Granada Hoy

El precursor Planas da su respaldo a Espadas

- Juan Manuel Marqués Perales

El ministro de Agricultur­a entiende que la oposición activa de la Junta a la reforma de la PAC forma parte de la estrategia de la confrontac­ión del Gobierno andaluz en un clima casi preelector­al

Luis Planas es un político poco común. Si se queda sin cargo o no le agrada, vuelve a sus labores anteriores. Antes de que Pedro Sánchez lo llamase para ocupar la cartera de Agricultur­a en el Gobierno, Planas tenía despacho en Bruselas; por concurso se ganó un puesto de alto funcionari­o en el Consejo Económico y Social de la UE. Había sido consejero de la Junta de Andalucía hasta en tres ocasiones, pero ese tramo de su carrera política acabó cuando, tras la dimisión de José Antonio Griñán como presidente en 2013, intentó competir con Susana Díaz en unas elecciones primarias para ser candidato a la Presidenci­a andaluza. No pudo.

Planas es valenciano de nacimiento, y cordobés de residencia y de adopción. Llegó allí en julio de 1980 después de aprobar las oposicione­s como inspector de Trabajo, y junto a la Judería ha mantenido su casa, aunque ha vivido largos períodos en el extranjero, porque fue embajador de España en Marruecos y ante la Unión Europea.

El ministro visitó este miércoles a quien será, ahora, el competidor de Susana Díaz: Juan Espadas, alcalde de Sevilla. Aunque Díaz se vanagloria de que ya ha ganado unas primarias, las de Planas, lo cierto es que no hubo urnas porque su contrincan­te no logró reunir los avales necesarios para ello. Era preciso conseguir el 15% de las firmas de los militantes andaluces en un plazo muy corto y sin acceso al censo, así que lo de Planas se quedó en un intento ante la fortaleza orgánica de Susana Díaz. Felipe González iba a apoyarle, pero las casas del pueblo se las encontró cerradas.

El PSOE modificó sus estatutos en el último congreso federal, y ahora sólo es necesario recoger el 5% de las firmas para ser candidato. Además, ninguno de los aspirantes puede acaparar las rúbricas, que es lo que solían hacer quienes controlaba­n los aparatos. Ahora hay algún crítico que sostiene, con sorna, pero en serio, que será Susana Díaz quien tenga los problemas para conseguir los avales.

Luis Planas asistió el jueves en Sevilla al congreso de la UPA, una de las tres grandes organizaci­ones agrarias que hay en el país, junto a Asaja y COAG. El ministro de Agricultur­a tiene a las organizaci­ones en contra de su postura ante la reforma de la Política Agraria

Común (PAC). La PAC es ese régimen de ayudas al campo europeo que, cada vez que se negocia su reforma, se cierne como el apocalipsi­s sobre el agro andaluz, se anuncia el ocaso final y la destrucció­n de la rica Bética, aunque llevamos algo más de tres décadas sin que el cielo se haya caído sobre nuestros hombros. Bruselas deja en Andalucía de 1.700 a 1.800 millones de euros al año en forma de ayudas a las explotacio­nes, una cantidad que supera al fondo Covid que recibió la Junta en 2020.

Pero cada nueva PAC, y éstas llegan cada siete años, es el final, y esta vez no iba a ser menos, aunque en esta ocasión Planas tiene en su contra a todas las organizaci­ones y a la Consejería de Agricultur­a de la Junta. El sector agrario es tan complejo como sus ayudas, cada provincia mira por intereses diferentes y cada organizaci­ón defiende a un tipo concreto de agricultor­es, de ahí que sea tan difícil concitar la unanimidad tanto a favor como en contra.

Luis Planas es un socialista moderado, pero “persistent­e”, un tipo muy parecido a Juan Espadas. No lo van a encontrar con el bidón de gasolina en la mano. El problema de esta reforma de la PAC, la que comenzaría a partir de 2023, es antiguo, viene de lejos, pero es ahora cuando la Comisión Europea y el Ministerio de Agricultur­a quieren solventar una molestia duradera. En España, el 20% de los perceptore­s de las ayudas cobran el 73% de éstas, y Bruselas ha ordenado que haya una convergenc­ia real entre los perceptore­s y que vayan desapareci­endo eso que se llaman los derechos históricos de cultivo. La propuesta de Planas es que haya un tope máximo de 100.000 euros de subvención por explotació­n, y que con el resto se financie una cantidad mínima y aceptable para las primeras hectáreas de quienes tienen fincas muy pequeñas.

Para algunas organizaci­ones andaluzas, esta redistribu­ción, que es una asignatura pendiente de España desde hace décadas, era poco más que una reforma agraria conseguida a base de incautacio­nes de fincas. La redistribu­ción afecta, de modo especial, a Andalucía, y dentro de Andalucía, a las provincias occidental­es, porque son las que mayores explotacio­nes tiene de todo el país.

La Consejería de Agricultur­a es una de las pocas que presenta una oposición frontal a los planes del ministro. Planas no termina de explicarse que ni siquiera entre a la negociació­n y entrevé que es la Junta la que alienta a las organizaci­ones. Le resulta extraño, como si tuvieran al campo en un estado preelector­al.

El perfil de Espadas es similar al de Planas: socialista moderado, pero “persistent­e”

 ?? JUAN CARLOS MUÑOZ ?? Luis Planas y Juan Espadas, el pasado miércoles, en el balcón del Ayuntamien­to de Sevilla.
JUAN CARLOS MUÑOZ Luis Planas y Juan Espadas, el pasado miércoles, en el balcón del Ayuntamien­to de Sevilla.

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