón más clara fue un centro-chut de Yangel Herrera que acabó estrellado en el poste izquierdo de De Gea.

SÓLIDOS

Europa entera fue espectador­a de lujo del trabajo, incansable, de los futbolista­s del Granada CF. La lucha por el honor, innegociab­le, fue una constante. Diego Martínez, en su búsqueda por activar el partido, dio entrada a Machís y sostuvo el centro del campo con una omnipotent­e actuación de Yangel Herrera.

LA DESIGUALDA­D REAL

El elaborado hasta el detalle plan de partido del Granada CF sólo se vio afectado de (casi) muerte en el último minuto y con la auténtica desigualda­d entre ambos equipos. El colegiado decidió pitar un más que riguroso penalti cometido por Eteki (difícil de imaginar al revés) y Bruno Fernandes, desde los once metros, agradeció el regalo culminando un cruel e injusto 0-2.

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ANTONIO L. JUÁREZ / PHOTOGRAPH­ERSSPORTS Yangel controla frente a McTominay.

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