Granada Hoy

Rosa Ribas se atreve con todo

● La autora presenta ‘Los buenos hijos’, la segunda novela de la familia de detectives Hernández, que investigar­á un duro caso de prostituci­ón de menores

- PEDRO M. ESPINOSA

ROSA Ribas es una escritora valiente. Quizá por eso nos apasiona. Su forma de entender la novela negra traspasa los difusos límites de la autocensur­a para adentrarse en terrenos pantanosos. Lo ha hecho a lo largo de su dilatada y exitosa carrera, lo demostró a base de bien en Un asunto demasiado familiar, que supuso la presentaci­ón de la atípica familia de detectives que forman los Hernández –con más secretos a sus espaldas de los que investigan– y lo ha confirmado con Los buenos hijos, editada recienteme­nte por Tusquets y que no sólo mantiene el pulso de la primera entrega de la saga sino que añade tramas más oscuras, mayor dramatismo, más sangre y más miserias de un género humano en muchos casos despreciab­le.

Es difícil hablar de la novela sin destripar cuestiones básicas de la historia, pero, por otra parte, es necesario. Porque Ribas demuestra con este nuevo libro que está en plena forma y que se atreve con cuestiones tan peliagudas como las enfermedad­es mentales (Lola, la matriarca, el astro rey que orbita el cabeza de familia, Mateo, inicia un nuevo descenso a los infiernos), el alcoholism­o (de la propia Lola y de su hijo Marc), la depresión permanente (de la tía Claudia, cargada con la cruz de un secreto que cada vez conocen más miembros de la familia) o la prostituci­ón de menores, que en esta ocasión sirve a la autora para contar un suceso terrible pero inspirado en la más cruda realidad.

La novela arranca con un ritmo sosegado para ir subiendo el pulso con el paso de los capítulos. Nora, la hija desapareci­da tras hacer lo que nunca debe hacer un detective –investigar a su propia familia y descubrir sus secretos– ha vuelto a la agencia. Amalia continúa su relación con Ayala, el tipo duro; Marc intenta demostrar a su padre que está preparado para sustituirl­o al frente de la manada y Mateo bastante tiene con llorar la muerte de su padre y conseguir dinero para pagar las nóminas.

Los Hernández investigan varios casos de infidelida­des e impagos hasta que un matrimonio les contrata en busca de respuestas al suicidio de Martina, su hija de 14 años. Una foto desnuda en actitud insinuante y una autopsia que revela habituales relaciones sexuales harán que Marc se obsesione con el caso hasta el punto de mentir a su padre –con la complicida­d de su hermana Amalia– para continuar escarbando a pesar de que los padres de la menor insisten en darle carpetazo al asunto.

El sexto sentido de Lola le advertirá de la maldad que destila la voz de la tieta Rosario, la dueña del bar donde trabaja Raúl, el chico mayor que salía con Martina hasta su muerte y que no le guarda luto precisamen­te. Marc descubrirá que la depravació­n de la que es capaz el ser humano no tiene límites y permitirá a Rosa Ribas dejarnos bien claro que prefiere que la venganza se sirva en un plato muy caliente.

 ?? JOSÉ ÁNGEL GARCÍA ?? Rosa Ribas durante una visita a Sevilla.
JOSÉ ÁNGEL GARCÍA Rosa Ribas durante una visita a Sevilla.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain