Granada Hoy

La cara y la cruz de la maternidad vista por 39 autoras

● Una antología de Sonámbulos Ediciones reúne a 39 autoras de diferentes edades, estilos y países hablando sobre la experienci­a gozosa y a la vez incómoda de ser madre

- Isabel Vargas GRANADA

“Algunos hombres buenos que conozco me envidian porque puedo dar a la luz. Eso dicen al menos algunos hombres buenos. ¿Quisieran tener caries, ganas de vomitar, patadas en el vientre, dolor de contracció­n? Es mi deber de madre trasmitirl­es que se piensen dos veces lo que van a decir pues según el estado de las cosas al dar a luz empiezas a morir”. Así de irónica y tajante se muestra Mónica Doña al hablar de la maternidad en la antología que acaba de publicar Sonámbulos Ediciones. Carmen Canet y Rosario Troncoso coordinan esta joya donde reúnen a 39 autoras de diferentes edades, países y estilos hablando de la gozosa y a la vez dolorosa experienci­a de ser madre. Una vivencia en muchos casos idealizada que poco (o nada) tiene que ver con las historias de las mamás inf luencers.

El proyecto nació de la amistad entre Canet y Troncoso a distan

Hay auténticos regalos en el libro como un fragmento de Carmen Laforet sobre su hija

cia. La primera vive en Granada y la segunda en Puerto Real, en Cádiz. “No la conozco en persona. Ha sido a través de las redes y amigos en común. Conversamo­s y se nos ocurrió. Después se formó una cadena de mujeres maravillos­a”, cuenta la poeta almeriense al otro lado del teléfono. Pasaron los días y de pronto tenían 30 autoras. Luego 35. Hasta llegar a 39, las semanas que suele durar por lo general un embarazo. “A veces nos retrasamos, otra veces nos adelantamo­s. Me sonó a símbolo el número 39”, exclama. El libro se presentará el 6 de mayo a las 18:30 en la Biblioteca de Andalucía.

Todas las autoras, dice Canet, le agradecier­on la idea porque se trata de “una temática tan poco tratada”. “Es un libro vivo de unas mujeres que en ningún momento pretenden reivindica­r la maternidad, sino la plenitud tanto de las que lo han vivido como las que no. Todas hemos optado por la decisión de tener hijos. Nuestras antecesora­s tenían hijos porque no quedaba otra. Se quedaban embarazada­s y no había otra salida. Así era la vida”, reconoce la escritora, que insiste en dejar claro que la antología “pretende reivindica­r la experienci­a de las que creamos y criamos”. “La maternidad debe inspirar, no relegar”, advierte.

Canet no duda en destacar “la cantidad de escritoras interesant­es que hay en la antología” y la “plural mirada” hacia la maternidad defendida a lo largo de 150 páginas. Desde la visión de Dionisia García, que es la primera, nacida en 1929, hasta la de la más joven, María Agra-Fagúndez, que se lleva 60 años con la autora de Albacete. “Si bien es cierto que la mayoría de piezas que componen este gran puzzle tiende a hablar de la felicidad y el gozo; hay momentos en los que se deslizan miedos y zozobras, espacios que, aunque sea mínimament­e, ponen en evidencia que la maternidad tiene otras caras que la sociedad patriarcal ha querido esconder”, señala la catedrátic­a Carmen Alemany en el prólogo.

El libro ha funcionado como una “terapia literaria” para sus autoras, en palabras de Canet. Algunas tratan temas tan dolorosos como la ausencia. Es el caso de Pilar Gorricho, que ha perdido a su única hija. “Siempre supe que no me pertenecía­s. Como una intuición dramática sabía que la palabra hija se me clavaría en el cielo del paladar atragantan­do los tiempos. Yo… Te llamaba por tu nombre. [...] Curiosamen­te, ahora que has muerto he comenzado a llamarte hija mía”, se lee en Mater serenísima. Mientras otras despliegan una tierna mirada hacia la vida que llevan dentro como Gracia Morales: “El pececito que nada en mi interior se llama Bruno. Me acerco hasta los altavoces de casa convertida en sirena; subo el volumen para que bailemos juntos, libres los dos, en nuestro ancho mundo líquido”.

En Maternidad­es –el título de la antología– se leen bellas ref lexiones como la de Gioconda Belli en Nacimiento de Maryam:

“No hay momento más sabiduría que el parto: el rito milenario de la especie hace una a todas las mujeres [...] Todavía y quizás para siempre estaremos pariéndono­s a empujones. Viajando por la vida con nostalgia de habernos separado, amando la cueva oscura, [...] El misterio de la vida nos acerca y nos aleja pero el amor es más grande que todas las contra

dicciones”. O la descripció­n de Nieves Chillón sobre el cuerpo de una mujer tras dar a luz: “La mujer primípara a sus casi cuarenta casi trenza madreselva­s con material de sutura también su vientre su útero su vagina han sido bordados con primor con hilo quirúrgico reabsorbib­le”.

También hay espacio para señalar lo incómodo que es el embarazo. “Desde que tú anunciaste tu llegada tengo dolores nuevo y eso es triste y hermoso percibo mudas penas en miembros invisibles me cuesta ser la misma”, escribe Raquel Lanseros. Anabel Caride habla de ello como “un suspenso en la vida, la respesca del apestado sin fiesta de guardar ni cumpleaños”, con “las náuseas matutinas, el regusto de hormonas en la boca”. O hay auténticos regalos en el libro como un fragmento de un cuento de Carmen Laforet hablando del primer día que llevó al colegio a su hija Marta Cerezales Laforet (ella y su hermana Cristina, también escritoras, participan en la antología).

Troncoso denuncia en un relato cómo se trata a las mujeres cuando quieren volver a tener vida tras ser madres y cómo se las acaba juzgando más que a los padres. “Pero el rato de evasión se truncó cuando un poeta y reputado editor me espetó una pregunta en tono claro de reproche: ¿Pero qué haces aquí a estas horas? ¿Tú no tenían un bebé? A mi lado, en el grupo, estaba mi amigo, papá recienteme­nte también. [...] No se sentía culpable en absoluto, como no debía haber sentido yo. Continuó la impertinen­cia en su empeño de dejar claro que servidora se debía a sus labores de hembra animal y mi lugar estaba junto a los cachorros”.

“Esto no es una cosa revolucion­aria, es una cosa natural. Las mujeres somos muy generosas. El cuidado y la crianza suele recaer en las mujeres. Queremos tener las mismas oportunida­des y no las tenemos. Todas las mujeres del libro hablan desde un feminismo sencillo que pide igualdad de oportunida­des”, reivindica Canet. Una lucha, la de ser mujer libre, que no para.

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JOAQUÍN PUGA La portada del libro ‘Maternidad­es’ donde se reúnen poetas, narradoras y aforistas de diferentes edades y países.

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