Granada Hoy

Ganar en la espesura

● El Covirán Granada suma su cuarto triunfo consecutiv­o en un encuentro que fue de más a menos ● Los rojinegros tienen prácticame­nte asegurada su presencia en los ‘play off’

- Pablo Quílez GRANADA

El cuarto triunfo consecutiv­o del Covirán no estuvo rodeado de vistosidad. Todo lo contrario. El conjunto de Pablo Pin se deshizo del Oviedo por 72-68 en un partido que comenzó interesant­e y que se espesó a medida que avanzaron los minutos, sobre todo tras el paso por los vestuarios. En estos casos, hay que quedarse con el resultado y con el hecho de que los granadinos supieron administra­r mejor que su rival los momentos en los que el aro se empequeñec­ió y las ideas, sobre todo en ataque, no llegaban a las cabezas con la f luidez que requería un partido de baloncesto.

Con esta victoria, el cuadro nazarí cierra una primera vuelta prometedor­a con cuatro victorias y sólo una derrota, la sufrida en la pista del Breogán. Con un bagaje de nueve triunfos y cuatro partidos perdidos, el Covirán tiene prácticame­nte asegurada su presencia en los play off por el ascenso y puede afrontar una segunda vuelta con el punto de mira enfocado en intentar lograr la mejor clasificac­ión posible para contar con el factor cancha en el primer cruce. El panorama no pinta nada mal.

Los visitantes comenzaron con un ataque más dinámico, mientras que los rojinegros, muy atentos al rebote, tenían que madurar más su jugada para meter balones a Fall, que firmó los ocho primeros puntos del Covirán. Mediado el cuarto de apertura, el cuadro local apretó aún más en defensa (para la galería quedaron dos tapones de Fall y Murphy) y tomó la iniciativa. En la anotación comenzaron a aparecer más nombres e, incluso, el primer triple, obra de Lluís Costa. Bropleh, poco después , puso la primera ventaja interesant­e para los locales (17-11, 5’40’’).

Cuando se acumulaban las buenas sensacione­s llegó un pequeño susto cuando Murphy se tuvo que retirar dolorido. Pin aprovechó el momento para empezar sus habituales movimiento­s en el banquillo. La escuadra nazarí no lo notó y siguió a su ritmo, lo que obligó a Natxo Lezcano a pararlo en forma de tiempo muerto (21-13, 8’33’’).

Con 22-16 comenzó el siguiente acto. Y con un triple de Christian Díaz, que muy pronto dejó constancia del buen momento que atraviesa. Las buenas sensacione­s se extendiero­n por el Palacio en apenas minuto y medio, en el que los anfitrione­s, muy efectivos en el rebote, pusieron además de manifiesto su buen hacer en las dos pistas. Al minuto y medio, nuevo tiempo muerto solicitado los visitantes tras recibir un parcial de 7-0 (29-16). Otro triple de Christian Díaz permitió a los de Pin doblar en el marcador a sus invitados (32-16, a 7’21’’ para el descanso).

Pareció que la ventaja dio vértigo a los locales, que se relajaron en la selección de tiro y en el trabajo de retaguardi­a. Esto, añadido a la lógica reacción de los ovetenses, se tradujo en un duro parcial de 0-10 que obligó a Pin a poner orden en su plantilla (32-26, 16’). Las palabras del técnico en el tiempo muerto surtieron efecto en forma de un 7-0 que volvió a poner la diferencia por encima

Mediado el segundo cuarto, los locales dominaban por 16 puntos de ventaja

de los diez puntos. Pero no hubo continuida­d y al descanso llegó el Covirán ocho arriba: 39-31.

Un poco desangelad­o estuvo el Covirán en la reanudació­n, quizá porque Bropleh falló dos canastas que nunca falla debajo mismo del aro. Estos errores contagiaro­n al resto del personal, lo que se tradujo en un pequeño lapsus mental y físico que duró más tiempo del deseado: a los cuatro minutos el cuadro nazarí sólo había anotado un tiro libre. El Oviedo no lo aprovechó del todo, pero sí para al menos tener más control en el rebote y situarse a cinco puntos (40-35). Tuvo que saltar a escena Christian Díaz para desatascar la tubería con un triple. Pero fue una gota en el océano, pues el juego de los de Pin siguió deslabazad­o, pero no mucho más que el de su rival, que no encontró la manera de meter el dedo en la herida cuando tuvo ocasión.

Con el marcador moviéndose a empellones, de forma increíble Lezcano tuvo que parar el partido cuando miró al electrónic­o tras un triple de Manu Rodríguez y vio que su equipo estaba doce puntos abajo (49-37, 26’32’’). La

impresión es que Pin también debió sorprender­se con la ventaja de los suyos a pesar de su mal juego. Eso sí, en sus filas cuenta con un bregador como Edu Gatell, que no dio tantas facilidade­s al Oviedo en la captura de los rebotes. Según se acercó el final del tercer cuarto, el Covirán dio muestras de coger la manija tras endosar un parcial de 10-2 (5339), pero a trascartón perdió la concentrac­ión, con pérdidas absurdas, y recibió un 0-7 que metió de nuevo a los asturianos en la pomada antes de afrontar el último cuarto: 53-46.

Tres ataques desaprovec­hados en el inicio del acto definitivo no invitaron al optimismo, pues las acciones dejaron entrever falta de fluidez. Tras dos minutos con el marcador bostezando, fueron los visitantes los que por fin acertaron para ponerse a cinco. Medio minuto después, una antideport­iva a Oluyitan permitió al Covirán estrenarse desde la línea de personal. Pero los rojinegros siguieron sin anotar en juego hasta que, con los ovetenses a cuatro, apareció Bropleh para anotar un triple (58-51, a 6’34’’ para el final).

Con los dos equipos instalados en la espesura casi absoluta, se entró en los últimos cinco minutos. En ese momento todo apuntaba a que el menos malo se llevaría el gato al agua. Brown, con un triple, metió presión a falta de cuatro minutos (60-56). Escasa renta y un mundo por delante. Un minuto después, la ventaja era de sólo tres puntos (64-61). Y no fue a menos porque Bropleh anotó un triple determinan­te y el Oviedo no quiso.

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FOTOS: ANTONIO L. JUÁREZ / PHOTOGRAPH­ERSSPORTS Alejandro Bortolussi lanza el balón con dirección al aro del conjunto ovetenses.

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