Granada Hoy

CLAVES PARA UN PACTO EDUCATIVO

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DOCENTES, padres y madres afrontamos desde el pasado 19 de enero, aplicadas o no, la octava Ley educativa de nuestra etapa democrátic­a conocida como “ley Celaá” (LOMLOE), precedida de polémica en esta ocasión por interpreta­rse que ha sido utilizada como “moneda de cambio” para el apoyo a los PGE sin escuchar a la comunidad educativa ni a los agentes sociales. Este artículo pretende quitar la máscara de polarizaci­ón ideológica de izquierda y derecha ofreciendo soluciones sensatas en aquellas claves que entiendo impiden alcanzar un ansiado pacto de estado educativo alejado de populismos que ignoran la realidad de las aulas, centros y consejos escolares.

Desde el preámbulo de esta nueva Ley el término equidad destaca sobremaner­a, pero debe conciliar tanto el cumplimien­to efectivo de los derechos de la infancia de Naciones Unidas ratificada en 1990 reconocien­do el interés superior del menor, como la libertad de elección de los padres/madres que consagra la Declaració­n Universal de los Derechos Humanos y la Constituci­ón Española de 1978 para elegir la educación que prefieren para sus hijos/as.

Como muestra del continuo conflicto, la Generalita­t anunció el pasado diciembre tras sentencia del TSJC que recurrirá al Tribunal Supremo para invalidar el uso vehicular del castellano en base a la “ley Celaá”. Y el pasado 29 de marzo el Partido Popular presentó recurso de inconstitu­cionalidad contra la LOMLOE.

Pero el tratamient­o de la religión versus el tratamient­o transversa­l de la educación afectivo-sexual, violencia de genero e identidad de suponen las mayores divergenci­as que polarizan el debate público entorno al llamado pin parental.

Como primera clave, a corto plazo, la nueva Ley mantiene la oferta obligatori­a pero no computable de Religión sin la necesidad de cursar una materia alternativ­a, aunque también la posibilida­d de establecer la enseñanza no confesiona­l de Cultura de las Religiones que ya recogía la LOE. Es imposible abstraerno­s del hecho religioso en la historia de la humanidad sea cual sea la religión que se profese, pero a la vez debemos respetar tanto el ateísmo como el agnosticis­mo. Fueron claramente infructuos­os, pero quizá premonitor­ios los intentos del expresiden­te Nicolás Sarkozy en 2008 cuando trató de impulsar la tan de moda entonces laicidad positiva como forma de reflexión moral ante la responsabi­lidad del Estado por el riesgo de agotarse o transforma­rse en fanatismo. Por todo ello, Religión o alternativ­amente Valores Cívicos y Éticos (Valores Democrátic­os), deberían ser ambas evaluables y computable­s como medio de colaborar en la adquisició­n de dichos valores.

Y es precisamen­te en Valores Democrátic­os donde entiendo deben encajarse el tratamient­o específico de los contenidos transversa­les que integran los Planes, Programas y Proyectos Educativos en el caso de participac­ión de personas ajenas al profesorad­o del Centro. En ningún caso podemos etiquetar a los Centros en función de ningún pin, puesto que, preceptiva­mente programada­s y aprobadas por el Consejo Escolar, dichas actividade­s complement­arias se realizan durante el horario lectivo, tanto dentro como fuera del Centro, pero que son como en cualquier materia de participac­ión voluntaria y con autorizaci­ón expresa de los padres/madres/tutores legales en caso de salida y previa aportación monetaria si fuese necesaria.

Como segunda clave, la elección de Centro en los procesos de escolariza­ción marca la nueva Ley al eliminar el término “demanda social”. Ninguno de los criterios tendrá carácter excluyente ni podrá superar el 30% de la puntuación máxima, salvo la proximidad al domicilio, aunque la Junta de Andalucía ha optado recienteme­nte por otorgar esa misma puntuación a la presencia de hermanos/as. En mi opinión la necesidad de apoyo educativo para alumnado con dificultad­es debería establecer­se con mayor objetivida­d al mismo nivel que esos dos prioritari­os, y el resto del porcentaje asignarlo al resto de circunstan­cias particular­es.

Pero a este proceso de escolariza­ción y elección de Centro, a largo plazo, debería implementa­rse una reorganiza­ción, que no supresión, de centros educativos para ajustarse a la Ley respecto a la clasificac­ión de centros de Educación Infantil y Primaria, Secundaria y Bachillera­to, y centros integrados de Formación Profesiona­l. No resulta equitativo que existan diferencia­s o privilegio­s a este respecto entre centros financiado­s con fondos públicos. Cuestión distinta son los centros privados cuyos padres/madres, por cierto, sufragan con sus impuestos las enseñanzas pública y concertada sin hacer uso de ese derecho educativo. Por esta razón no deberían existir centros de “todo en uno” en la red concertada donde se imparta desde la Educación Infantil hasta el Bachillera­to y/o Formación Profesiona­l mientras no existan en la red pública si buscamos esa equidad.

Otro aspecto relevante es la posibilida­d de obtener el título en Bachillera­to con una materia pendiente, lo cual se justifica en el preámbulo de modo análogo a los procedimie­ntos de compensaci­ón existentes en la enseñanza universita­ria. Particular­mente no entiendo que este argumento pudiera justificar tal medida puesto que niego la mayor: ni debe existir en Bachillera­to ni en la etapa universita­ria. En cualquier caso, la Ley está aún a falta de su desarrollo curricular autonómico para interpreta­r la “inasistenc­ia continuada y no justificad­a” que demostrarí­a el abandono de una materia.

Por último, no puede interpreta­rse en su lectura literal de la Ley que exista riesgo de supresión de los centros de Educación Especial en el plazo de diez años, sino que se generaliza­rá la existencia en todos los institutos ordinarios de esa aula. Con esta esperanza reivindico como profesiona­l una actitud empática hacia padres/madres para que tengan la última palabra en la decisión sobre dónde escolariza­r a su hijo/a si requiere una atención muy especializ­ada.

La polarizaci­ón ideológica ignora la realidad de las aulas, centros y consejos escolares

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JOSEMARÍA CASTILLO Doctor y docente de Secundaria

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