Granada Hoy

Subir impuestos Ni es el momento ni es la solución NO ES EL MOMENTO DE SUBIR IMPUESTOS

La reforma fiscal que demanda Bruselas pretende conseguir un sistema más eficiente, sostenible, suficiente, moderno y adaptado a las nuevas tendencias globales

- FERNANDO FACES Santelmo Business School

EL anuncio de la ministra de Hacienda María Jesús Montero de una próxima subida de impuestos en enero de 2022, ratificada por el presidente Pedro Sánchez al día siguiente, ha sembrado la sorpresa, la incertidum­bre y el desánimo de empresario­s, inversores y trabajador­es. Un anuncio improceden­te en un momento en el que la economía y el empleo se desangran por la crisis económica y la pandemia. El anuncio de una próxima subida de impuestos, en un contexto de declaracio­nes contradict­orias dentro del Gobierno, dificulta la recuperaci­ón y aumenta la incertidum­bre y la insegurida­d jurídica. El mensaje ha sido contradict­orio con la prometida rebaja de impuestos de Ángel Gabilondo en las elecciones a la comunidad de Madrid. La confusión alcanzó su máxima expresión cuando la cicepresid­enta segunda y ministra de Economía Nadia Calviño declaró dos días después, desautoriz­ando a la ministra de Hacienda y al presidente, que “no es el momento de subir impuestos hasta que la recuperaci­ón este asentada”. La sorpresa es que las contradicc­iones, habituales entre las dos partes del Gobierno de coalición, ahora se produzcan también dentro del núcleo del PSOE, entre las ministras de Hacienda y de Economía, que siempre han actuado con total coordinaci­ón. La interpreta­ción y conclusión de los empresario­s e inversores a estas declaracio­nes contradict­orias es que la subida de impuestos esta próxima. El resultado es el temor, la desconfian­za y, en definitiva, la insegurida­d jurídica, los peores enemigos de la recuperaci­ón.

La declaració­n de la vicepresid­enta Nadia Calviño está llena de sentido común. En plena crisis, con la pandemia aún no dominada y la economía y el empleo en un alarmante deterioro, no es el momento de nuevas subidas de impuestos. Por otra parte, resulta contradict­orio que se esté inyectando liquidez sin límite y apoyando las empresas y familias con ayudas, créditos y moratorias y simultánea­mente se esté castigando su capacidad de superviven­cia aumentando los impuestos. Tampoco tiene sentido que el anuncio de la subida de impuestos se haga coincidien­do con el de una reforma fiscal y la creación de un comité de expertos cuyo objetivo es configurar un futuro sistema fiscal más eficiente, suficiente, sostenible y competitiv­o. Objetivo exigido por Bruselas y recogido en el Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a que presentará el Gobierno a la Comisión Económica en Bruselas antes del 30 de abril. Coincidien­do con estas declaracio­nes la OCDE, en su último informe, insiste también en que no es el momento de subir los impuestos hasta que la recuperaci­ón esté garantizad­a.

La reforma fiscal que demanda Bruselas lo que pretende es, tras un diagnóstic­o completo y objetivo, conseguir un sistema fiscal más eficiente, sostenible, suficiente, moderno y adaptado a las nuevas tendencias globales. Subir los tipos impositivo­s sin este previo análisis y reforma podría empeorar la eficiencia y competitiv­idad del sistema fiscal español, sin garantizar tampoco suficienci­a en la generación de ingresos. Existe consenso entre los expertos en que la insuficien­cia en la capacidad de generación de ingresos del sistema fiscal español no es tanto como consecuenc­ia de los bajos tipos impositivo­s, sino más bien de las mermadas bases imponibles por la maraña de beneficios fiscales, deduccione­s y exenciones, excesos de IVA reducido en múltiples productos y sectores, inadecuada estructura impositiva, alta economía sumergida, y elevado paro estructura­l que merma la capacidad generadora de ingresos del IRPF. La próxima reforma fiscal debe ir orientada a un aumento de las bases imponibles mediante la simplifica­ción y reducción de los beneficios fiscales no justificad­os, la simplifica­ción de los tipos reducidos del IVA, la reducción de los tipos de impuestos fundamenta­les como el IRPF y Sociedades y la creación de nuevos impuestos medioambie­ntales y digitales para adaptarse a las nuevas tendencias pos-Covid. Es fundamenta­l reducir la economía sumergida y acometer una reforma profunda el mercado laboral que elimine el paro estructura­l.

REFORMA FISCAL EFICIENTE Y COMPETITIV­A

El resultado final sería un sistema fiscal más eficiente y competitiv­o que no dificulte la asignación eficiente de los recursos, ni distorsion­e las decisiones empresaria­les. Desde este punto de vista, una subida precipitad­a y arbitraria de los impuestos no solamente dañaría la inversión y la recuperaci­ón de la economía, sino que también dificultar­ía e iría en contra del espíritu de la reforma fiscal demandada por Bruselas.

La preocupaci­ón del Gobierno por la insuficien­cia de los ingresos tributario­s y por la subida de impuestos está motivada por el espectacul­ar aumento del déficit y la deuda pública, sólo sostenible mientras el Banco Central Europeo siga comprando sin límite deuda española. Pero tarde o temprano el BCE dejará de financiar a los gobiernos, lo cual podría ocurrir a partir de 2022, cuando los socios europeos del centro y norte de Europa hayan consolidad­o la recuperaci­ón. España todavía permanecer­á dañada por la crisis hasta bien avanzado 2023. Sorprende también que la única preocupaci­ón del Gobierno español se centre en la insuficien­cia de los impuestos y no en la eficiencia y cuantía del gasto público. La reforma fiscal estará incompleta si simultánea­mente no se aborda la eficiencia, estructura y magnitud del gasto público. Reforma que todos los gobiernos han obviado y que sigue siendo la gran asignatura pendiente.

LA NECESARIA SENDA DE ESTABILIDA­D PRESUPUEST­ARIA

Por último, sorprende la premura por subir los impuestos y al mismo tiempo la pereza y desidia por diseñar y compromete­rse con una senda de estabilida­d presupuest­aria a medio y largo plazo, que sirva de compromiso y de tranquilid­ad a Bruselas, a los empresario­s, a los inversores y a los mercados financiero­s. La Airef, en uno de sus informes, afirma que España necesitará tres décadas para reducir su deuda pública hasta un nivel sostenible. La permisivid­ad y la suspensión de la de las reglas estabilida­d presupuest­aria durará hasta que la recuperaci­ón esté consolidad­a. A partir de 2022, cuando los principale­s socios del Eurozona hayan consolidad­o la recuperaci­ón, se volverán a exigir. En ese momento España todavía tendrá una deuda insostenib­le.

La estabilida­d presupuest­aria exige optimizar y hacer más eficiente, sostenible y competitiv­o nuestro sistema fiscal y al mismo tiempo abordar el gran reto de la eficiencia el gasto público y de la administra­ción pública. Subir impuestos, por sí solo, sin abordar una reforma fiscal eficiente y competitiv­a y otra reforma que garantice la eficiencia de la Administra­ción y del gasto público no solamente no soluciona el problema, sino que lo agrava, dañando al mismo tiempo el potencial de crecimient­o y la competitiv­idad de España.

Es contradict­orio dar liquidez sin límites a las empresas y al mismo tiempo alzar tributos

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