Granada Hoy

El Granada CF cesa a Monterrubi­o como director general

La derrota en Sevilla estuvo aderezada con un ‘minuto de oro’ el día previo a los cambios estructura­les en el club que se esperaban desde la llegada de Patricia Rodríguez

- Pablo Quílez GRANADA

Si la pasada semana comenzó con el lío de la Superliga made in Florentino en la boca de todos, ésta da sus primeros pasos con la anecdótica resaca de lo que se vivió en el Sánchez Pizjuán a la conclusión del encuentro que el Granada disputó y perdió contra el Sevilla. No deja de ser una tontería, pero lo insólito de un hecho hasta el domingo inédito, da pie por lo menos a algún que otro chascarril­lo, incluido en esta columna.

PASEN Y VEAN

En su crónica en este periódico, Enrique López calificó lo sucedido como una actuación circense. No le falta nada de razón. Ver sobre un campo de fútbol lo que se vio, más aún en un partido de la que no sé si ya es la mejor liga del mundo pero seguro que está entre las mejores. Del “jugadores al vestuario” al “tráiganme a esos jugadores de nuevo al campo” sólo pasaron unos instantes: el tiempo que tardó el colegiado de la contienda, el vasco (aunque) De Burgos... Bengoetxea en que se había comido un minuto de partido. Realmente fue una situación esperpénti­ca digna de ser recogida por don Ramón María del Valle-Inclán. Ver a varios jugadores del Sevilla volviéndos­e a vestir para retornar al césped tuvo su gracia. Faltó que alguno se hubiera presentado con espuma en el pelo. Eso sí, lo que hubiera sido de traca es que durante ese minuto que amagó con pasar de largo el Granada hubiera marcado un gol para llevarse un punto en su visita a un equipo que se está jugando incluso la posibilida­d de ser campeón de la Liga Santander. Ni Valle-Inclán lo hubiera superado.

MUCHA DIFERENCIA

Anécdota y risas a un lado, la realidad es que lo que se vio sobre el césped del coso sevillista fue una gran diferencia entre dos equipos. El algodón no engaña y el Sevilla de Lopetegui, que está enrachado, ha llegado sin hacer excesivo ruido al tramo final de la Liga con opciones de incluso sorprender a los más grandes. El Granada, que por su parte tiene los deberes más que hechos en una temporada digna de enmarcar, jugó en Nervión al ritmo que le marcó el anfitrión y dejándose ver poco en el área rival. Aún así, quedó de manifiesto una vez más la vena competitiv­a de este equipo que reclamó lo que era de derecho al final porque no quería ni regalarle un minuto al contrincan­te.

ATRÁS

Raro es el encuentro que el Granada se queda con su portería inmaculada este año. En Sevilla sumó su octavo partido consecutiv­o en poco más de un mes –entre la competició­n doméstica y la Liga Europa– en el que el cuadro rojiblanco ha visto como se movían las redes de su portería. No deja de tener su mérito el hecho de ocupar la octava plaza en la clasificac­ión con la vitola de ser el conjunto más goleado de Primera División. Lo positivo es que los de Diego Martínez han sabido sacar mucho rédito a los 41 goles que llevan de momento, que dicho sea de paso, es una cifra más que digna. En este aspecto, hay que subrayar que el veterano y comprometi­do Roberto Soldado ya lleva nueve, casi la cuarta parte de la escuadra granadinis­ta en LaLiga.

OTRA SEMANA COMPLETA...

Con las eliminacio­nes en la Copa del Rey y la Liga Europa parecía que el Granada iba a disfrutar por fin de semanas normalitas, de ésas con un solo partido. Pues no. Será la fuerza de la costumbre, pero en dos días los rojiblanco­s volverán a las andadas para visitar a un Barcelona que espera a los de Diego Martínez con el cuchillo entre los dientes, no en vano una victoria haría que el cuadro culé arrebate el liderato a un Atlético de Madrid que no hace demasiado tiempo parecía tener la primera posición en propiedad.

...QUE EMPIEZA MOVIDA

Y para comenzar la semanita, nada mejor que un movimiento en los despachos. El club anunció ayer el cese de Antonio Fernández

Monterrubi­o como director general del Granada. Se veía venir desde que Patricia Rodríguez desembarcó en la entidad a finales de febrero. Es cuestión de confianzas y los dueños del club, que no hay que olvidar moran a muchos miles de kilómetros de distancia y con muchos intereses que han de proteger porque aquí no viene nadie por amor al fútbol, en particular, y al deporte, en general. La propiedad ha entendido que bajo la presidenci­a de Jiang Lizhang no

estuvieron bien defendidos –los intereses– y para reconducir la situación se ficho a Patricia Rodríguez, que enseguida apareció como alguien de confianza para hacerse con las riendas de la gestión del club. Y como dicen que dos gallos en el corral cantan mucho y desigual, era cuestión de tiempo de que sólo hubiera uno con mando en plaza.

Por cierto, la Superliga se ha diluido, aunque se supone que no será per secula seculorum.

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De Burgos Bengoetxea intenta explicar lo inexplicab­le a los jugadores del Granada..
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EFE

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