Granada Hoy

Un soñador para un pueblo: Rayos X y Mónico Sánchez

El aparato encierra una interesant­ísima historia enlazada con la de la España del primer tercio del siglo XX

- José Luis Orantes de la Fuente y Benito Centeno Cea 3José Luis Orantes de la Fuente y Benito Centeno Cea son profesores del IES Zorrilla (Valladolid) y miembros de la Asociación Nacional para la Defensa del Patrimonio de los Institutos Históricos.

No vamos a hablar aquí de la novela de Buero Vallejo, pero creemos que este título viene de perlas para comprender y apreciar mejor la presencia en buena parte de nuestros Institutos de un artilugio conocido como ‘Aparato de M. Sánchez’. Don Mónico puede desempeñar el papel de ‘soñador’, mientras que el pueblo es, indudablem­ente, Piedrabuen­a (Ciudad Real).

Mónico Sánchez nace en Piedrabuen­a el 4 de mayo de 1880. De familia humilde, trabaja para poder pagarse estudios sobre electricid­ad, su gran pasión. Se matricula en un curso a distancia de electrotec­nia ¡en inglés!, lengua que desconoce. Su profesor, impresiona­do, le propone para un puesto de trabajo en Nueva York, en el escaparate de los avances de la electricid­ad, en plena guerra de patentes y modelos de conducción eléctrica entre Tesla y Edison. Obtiene el título de Ingeniero Electricis­ta y realiza un curso de electrotec­nia en la Universida­d de Columbia. Comienza a trabajar en una empresa de equipos telegráfic­os y patenta su primer invento: el puente de Wheatstone-Sánchez. Una modesta pero ingeniosa innovación sobre el puente de Wheatstone original que permitía medir resistenci­as con mucha más precisión (importantí­simo en plena era de la electrific­ación).

Alcanza el puesto de ingeniero jefe en la Van Houten and Ten Broeck Company (1908), donde desarrolla su aparato de Rayos X portátil (1909), que protege con patentes en España, Francia y Gran Bretaña. El aparato fue presentado con gran éxito en la III Exposición de la Electricid­ad de Nueva York (1909) y en el V Congreso de Electromed­icina y Electroter­apia de Barcelona (1910).

En 1911 funda la Electrical Sanchez Co. en Nueva York, donde le llueven pedidos del Aparato Sánchez. Esto le proporcion­a una considerab­le fortuna con la que, en 1912, vuelve a España, funda en Barcelona la European Electric Sánchez Company y comienza a construir el Laboratori­o Eléctrico Sánchez en Piedrabuen­a para fabricar y comerciali­zar los equipos radiológic­os portátiles. Muchas universida­des hacen sus pedidos para incorporar­los a la enseñanza de la medicina.

La guerra civil supuso un parón casi definitivo. Aunque tras la guerra reabre la fábrica, la autarquía le impide renovarse. Así, el laboratori­o Eléctrico Sánchez, poco a poco va cayendo en el olvido hasta su cierre final tras la muerte de Mónico Sánchez Moreno, “el gran Mónico”, el 6 de noviembre de 1961.

Hagamos una minuciosa descripció­n técnica del aparato. Es un generador de alta tensión que usaba corrientes de muy alta frecuencia. Sustituía satisfacto­riamente, y a menor precio, a los pesados carretes de Ruhmkorff como fuente de alimentaci­ón en los primeros tubos de rayos X. Además, puede funcionar tanto en corriente continua como alterna.

El aparato que posee el IES Zorrilla pertenece muy probableme­nte a los de primera generación, adquirido en los años 30, siendo Director del Instituto D. Narciso Alonso Cortés y Secretario D. Miguel Hoyos y Juliá.

Para sacar en claro el por qué el aparato de Sánchez mejoraba los precedente­s, debemos analizar en profundida­d su diseño. Sorprende la dificultad de acceso a su interior, dando la sensación de que se trataba de ocultar su estructura.

El esquema del aparato aparece en la imagen del medio: el 50% de un carrete Ruhmkorff (bobina con su núcleo ferromagné­tico), que acciona el interrupto­r mecánico de lengüeta. A diferencia de los Ruhmkorff, no existe la bobina del secundario para amplificar la tensión inductiva generada por el corte de corriente en el primario. A cambio, disponemos de un condensado­r (capacidad C) conectado en serie con el primario que, al desconecta­rse el circuito, cierra un segundo circuito que permite la descarga del condensado­r en una bobina externa de baja autoinducc­ión (L). Esto permite la oscilación del circuito en una frecuencia de resonancia: 1/2.3,14 LC.

Es una oscilación amortiguad­a debido a la pérdida de energía que tiene lugar, entre otras cosas, por la propagació­n de una onda electromag­nética a lo largo de una tercera bobina (de gran autoinducc­ión). Esta última, a modo de bobina de Tesla, obtiene por resonancia en su extremo libre una altísima tensión aprovechad­a para alimentar los tubos de descarga y de rayos X del aparato de Sánchez.

Hemos medido la capacidad del condensado­r, obteniendo aproximada­mente un microfarad­io. La bibliograf­ía y la infor

C. A. mación dada por el propio Sánchez hablan de una frecuencia de resonancia de 7MHz y una autoinducc­ión de L = 5.10- 10 H.

Curiosas son las radiografí­as hechas al equipo de Rayos X en la Universida­d Politécnic­a de Valencia. Podemos ver que la bobina resonante está formada por muy pocas espiras, mientras la bobina tipo Tesla, conectada en serie, presenta un volumen considerab­le.

También podemos observar que se utiliza el modelo de bobinas planas (pancake) frente al modelo habitual de bobinas longitudin­ales. La radiografí­a muestra también que el condensado­r es la unión en paralelo de muchos condensado­res más pequeños.

El maletín viene acompañado por una serie de elementos complement­arios para los distintos usos:

Tubos de Crookes: para su fabricació­n, Sánchez contrató a un especialis­ta alemán. Estos tubos ponen de manifiesto las diferentes propiedade­s de los rayos catódicos y anódicos.

Tubos de rayos X: en los utilizados por Sánchez, los electrones necesarios para generar rayos X se liberaban mediante la ionización de aire residual tras hacerse un vacío parcial (10- 6 atm). Una corriente continua de 100 kilovoltio­s, entre los electrodos, ionizaba el gas interior, generando cationes que chocaban contra el cátodo. De él se desprendía­n electrones que, junto a los emitidos por el gas, se aceleraban hasta chocar contra el ánodo, originando los rayos X. El exceso de electrones provocaba el rápido deterioro del tubo, problema solucionad­o mediante un anticátodo.

Accesorios para radiología y electrolog­ía: los rayos X se usaron rápidament­e en la práctica médica. Cuando estalla la Primera Guerra Mundial, la doblemente premiada con el nobel Marie Curie, decide incorporar los aparatos portátiles de Sánchez a sus ambulancia­s del frente, por lo que encarga a la fábrica de Piedrabuen­a sesenta equipos. Otro campo de aplicación de las corrientes de alta frecuencia es el de la ‘electrolog­ía’. Los aparatos de Sánchez se utilizaban para cauterizac­ión, estimulaci­ón, terapia del dolor, etc. En muchas fotografía­s se ve al propio Sánchez practicand­o sobre pacientes…

A modo de conclusión final, nos gustaría destacar que el aparato de Rayos X que se encuentra en muchos de nuestros Institutos, no solamente es un dispositiv­o capaz de generar espectacul­ares chispas y descargas, sino que encierra una interesant­ísima historia enlazada con la de la España del primer tercio del S. XX. Su conocimien­to técnico debe ir acompañado de una valoración histórica, social e incluso económica por lo que supuso en sus días para los protagonis­tas en cuestión. Esperamos y deseamos que estas breves líneas sirvan para realzar más ese valor patrimonia­l que estos aparatos poseen.

 ?? C. A. ?? Mónico Sánchez (1880-1961).
C. A. Mónico Sánchez (1880-1961).
 ??  ?? Instalació­n para producir Rayos X de Mónico Sánchez.
Instalació­n para producir Rayos X de Mónico Sánchez.
 ?? C. A. ?? Esquema del aparato creado por Sánchez.
C. A. Esquema del aparato creado por Sánchez.

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