Celebra el Día de la Madre brindando con ella
Cada año, cuando se acerca el Día de la Madre, no puedo evitar dedicar unas líneas para animar a todos nuestros lectores a regalar a su madre un buen vino y compartirlo con ella
DE pequeños lo teníamos fácil (al menos los de mi generación) porque cuando se aproximaba el Día de la Madre (o del Padre) en el cole nos hacían “fabricar” un regalo con materiales que podíamos conseguir en nuestras casas (como los macarrones para hacer un collar) o comprar por poco dinero (como la arcilla para modelar un cenicero). Luego, cuando ya nos daban “la paga”, había que ahorrar para comprar cualquier tontería barata, que a nuestros progenitores no les gustaba ni sabían qué hacer con ella, y a nosotros nos dejaba sin presupuesto para chuches ese mes…
Ahora que somos adultos, el dilema del regalo se complica. Les doy la solución: un buen vino y un rato de su tiempo para compartirlo con ella. Muchos estarán pensando: “¿Vino? ¿Con todas las medicinas que toma mi madre?”.
Es cierto que las personas, al hacerse mayores y empezar a envejecer, dejan de consumir vino aduciendo que toman medicamentos para sus dolencias. Y así, de un plumazo, se privan de uno de los placeres de la vida, la mayoría de las veces de forma innecesaria. Puesto que sin empaque, podemos afirmar que el vino es uno de los mejores aliados que tienen las personas que están en la actualmente denominada “tercera edad”.
Centrándonos en ellas, está científicamente probado que para mantener la salud, las mujeres de mediana edad necesitarían tomar diariamente una o dos copas de vino. Si se sigue esta indicación a partir de los 50 años de edad, es posible evitar el cáncer y las enfermedades cardíacas, conservar la inteligencia despierta, el cuerpo fuerte y la mente sana, aconseja un grupo de investigadores de la Universidad de Harward (EEUU) que estudiaron cuánto alcohol tomaron diariamente 120.000 enfermeras cuando se encontraban en su mediana edad y compararon los resultados con los datos sobre su salud cuando cumplían 70 años y más. La edad media de las mujeres que participaron en el estudio era de 58 años. Cerca del 11% de las participantes lograron evitar los once trastornos de salud asociados con la vejez, incluidas enfermedades oncológicas, ataques cardíacos, apoplejía y diabetes. Además, mostraron mejores resultados en las pruebas que revelan los signos de alzhéimer y soportaron mejor las cargas físicas.
Se reveló que este grupo de personas más sanas estaba integrado por mujeres que habían tomado regularmente dosis moderadas de bebidas alcohólicas.
Además, el vino tinto ayuda a suprimir las alteraciones en el hipocampo, por lo que mejora los problemas de memoria, de aprendizaje y las alteraciones en el estado de ánimo relacionados con la edad. La razón estriba en el resveratrol, un componente presente en la piel de las uvas tintas, compuesto por fitoalexina, un antimicrobiano natural que tiene propiedades antiinflamatorias y angiogénicas, es decir, que ayudan a formar los vasos sanguíneos. El resveratrol también es capaz de estimular las sirtuinas, unas enzimas celulares que regulan el envejecimiento de todos los organismos vivos. En farmacias y parafarmacias abundan los productos con o a base de resveratrol dando relevancia a sus propiedades antioxidantes y rejuvenecedoras.
Entonces, la creencia de que no se puede beber alcohol si se están tomando medicamentos… ¿Es una leyenda urbana? Por supuesto que no. Cualquier persona que tenga una enfermedad cardíaca o insuficiencia cardíaca activa, por ejemplo, debe hablar con su médico antes de beber alcohol. El alcohol puede empeorar la insuficiencia cardíaca y otros problemas del corazón. Por supuesto, el alcohol es una droga como cualquier otra, que ingresa al tubo digestivo, pasa a la sangre y luego se traslada a los diversos sitios en donde genera sus efectos, principalmente al cerebro. Al cabo de un tiempo se metaboliza en el hígado para después perder su efecto. Los medicamentos atraviesan el mismo proceso. Al ingerirlos, pasan del tubo digestivo a la sangre y de allí a los sitios en donde tienen su efecto. El problema puede presentarse cuando se ingieren de forma simultánea y son metabolizados por las mismas enzimas, y estas metabolizan menos ambas sustancias, provocando que tengan un mayor efecto. Y también es necesario remarcar que esta situación se produce cuando la persona ingiere alcohol de forma aguda, por ejemplo, en una fiesta o evento social.
No lo dude: a su madre le encantará que vaya a verla y felicitarla con una botella de vino y que la descorche para tomar, al menos, una copa juntos. No tire el corcho para volver a taparla y dejarla en el frigorífico, sea el vino que sea. Y lo que quede, que se lo beba ella en dos o tres días, tranquilamente. Seguro que cada copa le recordará a usted.
Siempre podrán ir a la farmacia… Pero ¿no será mejor disfrutar de una copa de buen vino?
A partir de los 50 es posible evitar males con una o dos copas diarias de vino